POR JUAN ACACIO /
El continente latinoamericano se encuentra en una coyuntura particular donde convergen las dinámicas de una crisis múltiple. Esta crisis se caracteriza, entre otras cuestiones, por el agravamiento de la deuda externa y la profundización de la crisis fiscal de distintos países; por el aumento de la desigualdad, la concentración cada vez mayor de la riqueza en un pequeño puñado de la población; la pauperización de los sectores populares y de las clases trabajadoras, así como el agravamiento de las condiciones ambientales debido al avance de la frontera del extractivismo, que incluye el aumento de la superficie cultivable para los monocultivos, como la soja y la palma africana. A la par de estos procesos se ha incrementado exponencialmente la deforestación y la destrucción de ecosistemas frágiles, al mismo tiempo que se promueve la expansión de las energías fósiles y de la megaminería. La novedad en este escenario complejo está dada por el avance del capital sobre nuevos territorios valorizados en nombre de la transición energética para la extracción de minerales como el litio, así como también por el acaparamiento de tierras para la instalación de nuevos campos de energía solar y eólica. Luego de la pandemia por SARS-Covid-19 se han agravado las condiciones de esta crisis y se han expuesto aún más las contradicciones del sistema capitalista.
En este escenario signado por la complejidad se sitúa el trabajo ensayístico de Henry Veltmeyer titulado América Latina en la vorágine de la crisis. Extractivismos y alternativas (acceder aquí al libro en archivo PDF), editado por el CALAS y publicado en el año 2021. En este libro, organizado en seis capítulos, el autor se adentra en la reflexión sobre las crisis que atraviesa Latinoamérica, desde una perspectiva marxista que se nutre además de los aportes de distintas corrientes y autores latinoamericanos, así como de otras latitudes.
El trabajo aborda el fenómeno del extractivismo, comprendiéndolo como una modalidad especifica de acumulación del sistema capitalista, de explotación y desarrollo de las fuerzas productivas, que ha sufrido mutaciones, cambios y continuidades desde la colonia hasta nuestros días. El autor busca, en primer lugar, reconstruir las fuerzas dinámicas de la crisis en el contexto latinoamericano y en el momento actual de desarrollo capitalista. Pero realiza este análisis con un segundo objetivo, cuya apuesta no es sólo analítica sino política: tratar de entender estas múltiples crisis como una oportunidad. Es un ensayo que no se contenta con un mero objetivo académico, sino que trata de indagar, o al menos de plantear la pregunta, en torno a la posibilidad de que las fuerzas de resistencia y movimientos contra el extractivismo se constituyan como una oportunidad de emancipación. La pregunta que lo inquieta se vincula a si estos movimientos constituyen o no fuerzas de carácter antisistémico.
Aunque producto de la envergadura que posee la empresa que nos propone el autor, el análisis simplifica por momentos la historicidad, la complejidad y heterogeneidad de los procesos latinoamericanos, su análisis revisita la trayectoria del continente, a la luz de corrientes teóricas y de análisis empíricos prolíficos que contribuyen a echar luz sobre las contradicciones del capital (capital-naturaleza, capital-trabajo, así como la diada centro-periferia). En su reflexión cobran centralidad los aportes cepalinos sobre el desarrollo, los análisis de las teorías de la dependencia y los del marxismo ecológico; estos elementos se conjugan con los aportes de las tradiciones más consolidadas del campo de estudios del extractivismo. Esto va de la mano con el análisis de escenarios contemporáneos, donde cobran centralidad los casos de Bolivia, Ecuador, Argentina, Perú y México.
En el primer capítulo el autor presenta las contradicciones del desarrollo y expansión del capitalismo y la dinámica que adquiere el capitalismo en América Latina, caracterizada como una región donde se expresan las contradicciones del sistema de manera más aguda, pero donde también emergen diversidad de experiencias contrahegemónicas de resistencia frente al capital. La crisis es entendida aquí como un objeto de estudio escurridizo, cuyos contornos no resultan claros si no se establecen claramente los puntos de partida. Para el análisis de la crisis del sistema capitalista, con sus factores multicausales, el autor escoge algunos lineamientos: primero retoma las contradicciones del capital y rescata las posiciones críticas al desarrollo de manera sucinta, y retoma la noción del extractivismo y las dinámicas de la actividad extractiva como eje fundamental para pensar la particularidad de la crisis del sistema capitalista (1).
