Cartografía de la política chilena de cara al plebiscito constitucional

El presidente chileno Gabriel Boric recibe la propuesta de nueva Carta Política elaborada por la Convención Constitucional que se someterá a plebiscito el próximo 4 de septiembre.

POR FRANCISCO BRAVO ATIAS /

Comenzó la campaña para el plebiscito constitucional chileno que se celebrará en septiembre y rápidamente se dibujó el mapa de posturas políticas.

Luego de que el 5 de julio la Convención Constitucional entregó su propuesta final a la ciudadanía, los partidos tomaron lápiz, trazaron ruta y se ubicaron en una de las opciones: Apruebo o Rechazo.

Al Apruebo, opción por la que el 4 de septiembre los chilenos podrán votar si es que desean adoptar la nueva carta magna de 388 artículos, redactada por 154 convencionales, se unió rápidamente la izquierda. Sin necesidad de aplicaciones de geolocalización como Waze, el bloque de izquierda Apruebo Dignidad (AD) encontró su camino y se plegó con euforia a hacer campaña por esta opción.

AD, coalición oficialista que integra también el presidente Gabriel Boric, está compuesta por el Frente Amplio (Convergencia Social, Revolución Democrática y Comunes), el Partido Comunista, la Federación Regionalista Verde Social y Acción Humanista. Todos sus líderes “aprobarán” en el referéndum de septiembre, incluido el mandatario, aunque ni él ni sus ministros pueden participar en la campaña por una estricta orden de neutralidad emanada por la Contraloría General de la República.

“Debemos aprobar esta nueva Constitución que declara el fin de la propiedad privada del agua, que garantiza paridad de género en los principales órganos colegiados, porque establece herramientas de contrapeso que entregan poder a la ciudadanía, porque incluso haber iniciado este proceso constituyente ya es un triunfo para la democracia”, dijo el diputado comunista Daniel Núñez a Canal 13, postulando algunos de los argumentos que esgrimen quienes votarán para aprobar el texto.

En la derecha tampoco fue menester el uso de GPS para buscar su ruta hacia el Rechazo. Algunos lo hicieron incluso antes de que el texto estuviese terminado, como el partido Republicano, de ultraderecha. Esta tienda, cuyo líder es el excandidato presidencial José Antonio Kast, arguyó que el trabajo de la Convención fue desprolijo, y desde mayo ya se habían manifestado a favor de la opción Rechazo.

Esta semana, ya con texto en mano, se sumaron también los otros partidos del ala derechista. Renovación Nacional, Unión Demócrata Independiente y Evolución Política, miembros de la coalición opositora Chile Vamos, “rechazarán”.

“Las constituciones son para unir, no para separar al país. Queremos una nueva Constitución, pero una mejor”, afirmó esta semana en conferencia de prensa el exconvencional de Renovación Nacional, Luis Mayol.

Para los sectores políticos mencionados hubo camino pavimentado: la izquierda aprobará, la derecha rechazará para mantener la carta magna redactada durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y la centroderecha quiere rechazar, pero seguir adelante con otro proceso constituyente. Para el centro y la centroizquierda, hubo camino de tierra, con baches, dificultades y contratiempos.

El ilegible centro

En 2019 se formó un nuevo y enigmático conglomerado en Chile. El Partido de la Gente (PDG) pareció nacer como una plataforma que únicamente se desarrollaba en función de su líder, Franco Parisi, un empresario que explicaba conceptos de economía en televisión y que quería llegar a ser presidente.

Ningún experto vaticinó que, sin tener historia política alguna, el PDG lograra encumbrar a Parisi a un sorpresivo tercer puesto en la elección presidencial de 2021, con casi 900.000 votos, elegir a seis representantes en el Congreso y convertirse en el partido con mayor número de militantes del país. Con sus más de 47 mil firmantes logró superar al histórico Partido Comunista, que ostenta poco más de 46.000.

