Cien días hacia las reformas

POR RICARDO SÁNCHEZ ÁNGEL* /

Para evaluar el gobierno de Gustavo Petro en sus cien días iniciales, hay que tener en cuenta la profunda crisis de la política económica, cuyo rasgo principal es el crecimiento concentrado en el sector bancario-financiero, en las multinacionales del carbón y el petróleo, en la agroindustria y los urbanizadores. Un crecimiento que se devora las energías nacionales populares, pauperiza las mayorías, prohíja el desempleo, una inflación de costos y en el consumo. Los indicadores de todo esto son espeluznantes. Un programa para condenar el capitalismo vigente.

Ricardo Sánchez Ángel

Este gobierno recibió una deuda externa que se paga con altos intereses disparados por la devaluación y que succiona el presupuesto nacional, sumado al alto déficit fiscal, al igual que el del comercio externo, con una política económica que expresa bien una economía política para los poderosos, de la cual forma parte la burguesía transnacional del narcotráfico y el crimen organizado. La reforma tributaria no cambia la ecuación dominante, aunque es positiva.

Tal vez un error importante del actual gobierno es no haber realizado con contundencia un balance no solo en materia económica y social, al igual que en torno a las violencias abrasadoras, sobre la herencia que se recibió. Frente a esto hay que decir que el nuevo gobierno enfrenta una crisis colosal que no ha podido contrariar sustancialmente. La economía política, el modelo macroeconómico, no da señales de que esté siendo cambiado significativamente, tan solo es morigerado. Lo que sí se está logrando es un potente relato político por parte del Presidente, pero no asumido plenamente por el gobierno. La controversia se focaliza en torno al modelo extractivista, y en especial el minero-petrolero, queriendo los dueños de los intereses creados convertir a la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, en un chivo expiatorio pidiendo su renuncia.

Es patética la postura de columnistas y opositores, sabihondos y simuladores, de hacer a la Ministra y al Presidente responsables de la devaluación por sus declaraciones. El Ministro de Hacienda debe explicar la verdadera realidad y su inevitable deterioro ante la devastadora crisis que sacude al mundo.

El presidente del Senado, Roy Barreras, ataca con el aplauso de la prensa a las ministras por activistas y desliza la falacia de atajar a la extrema izquierda en el Pacto Histórico, a sabiendas de que allí no existe tal tendencia. Roy Barreras viene de ser derrotado en su afán de detener la Vicepresidencia para Francia Márquez. Su quejido de atajar también a la extrema derecha, sin precisar quiénes son, confirma el carácter sinuoso del senador Roy Barreras, a quien deseamos sinceramente una recuperación plena de su salud. El senador y su coro de aplausos “tacan burro” porque las ministras activistas representan a las mujeres y las necesarias reformas que necesita el país. Ellas hacen activismo, como lo hace el presidente Petro, Francia y los ministros Ocampo, Leyva, Prada… El tema no es el activismo, sino a quién sirve este estilo de gobierno: pésimo activismo el del embajador en Venezuela, Armando Benedetti.

Cosas importantes son: 1) la amplitud democrática que se está propiciando; 2) la desmilitarización; 3) el nuevo proceso de paz; 4) el desmonte de la guerra contra las drogas; 5) una reorientación de la política internacional con un hueco que hay que llenar: las urgentes relaciones plenas con Haití, en el marco de la integración con el Caribe y las Antillas, 6) proponer el programa de solución ambiental como salvación de la vida y en relación con la solución al problema de las drogas.

Además de los factores negativos señalados, hay que resaltar que no se ha podido detener el asesinato sistemático de los activistas sociales ni del feminicidio, que se mantienen con bríos inusitados. La pobreza no cede, el hambre se extiende, en campos y ciudades. Las expectativas se pueden transformar en descontento.

El gobierno está condicionado por lo poderes económicos transnacionales y domésticos, la burguesía local del latifundio y la hacienda, así como por la dictadura mediática. Se llegó al gobierno, pero los poderes están en otra parte, incluyendo las mayorías políticas parlamentarias que sostienen el sistema y que acompañan las reformas de este gobierno.

Adenda.- ¡Rechazo la censura editorial a Carolina Sanín! ¡Qué circulen sus “errores”!

*Profesor emérito, Universidad Nacional; profesor titular, Universidad Libre.

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