A escasos días de la COP-16 en Colombia, plantean a la Unesco declarar “paisaje cultural de la caña de azúcar”: una afrenta a la biodiversidad

El cientista social Ricardo Sánchez Ángel y el abogado ambientalista Armando Palau Aldana glosaron la disparatada propuesta de que la Unesco declare “paisaje cultural de la caña de azúcar” un monocultivo que atenta contra el ecosistema del occidente colombiano al tiempo que prohíjan la realización de la Cumbre Ambientalista Ciudadana y Autónoma –COP Divergente–en Cali.

LA ROSA ROJA /

Bajo la óptica de seguir mercantilizando la naturaleza a partir de criterios de explotación y codicia capitalista, y a escasos días de la realización de la COP16 en la ciudad de Cali, entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre, dirigentes políticos del departamento del Valle del Cauca, liderados por su gobernadora Dilian Francisca Toro, se les ocurrió la “ingeniosa” idea de plantearle a la Unesco que declare “paisaje cultural de la caña de azúcar” a esta zona geográfica colombiana en la que hace más de un siglo se explota de manera indiscriminada desde el punto de vista antiecológico este monocultivo.

En opinión del abogado ambientalista, Armando Palau Aldana, fundador y director de la Fundación Biodiversidad, dicha propuesta constituye “una afrenta” para el medioambiente.

Cultivo de caña de azúcar en el Valle del Cauca.

No obstante el contrasentido, la iniciativa ha recibido el respaldo de los alcaldes vallecaucanos de Cali, Alejandro Eder; Palmira, Víctor Manuel Ramos; Pradera, Francisco Guzmán Figueroa; Florida, Dimas Martínez Toro; y Candelaria, Gessica Vallejo.

Cabe anotar que el burgomaestre de Cali, Alejandro Eder hace parte de una de las potentadas familias dueñas de uno de los 13 ingenios del departamento del Valle del Cauca y la gobernadora Toro tiene intereses directos en el negocio de la caña de azúcar. Por lo que es obvio que les mueve un interés comercial y corporativo.

Un desierto verde que ha lesionado en grado superlativo la biodiversidad

Durante un encuentro virtual realizado el pasado jueves 29 de agosto tanto el abogado Palau Aldana como el cientista social y catedrático universitario Ricardo Sánchez Ángel analizaron el alcance de la disparatada propuesta de los mencionados dirigentes políticos del departamento del Valle y explicaron cómo la industria azucarera en esta región del occidente colombiano durante más de un siglo ha horadado y lesionado el ecosistema, configurando un ecocidio permanente.

De ahí que el profesor Sánchez Ángel celebre que organizaciones ambientales y raizales de distintas zonas geográficas de Colombia hayan proyectado llevar a cabo la Cumbre Ambientalista Ciudadana y Autónoma –COP Divergente– en Cali entre el 25 y 27 de octubre no solo para poner sobre el tapete la iniciativa de la dirigencia política tradicional vallecaucana sino también sentar posiciones críticas frente a los intereses y contradicciones que atraviesa la COP16.

“La COP16 está atravesada por distintos relatos, intereses y contradicciones, razón por la que la COP Divergente debe proyectarse a dialogar con el pensamiento crítico e interpelar al Gobierno colombiano que reivindica la causa verde”, sostuvo Sánchez Ángel.

En alusión a la inusitada propuesta de la Gobernadora del Valle del Cauca y cinco alcaldes de este departamento, el cientista social dijo que se trata de aprovechar el escenario internacional de la COP16 para “vender el prototipo de modelo de explotación de la caña de azúcar”, cuando lo que ha ocasionado es la destrucción medioambiental de configuraciones espaciales y de organizaciones sociales de base.

El profesor Sánchez Ángel explicó que para el occidente colombiano el monocultivo azucarero ha significado además de su impacto antiecológico un modelo empresarial rentístico, acaparador y explotador, como bien lo analiza en uno de los capítulos de su libro ¡Huelga! Luchas de la clase trabajadora en Colombia, 1975-1981 (se puede acceder al archivo en PDF ingresando en este enlace), intitulado “Las iras del azúcar”.

Este desierto verde que ha lesionado en grado superlativo la biodiversidad asimismo ha destruido los fundamentos raizales, ocasionado un paisaje industrial demoledor. De ahí la importancia, puntualizó el catedrático universitario, de develar las verdaderas intenciones de esta clase tradicional del Valle del Cauca con su desatinada idea de que la Unesco declare “paisaje cultural de la caña de azúcar” el área donde se explota dicho monocultivo.

“El teatro del absurdo”

El jurista Palau Aldana complementó la reflexión del catedrático Sánchez Ángel señalando que la “idea” de los dignatarios del Valle del Cauca constituye “el teatro de lo absurdo”.

Dijo que es imperioso que el Gobierno nacional se pronuncie, por cuanto es de proporciones insólitas que se pretenda institucionalizar “paisaje cultural de la caña de azúcar” el Valle geográfico del río Cauca (que comprende el sur de Risaralda, el Valle del Cauca, la meseta en el Valle interandino y el norte del departamento del Cauca), cuya extensión es de alrededor de 400 mil hectáreas, de las cuales 260 mil son aprovechadas para explotar está industria.

“Solo en el Valle del Cauca la siembra de caña de azúcar cubre 170 mil hectáreas. Es un monocultivo que ha lesionado de manera grave la biodiversidad del otrora Valle geográfico del río Cauca. Es un monocultivo además que se ha ido construyendo con la desecación de los humedales, portadores de vida, que se han ido formando”, señaló Palau y añadió que la propuesta formulada ante la Unesco, “es otra gran mentira como el paisaje cultural cafetero que atentó contra la arboleda de las fincas productoras del grano, acabó con el pancoger y la diversidad de cultivos”.

Acusó a los propietarios de los 13 ingenios azucareros “de ser los gestores del mayor daño ambiental de todo este Valle” y recordó que esta rentística como antiecológica explotación fue la réplica al modelo de distrito especial de riego que en los primeros años 30 del siglo pasado el Gobierno estadounidense de Franklin D. Roosevelt implementó en el Valle de Tennessee. Para el caso lugareño se creó en octubre de 1954 la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), cuyo segundo director durante 10 años fue Henry Eder, antepasado del actual Alcalde de Cali.

Palau Aldana señaló que la CVC sirvió para domesticar al río Cauca con el propósito de regular su cauce, y de esa manera, inundar los cañaduzales. Es decir, se creó una autoridad ambiental para que beneficiara los intereses corporativos de los azucareros.

Otro de los impactos al ecosistema, explicó, es la quema del follaje de la caña de azúcar (alrededor de 60 mil hectáreas según las conservadoras cifras oficiales) en un proceso industrial a campo abierto que permite hacer la preparación previa del cultivo para llegar a la caldera del ingenio y tener una mayor productividad de la melaza. Ello, agregó, ha desplazado la fauna de esta importante zona geográfica, afectada además por los agroquímicos.

“A dos meses de la COP16 hacen la vergonzosa propuesta a la Unesco que está reñida por conflicto de intereses, pues tanto el alcalde Eder como la gobernadora Toro están directamente involucrados en el negocio del azúcar”, concluyó el abogado Palau Aldana.