Pese a que inversión extranjera logró récord histórico en América Latina no redunda en desarrollo social ni en crecimiento económico en la región: Cepal

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El mito según el cual la inversión extranjera como ha demostrado en múltiples estudios el profesor de la Universidad de Harvard, Dani Rodrik, constituye un importante factor de desarrollo social y de crecimiento económico, se vuelve a derrumbar con el más reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Con dicho reporte de este organismo de Naciones Unidas queda nuevamente demostrado que la tal ponderada inversión extranjera directa (IED) es un mito, en el sentido de que la misma no contribuye al desarrollo social o industrial de un país, como ocurre en Latinoamérica, en donde las grandes plataformas de explotación de recursos que son operadas por transnacionales, no se revierten en progreso para la sociedad.

Ese discurso de que la inversión extranjera es una gran bendición, constituye pura demagogia del neoliberalismo. Por ello es preciso derrumbar el infundio de las bondades de la inversión extranjera que lo que ha generado, como se puede comprobar empíricamente como científicamente en los países de la región, es retroceso en desarrollo industrial, violación a derechos humanos y contaminación ambiental.

Tampoco la tan ponderada inversión extranjera por parte de los neoliberales contribuye al crecimiento económico, otro concepto que es manipulado por la ortodoxia económica, el cual como lo ha explicado didácticamente el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no implica equidad social ni justa distribución de la riqueza.

Récord de inversión extranjera en Latinoamérica

Durante 2022 ingresaron a América Latina y el Caribe 224.579 millones de dólares de inversión extranjera directa, lo que constituye un 55,2 % superior a la registrada en 2021 y el máximo valor desde que se lleva registro.

Brasil y México son los mayores receptores de esos recursos, no obstante la importante cifra  reportada por el mencionado informe no tiene precedente en la dinámica de inversión latinoamericana, no se refleja empero en el desempeño económico, pues la región sigue registrando un crecimiento “mediocre” que no le permite salir del subdesarrollo, advirtió José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal.

En efecto, durante la presentación del informe anual La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe 2023, Salazar-Xirinachs explicó que los flujos de inversión extranjera directa no son equivalentes a desarrollo, sino son más un complemento a éste. No dejan de ser “una buena noticia (…), pero lo que nos está haciendo agua y donde estamos deficitarios es en el crecimiento económico. Con una tasa de crecimiento tan mediocre, ¿cómo vamos a crear empleo de calidad, cómo vamos a reducir los índices de pobreza y de informalidad?”, sentenció.

De acuerdo con el informe, casi todos los países de América Latina y el Caribe recibieron más inversión extranjera directa en 2022. Lidera la lista Brasil (que recibió un 41 % del total regional y que figura como quinto destino de la IED mundial), seguido de México (17 %), Chile (9 %), Colombia (8 %), Argentina (7 %) y Perú (5 %).

Costa Rica fue el principal receptor de inversión extranjera directa en Centroamérica; en Guatemala estos flujos registraron una caída significativa debido a un valor extraordinario en 2021, pero volvieron a su promedio histórico.

La variación de las entradas de IED también fue positiva en el Caribe, impulsada principalmente por mayores inversiones en República Dominicana, que fue el segundo país receptor después de Guyana.

A nivel regional, un 54 % de la inversión extranjera directa ingresó al sector de servicios, aunque repuntaron tanto el sector de manufacturas como el de recursos naturales. Las inversiones en servicios financieros; electricidad, gas y agua; información y comunicaciones; y servicios relacionados con el transporte tuvieron la mayor participación en el rubro de servicios.

Dentro de ese contexto, la transición energética es una oportunidad de desarrollo productivo para la región. El desafío, según la Cepal, está en cómo diseñar políticas que permitan aprovechar esta oportunidad y la contribución de la inyección económica.

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