POR RODRIGO CALDERÓN
Rabia, el más reciente libro de la profesora colombiana Laura Quintana, aborda de forma profunda y crítica la relación entre la rabia como condición estético-afectiva y la lucha política emancipadora. Su acercamiento a esta relación problemática posibilita convergencias disciplinares y caracteriza a la rabia política como un afecto históricamente conformado. A través de una propuesta teórica enmarcada en la “teoría de los afectos” y las “economías afectivas”, y una metodología que utiliza las constelaciones y cartografías afectivas para mostrar que las emociones pueden ser potenciadas y utilizadas de forma constructiva en la organización colectiva, de luchas políticas y sociales como se evidencia en movimientos contemporáneos, virtuales y corporales, como #BlackLivesMatter, #NiUnaMenos, grupos ambientalistas, pacifistas, movimientos que abogan por la justicia social y colectivos feministas.
En este sentido, la obra de Quintana se dirige a encarar implícitamente el mandato racionalista de David Hume quien, al afirmar que la razón debe dominar las pasiones, estaba proponiendo una teoría ética que se basaba en el equilibrio entre la razón y las emociones. Según Hume, la razón debe ser la guía para nuestras acciones y decisiones, pero no de manera desconectada, sino en diálogo con ellas. En otras palabras, la razón debe ser la que dirige el rumbo de nuestras acciones, pero siempre teniendo en cuenta los sentimientos que pueden influir en nuestras decisiones. De esta manera, Hume estaba proponiendo ya en el siglo XVIII un enfoque equilibrado de la vida humana, en el que la razón y las emociones no son excluyentes, sino que trabajan juntas para ayudarnos a tomar decisiones y actuar en el mundo de manera justa y sabia.
Quintana explora también el papel de la rabia en el pacifismo y la violencia, y sostiene que la rabia puede contener ciertos matices de violencia sin que este sea su núcleo, sino que ayuda a contrarrestar los abusos, la represión y la explotación histórica. Sin embargo, jamás se justifica la violencia que pretende descalificar, reducir o aniquilar al otro mediante el asesinato, ya que la rabia debe ser siempre una fuerza emancipadora y transformadora. La autora sostiene que es un deber oponerse a las injusticias y la explotación sistemática, y para ello nos recuerda la fuerza sobrenatural que fue otorgada antiguamente a las Valkiryas, las Furias, las Moiras y Erinias, figuras mitológicas que representan la rabia y la justicia.
Además, Quintana plantea la importancia de desvincular las emociones de su concepción estéril y cuasi-racionalista, ya que estas no solo son subjetividades, sino que “son parte de una materialidad de los afectos que se producen en circulación entre los cuerpos y se acumulan y sedimentan por efecto de esta difusión heterogénea” (Quintana, 2021). Asimismo, la rabia podría ser vista como un afecto secundario que surge a partir de una causa externa que afecta a nuestro cuerpo y mente, como una injusticia o una opresión. En lugar de percibirse como algo negativo, la rabia puede comprenderse como una respuesta natural a una situación que amenaza nuestra existencia y nuestra capacidad de actuar.
Se intuye en Quintana una importante inspiración en Baruch Spinoza, el holandés que propuso un sistema filosófico en el siglo XVII que indagara en el deseo y las afecciones del cuerpo humano, siguiendo la propuesta del filósofo, en la Ética, la “afección” es el contacto recíproco de un cuerpo o alma que producen en otro individuo, y el “afecto” es la variación de potencia o “conatus”, y toda afección produce en esos cuerpos o almas, y también las ideas de esas afecciones. En este sentido, la rabia podría visualizarse como un horizonte de posibilidad, ya que puede motivarnos a tomar acciones para transformar una situación injusta u opresiva. En lugar de convertir a la rabia en objeto de reproche, algo que debe ser reprimido o controlado, la rabia podría convertirse en una herramienta para la transformación social y política. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la rabia también puede conllevar a la violencia y la destrucción del opositor; su uso debe ser cuidadosamente considerado para evitar daños innecesarios a uno mismo y a los demás. Por lo tanto, la influencia espinosista en Quintana nos invita a reflexionar sobre cómo podemos utilizar la rabia de manera constructiva y transformadora, sin caer en la violencia y la destrucción.
Otros autores, en oposición a la rabia, elevan la nostalgia a una emoción política que se ha desplazado al centro del debate de algunos filósofos que han convenido en rescatar de la proscripción de la nostalgia por parte de una izquierda reaccionaria que siempre la ha fustigado por su carácter venial y funcional al capitalismo.
