Pacto Histórico concibe el territorio como ámbito “de vida y no simplemente como espacio para la acumulación”: diálogo entre Boaventura de Sousa y Francia Márquez

Boaventura de Sousa Santos y Francia Márquez Mina.

LA ROSA ROJA /

El destacado sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos sostuvo este miércoles 18 de mayo un encuentro telemático con la lideresa social Francia Márquez Mina, actual candidata a la Vicepresidencia de Colombia en la fórmula que lidera Gustavo Petro Urrego, con el propósito de intercambiar opiniones sobre el alcance del Programa del Pacto Histórico.

Sobre los detalles del diálogo con el cientista social portugués, Francia Márquez hizo una breve síntesis que publicó en su cuenta de Twitter, la cual reproducimos a continuación:

De la resistencia al poder: luchas populares y desafíos para gobernar

Comparto con ustedes tres aspectos claves del diálogo que sostuve hoy con el maestro Boaventura de Sousa Santos.

En primer lugar, el maestro Boaventura destacó la centralidad que tienen el Acuerdo de Paz y el cuidado de la Casa Grande en nuestro Programa de gobierno y lo que significa esto, no solo para Colombia, sino para el movimiento social en América Latina y el mundo, considerando los desafíos actuales que tenemos como humanidad.

Efectivamente, para nosotros la paz y el cuidado de la Casa Grande son asuntos centrales que tienen que ver con la justicia social. Porque la paz no se trata simplemente del silenciamiento de los fusiles. Debe haber también una superación de las estructuras que generan exclusión y atraso en el país, y que han incidido como factores generadores de violencia.

En cuanto al cuidado de la Casa Grande, es importante para nosotros que se conciba el territorio como un espacio de vida y no simplemente como un espacio para la acumulación. Esto último es lo que viene sucediendo en Colombia bajo la promesa del “desarrollo”, pero a las comunidades solo nos ha dejado empobrecimiento e indignidad. En ese sentido, lo que proponemos es transitar hacia una economía productiva que no ponga en riesgo las distintas formas de vida y que no vulnere los derechos ni destruya el tejido social de las comunidades.

El segundo aspecto que destacó el maestro Boaventura es el papel que tienen en nuestro programa la ciencia y los saberes ancestrales, en una apuesta por el diálogo de saberes para descolonizar nuestra sociedad y, específicamente, nuestras universidades.

En efecto, para nosotros es importante apoyarnos en el conocimiento científico para que este país pueda avanzar en términos productivos. Pero está claro que la ciencia también se ha usado para destruir y colocar en peligro todas las formas de vida. En ese sentido los saberes ancestrales tienen mucho que ofrecer. Saberes milenarios que nos han servido para tener una convivencia armónica con el territorio y sobrevivir a las diferentes formas de exterminio. Asimismo, han enriquecido el arte y la cultura de nuestra sociedad.

Esa apuesta del diálogo de saberes está enmarcada en el desafío que tenemos por hacer realidad aquello de que Colombia es un país pluriétnico y multicultural y, de esta manera, combatir el clasismo y racismo estructural.

El tercer aspecto que destacó el maestro Boaventura es la importancia de nuestra apuesta política para redistribuir el miedo y la esperanza entre las mayorías excluidas y las élites. Por supuesto que es así. Siempre hemos dicho que queremos que la esperanza venza el miedo que nos han sembrado las minorías gobernantes y que les ha sido funcional para mantener sus privilegios.

Hoy el miedo se está tomando a esas minorías porque no están dispuestas a ceder sus privilegios. Por eso nos atacan todos los días y de manera feroz. Porque saben que hemos venido sembrando esperanza en las mayorías excluidas por una vida digna y la garantía de derechos.

Ese es el desafío que tenemos y lo hemos asumido junto a los jóvenes, las mujeres, la comunidad LGTBIQ +, campesinos, indígenas, afrodescendientes y trabajadores.

Juntos vamos a construir el primer gobierno popular en Colombia para que podamos Vivir Sabroso, hasta que la dignidad se haga costumbre.

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