El segundo capítulo se dedica a realizar un análisis geopolítico del extractivismo, donde se incluyen los procesos de reprimarización de las economías latinoamericanas, así como las continuidades y rupturas en el régimen de extracción de bienes de la naturaleza. Establece también una conexión entre modelo de desarrollo extractivista y los problemas y afecciones que trae aparejado perseguir la meta del “desarrollo” en los países latinoamericanos.
En el tercer capítulo el autor analiza los escenarios de distintos países desde el neoliberalismo hasta el pasaje a gobiernos progresistas. Aquí el autor destaca los cambios y continuidades entre el periodo neoliberal y el progresista, entendiendo este último como un periodo en el que, en palabras del autor, las medidas de corte distributivo se conjugaron con la continuidad de una estructura económica social, jurídica y política heredada de la etapa neoliberal. Retoma el caso de Chile bajo el mandato de Michelle Bachelet, y el Brasil de Lula de Silva y de Dilma Rousseff; la Bolivia de Evo Morales y la Venezuela de Hugo Chávez. Aquí se esboza también la tensión que existe entre el paradigma del “Buen Vivir” enarbolado desde los gobiernos de Ecuador y Bolivia y las premisas del capitalismo periférico y el avance de la frontera extractiva.
En el cuarto capítulo analiza el sector agrario como actividad extractiva depredatoria, en su modalidad agroindustrial. Para el autor, la cuestión agraria es el lugar privilegiado para comprender las dinámicas productivas que predominan en Latinoamérica y las implicancias negativas que tiene para el desarrollo rural la producción industrial de agroalimentos, que implica mayor corporativización, apropiación y acaparamiento de tierras y de la producción de alimentos.
En el quinto capítulo, se recupera la historia de la minería, actividad con larga trayectoria en el continente, y las dinámicas de la megaminería actual, como una práctica en la que se conjugan el capital extractivo e importantes conflictos y en la que se visualizan afectaciones sociosanitarias y ambientales. Además, se retoma el caso de los hidrocarburos como bien energético que ha cobrado centralidad en países como Bolivia y Ecuador, donde las actividades hidrocarburíferas conviven con una discursividad en torno a la protección de los territorios, de la Pachamama y de los bienes naturales que promueve el buen vivir.
Por último, el sexto capítulo se dedica a analizar la dinámica de las resistencias al capital como alternativas propuestas desde abajo. Principalmente, se indaga en el movimiento campesino e indígena y de las comunidades locales que enfrentan el avance de la frontera extractiva. Lo interesante de este capítulo es que abre a la posibilidad de pensar estos movimientos de resistencia como movimientos contrahegemónicos, y de preguntarse si tienen capacidad de convertirse en agentes de cambio. El autor, aunque deja abierta la pregunta, enlaza las potencialidades y límites de los movimientos antiextractivistas.
En definitiva, el libro América Latina en la vorágine de la crisis. Extractivismos y alternativas de Henry Veltmeyer no solo nos presenta un panorama general respecto de la situación actual latinoamericana, con una articulación entre autores que no siempre han dialogado históricamente, sino que además propone un ejercicio de reflexión híbrido que se abre paso entre el compromiso político y las preocupaciones de carácter teórico-analíticas.
Nota
- Aquí pueden pensarse distintas vertientes teóricas que, por su riqueza conceptual, requieren un espacio para el desarrollo y la profundización de las miradas en torno al capitalismo, la naturaleza, el desarrollo y el vínculo con la ecología. Podemos traer a colación no sólo los aportes de la Cepal, sino también de la Teoría de la Dependencia y sus múltiples exponentes, como Ruy Mauro Marini, Vania Bambirra, y Theotônio dos Santos. Pero también pueden pensarse en los análisis que realiza el marxismo ecológico estadounidense de la mano de Jason Moore, James O’ Connor y John Bellamy Foster, estudios que ponen el ojo en la contradicción naturaleza-trabajo y en la nueva era definida, sobre todo por Moore, como “capitaloceno”.
Revista Tramas y Redes No. 3, CLACSO, Buenos Aires, diciembre 2022.
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