POR ARMANDO PALAU ALDANA
Recientemente, en las jornadas de La Avanzada / Voces por la democracia organizado en Bogotá por la Corporación Justicia y Democracia, se cuestionó al Ministro de Defensa y al Subdirector de Participación de la Autoridad de Licencias Ambientales (ANLA), por persistir en desconocer la esencia de la democracia participativa fundada en la exclusiva soberanía popular consagrada en la Constitución Política.
Esto ocurre tres semanas después de la sentencia proferida por el Tribunal de Bogotá, que ordenó a la ANLA suspender la licencia otorgada al Ministerio de Defensa para la construcción de las obras militares en la proyectada Estación Guardacostas en el Parque Natural Isla Gorgona, ante la omisión de Consulta Previa, amparándole este derecho a la Comunidad Negra del Consejo Comunitario de Guapi Abajo.
Resulta incompresible que ante esta evidencia de nulidad de la Licencia Ambiental otorgada al Ministerio de Defensa (Armada Nacional), una consulta que ya no puede ser previa como lo ordena el Convenio 169 de la OIT, se continúe en contramarea de la realidad jurídica, ambiental y étnica expuesta sobre lo graves impactos que las obras militares de la proyectada Estación Guardacostas. Es una inaceptable tozudez.
Hace pocos días, el portal DeJusticia publicitó la sentencia definitiva del Consejo de Estado (del pasado febrero con aclaraciones de voto en abril), que da cuenta de la ratificación de la acción popular otorgada por el Tribunal de San Andrés, denegando el permiso para construir una Estación Guardacostas en la Isla Providencia, declarada Reserva de Biósfera Seaflower por la UNESCO (2000).
Son circunstancias similares: Gorgona hace parte del Sistema de Parques Nacionales Naturales y está en la Lista Verde de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y las actividades militares no están consagradas como usos institucionales por el Código de los Recursos Naturales, además de ser un frágil ecosistema cuya protección está ordenada por la Constitución.
Incluso, el Ministerio de Ambiente impuso medidas de protección a los humedales de Bogotá: Juan Amarillo, Córdoba y Jaboque, por obras de endurecimiento que no tuvieron en cuenta el plan de manejo de estos cuerpos de agua y que estarían afectando las dinámicas naturales de los mismos. En cambio, guarda silencio respecto del invasivo sendero al Cerro La Trinidad construido por contratistas del Fondo Antinarcóticos gringo.
De esta tozudez se ha construido una tesis militar. El ataque de Irán a Israel fue monitoreado y repelido por un “barco misilístico norteamericano con capacidades de defensa avanzadas” que funciona articulado con radares en tierra, para activar el Terminal de Defensa de Área a Gran Altitud. Esta lógica podría ser uno de los intereses del país del Tío Sam en el patrocinio de estos escáneres en el Corredor Marino del Pacífico Este Tropical.
Es tal la negligencia gubernamental, que, durante la marcha del Primero de Mayo, se le escuchó decir a la viceministra del Interior Lilia Solano, que solo iría la Consulta con el Consejo Comunitario Guapi Abajo, burlando la palabra empeñada y el compromiso asumido por ella misma ante la Mesa para la Gobernanza Ambiental Gorgona Sanquianga, con sus Consejos Comunitarios y Pueblos Indígenas del litoral Pacífico de Cauca y Nariño.
Flaco favor le hace esta tozudez al Gobierno nacional, en estos momentos en que una férrea oposición de la derecha pretende montar un expediente desde el Consejo Nacional Electoral para cuestionar la legitimidad de las elecciones presidenciales, en un claro desbordamiento de competencia constitucional y usurpación de funciones públicas, dentro de la estrategia de golpe blando generando tensión y zozobra en la opinión pública.
Que no se siga por el sendero lúgubre de insensatez, porque cada día tendrán más fuerza los argumentos de quienes defendemos el Parque Natural Gorgona e Isla Ciencia y podría desvanecerse el optimismo de un pueblo que clama el cambio. Dice el tango Remembranza de Melfi y Battistela (1934): “Muerta la luz de mi esperanza / Soy como un náufrago en el mar / Sé que me pierdo en lontananza / Mas no me puedo resignar”.