El 5 de julio, el PDG realizó una consulta entre sus adherentes. Un 91% del partido —que se jacta de ejercer una “democracia digital”— escogió la opción Rechazo, mientras que el nueve por ciento restante se inclinó por el Apruebo. Participaron 15.000 militantes.

Los partidos de centroizquierda se inclinaron institucionalmente por el Apruebo, pero no han logrado evitar que muchos de sus principales referentes se les descuelguen y apoyen el Rechazo. En esta situación están: el Partido Socialista, el Partido por la Democracia, el Partido Radical y la Democracia Cristiana.

La tienda que más se complicó fue la Democracia Cristiana, que se negaba a adoptar una postura institucional y quería otorgar libertad de acción a sus militantes. Finalmente, la Junta Nacional del partido votó: el resultado fue 63% para el Apruebo y 36% para el Rechazo.

Expresidentes y descolgados moviendo la brújula

El mayor nivel de desmarque y disidencia se ha manifestado en la centroizquierda. La primera gran sorpresa la dio el expresidente Ricardo Lagos (2000-2006), uno de los principales rostros de la desaparecida Concertación de Partidos por la Democracia, que logró derrocar a Pinochet en 1990, un referente del socialismo y un líder que muchos esperaban que se sumara rápidamente al Apruebo, pero no fue así.

El 5 de julio el exmandatario publicó una extensa carta en sus redes sociales explicando que no estaba de acuerdo con mantener la actual carta magna, pero que tampoco lo convencía el nuevo texto.

“El desafío es continuar con el debate constitucional hasta alcanzar una Constitución que interprete a la mayoría”, dijo.

El 8 de julio se manifestó el expresidente Eduardo Frei(1994-2000), ícono histórico de la Democracia Cristiana.

“Tengo discrepancias insalvables sobre varios contenidos de esta propuesta, los que considero comprometen la paz, el desarrollo y la prosperidad de nuestro país”, señaló, explicitando su inclinación por el Rechazo.

A estos descuelgues se sumó también el excandidato presidencial del Partido Radical, Carlos Maldonado. En conversación con Agencia Sputnik, el referente de centroizquierda afirmó que “este texto tiene serios problemas en cuanto al momento de establecer la institucionalidad y el sistema político del país. Dinamita estructuras fundamentales como el Poder Judicial o el Senado, dejando a Chile en una postura de incertidumbre”.

“Si este texto se aprueba, muchas de las bases de nuestra economía quedarán inestables. Lo que hoy Chile necesita es una economía fuerte. Si se llega a adoptar esta propuesta, nuestra Constitución se parecerá a las de aquellos países de Latinoamérica con múltiples problemas, lo que queda en evidencia día a día cuando vemos llegar a migrantes de esos países al nuestro. ¿Queremos avanzar o retroceder? Si queremos avanzar, debemos tener un país con bases sólidas, si no, todo lo demás es música”, agregó quien también fue ministro de Justicia del primer gobierno de la presidenta socialdemócrata Michelle Bachelet (2006-2010).

Consultado por la opción que plantean algunos de sus camaradas del Partido Radical, de aprobar la propuesta y mejorarla después en el Congreso a través de reformas, Maldonado opinó que eso “es de una ingenuidad mayor”.

“Es muy difícil creer que la izquierda más dura va a querer hacer reformas; eso es abusar de la inteligencia de la gente y el que lo crea, peca de inocente”, expresó.

Por último, aseguró que está a favor de continuar con el proceso constituyente después del plebiscito. “Yo soy partidario de que, después del 4 de septiembre, si gana el Rechazo, se le pregunte a la ciudadanía el mecanismo con el que quiere que se escriba una nueva Constitución”, cerró.

El plebiscito nacional del 4 de septiembre serán los primeros comicios en más de una década con voto obligatorio. Hay 15 millones de ciudadanos habilitados para sufragar, de los cuales 97 mil residen en el extranjero.

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