El referido debate sobre la nostalgia nos permite tensionar a la “rabia” como categoría emancipadora. Para Grafton Tanner, la nostalgia es un sentimiento complejo que puede tener diferentes interpretaciones dependiendo del contexto en que se expresa. Por un lado, es cierto que la industria cultural del capitalismo ha utilizado la nostalgia como una estrategia de mercadotecnia para vender productos, jugando con los recuerdos de las personas para crear un sentimiento de apego emocional a ciertas marcas o experiencias.
No obstante, en la perspectiva de Tanner también es posible entender la nostalgia como un sentimiento que puede ser utilizado para potenciar escenarios futuros de liberación de las clases oprimidas. En este sentido, la nostalgia no se enfoca en volver al pasado, sino en recuperar aquellas cosas valiosas que se han perdido en el proceso de opresión y explotación. La nostalgia puede ser un llamado a la acción, a la lucha por un futuro mejor que recupere aquellos futuros que el capitalismo ha cancelado. “Echar de menos un mundo mejor orienta la nostalgia hacia el futuro” (Tanner, 2023).
Desde esta óptica, la nostalgia se puede entender como una forma de resistencia social y política que busca recuperar la memoria y la identidad de los pueblos oprimidos. En lugar de ser utilizada por el capitalismo para la venta de productos, la nostalgia se convierte en una herramienta para la lucha por la liberación y la justicia social. En este sentido, la nostalgia puede encarnar una fuerza transformadora que busca superar las condiciones de opresión y explotación en el presente para construir un futuro más justo y equitativo. Tanner se muestra escéptico ante el poder transformador de la rabia, y antepone la nostalgia como auténtico afecto liberador.
“La otra parte interesante sobre la nostalgia es que también ha sido históricamente una amenaza a esa idea de que tenemos que ser constantemente productivos. La rabia o la persecución de la felicidad son conceptos más atractivos para el capitalismo porque pueden ser combustible para generar más movimiento o consumo” (Tanner, 2023).
Es cierto que el capitalismo tiene una tendencia a mercantilizar todo, incluyendo las emociones, pero la perspectiva presentada en el texto sugiere que la rabia política puede resistir esta mercantilización. Quintana sostiene que la rabia puede tener un carácter emancipador y transformador, y que su despliegue en movimientos sociales no implica necesariamente una mercantilización de la emoción. En lugar de ser un producto para el beneficio del capitalismo, la rabia política puede ser una fuerza que cuestiona el sistema y pretende transformarlo. Sin embargo, nos invita a ser críticos sobre cómo las emociones son utilizadas y manipuladas en el ámbito de las redes sociales y el mercado, para evitar que la rabia política sea cooptada y desvirtuada por intereses ajenos a la lucha por la justicia social.
De acuerdo con lo expuesto en el texto, la rabia no es necesariamente un producto para el beneficio del capitalismo, sino que puede ser una herramienta de la ciudadanía enardecida para resistir y contrarrestar la opresión, la explotación y la injusticia sistémica. La autora destaca cómo la rabia ha estado presente en movimientos sociales como Black Lives Matter y Ni Una Menos. Por lo tanto, se enfatiza que la rabia puede ser un motor de la transformación social y no necesariamente un instrumento del capitalismo.
En definitiva, Rabia de Laura Quintana es un libro que invita a reflexionar sobre la rabia como emoción y su potencial emancipador, así como su relación con la lucha política y la transformación social. Como afirma la autora, “la rabia política podría contribuir a la destrucción transformadora de todo lo que se fija como ahí dado, abriendo posibilidades de transformación allí donde los cuerpos se sienten asfixiados, sin salida posible” (Quintana, 2021).
Referencias
Hume. D. (2001). Tratado de la naturaleza humana. Libros en la red.
Edición Electrónica: Diputación de Albacete-Servicio de Publicaciones-Gabinete Técnico. www.dipualba.es/publicaciones
Hume, D. (1980). Investigación sobre el entendimiento humano. Alianza editorial.
Quintana, L. (2021). Rabia. Afectos, violencia, inmunidad. Herder Editorial.
Spinoza, B. (2000). Ética demostrada según el orden geométrico. Editorial Trotta.
Tanner, G. (2023). “Echar de menos un mundo mejor orienta la nostalgia hacia el futuro”. https://www.eldiario.es/cultura/grafton-tanner-filosofo-echar-mundo-mejor-orienta-nostalgia-futuro_128_9963972.html
https://militanciaysociedad.blogspot.com/, Ibagué, Colombia.
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