Sector privado suscita nuevos retos para el proyecto socialista de Cuba

POR MANOLO DE LOS SANTOS /

Han pasado setenta años desde que Fidel Castro y un audaz grupo de jóvenes cubanos lanzaron un asalto al Cuartel Moncada, en el oriente de Cuba, con el objetivo de derrocar la dictadura de Fulgencio Batista. A pesar del fracaso militar de ese intento, sirvió como catalizador para la revolución que ahora tiene el poder en Cuba desde hace más de 63 años. Hoy, una nueva generación de revolucionarios está lidiando con los desafíos de satisfacer las necesidades del pueblo cubano mientras impulsa un proyecto socialista dentro de una economía global marcada por la crisis. Todo esto lo están haciendo bajo una intensa campaña de máxima presión por parte de la administración Biden.

La agenda de hegemonía global de los Estados Unidos ha chocado continuamente con la búsqueda de independencia y soberanía de Cuba y más intensamente desde la victoria de la revolución en 1959. La administración Kennedy inició un bloqueo contra Cuba en 1962, lanzando una implacable campaña de hambre y privaciones contra los 11 millones de habitantes de la isla. Sin embargo, a pesar de soportar el embargo más largo de la historia moderna, los cubanos han logrado construir sistemas públicos de educación y salud de renombre mundial, así como una industria biotecnológica innovadora, y han asegurado una mejor calidad de vida para sus ciudadanos que muchos países en desarrollo.

Un ángulo de La Habana.

Sin embargo, los Estados Unidos han intensificado su bloqueo contra Cuba durante los últimos seis años, comenzando con el expresidente Donald Trump, quien implementó 243 nuevas sanciones, revirtiendo el proceso de normalización iniciado por el expresidente Barack Obama en 2014. A pesar de las promesas de campaña de un enfoque más equilibrado hacia Cuba, el presidente Joe Biden ha amplificado la presión sobre la nación.

En 2017, los Estados Unidos acusaron al Gobierno cubano de lanzar ataques sónicos contra los funcionarios de su embajada, afirmación que luego se demostró falsa. Sin embargo, esta acusación sirvió como pretexto para congelar las relaciones con Cuba, lo que provocó un colapso en el turismo y una pérdida de ingresos, ya que más de 600.000 visitantes estadounidenses anuales dejaron de viajar a la isla. Bajo las sanciones de Trump, Western Union detuvo sus operaciones en Cuba en 2020, interrumpiendo las remesas. Los servicios de visado fueron suspendidos por la Embajada de Estados Unidos en La Habana en 2017, lo que provocó la mayor ola de migración irregular desde 1980.

La economía de Cuba ha sufrido bajo este extenso bloqueo, y el PIB del país se redujo  un asombroso 15 % en 2019 y 11 % en 2020, ya que el Gobierno y otras entidades se vieron incapaces de comprar artículos de primera necesidad debido a las restricciones bancarias impuestas por el bloqueo. Cuando llegó la pandemia de Covid-19 en 2020, el sólido sistema de atención médica de Cuba se vio presionado por las sanciones a medida que aumentaba la cantidad de casos de la variante Delta y la única planta de oxígeno del país dejó de funcionar debido a su incapacidad para importar repuestos. Incluso cuando los pacientes cubanos luchaban por respirar, Washington se negó a hacer excepciones y sólo ofreció vacunas fabricadas en los Estados Unidos después de que la mayoría de los cubanos hubieran sido inmunizados con vacunas desarrolladas en el país.

En su última semana en el cargo, en enero de 2021, el expresidente Trump incluyó a Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, lo que hace que sea casi imposible que la Isla participe en las transacciones financieras normales necesarias para el comercio. Durante los primeros 14 meses del presidente Biden en el cargo, la economía cubana perdió unos 6.350 millones de dólares, lo que impidió a Cuba realizar inversiones cruciales en su red de energía envejecida o comprar alimentos y medicinas. Con la economía contrayéndose pero el Gobierno perseverando en su compromiso de proporcionar empleo, la inflación sacudió el peso cubano, devaluando lo que ya se consideraban bajos salarios públicos. Si bien el sistema de racionamiento del país proporcionó a todos una dieta de subsistencia, este era un nivel de privación que los cubanos no habían sentido desde el Período Especial de la década de 1990, sin soluciones inmediatas a la vista. El Gobierno cubano recurrió a vías alternativas de crecimiento y desarrollo.

Dependencia del sector privado

En 2020, Cuba empezó a depender más del sector privado para satisfacer sus necesidades básicas debido a la creciente escasez de bienes. Con el sector privado en camino de importar 1.000 millones de dólares en bienes en 2023, y más de 8.000 pequeñas y medianas empresas registradas desde 2021, la economía crece lentamente a un ritmo del 1,8 %. El auge del sector privado introduce nuevos retos para cualquier proyecto socialista.

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, expresó su visión sobre el futuro de Cuba, enfatizando el compromiso del Gobierno de brindar servicios esenciales a sus ciudadanos, pero también asintiendo hacia cambios en el futuro. Sostuvo que la justicia social no se trata solo de bienestar o igualdad, sino también de una distribución justa del ingreso, donde aquellos que contribuyen más ganan más y aquellos que no pueden contribuir son asistidos por el Gobierno.

El mandatario estadounidense Barack Obama durante su visita a La Habana en marzo de 2016, en la icónica Plaza de la Revolución.

En este camino, el Gobierno cubano se enfrenta a una tarea cuesta arriba. Si bien el auge del sector privado ha aumentado los suministros y proporcionado bienes muy necesarios, a su vez también crea nuevas disparidades de ingresos, lo que contrasta con el énfasis histórico de Cuba en la distribución equitativa de la riqueza. Además, si las nuevas políticas del Gobierno logran recuperar el crecimiento económico y entregar los suministros necesarios de manera más eficiente a través del sector privado, en un momento en que el Estado está esencialmente bloqueado para hacerlo, creará un nuevo contrapeso social para el Estado mismo. Esta dinámica cambiante definirá el segundo y último mandato de Díaz-Canel como presidente, ya que el Gobierno maneja el equilibrio entre el crecimiento del sector privado y el mantenimiento de los principios socialistas que son fundamentales para la identidad de Cuba.

Hasta ahora, la dirección de la Revolución cubana, si bien reconoce la necesidad de la creación de riqueza, se ha comprometido a garantizar que los beneficios de la misma se compartan entre todos sus ciudadanos. Díaz-Canel insiste en que el Gobierno salvaguardará el proyecto socialista, garantizando los servicios esenciales, algunos gratuitos y otros al menor coste posible, mientras resiste los llamados de amigos y enemigos por igual para embarcarse en grandes esfuerzo de privatización.

A lo largo de los años, Cuba ha enfrentado considerables retos económicos y políticos. Más allá de un bloqueo económico, desastres naturales como el huracán Ian causaron daños por valor de más de 1.000 millones de dólares y dejaron sin hogar a más de 100.000 familias. Las crisis provocadas por la pandemia de Covid-19 acabaron con el turismo, la principal industria del país.

Si bien los Gobiernos occidentales nunca pierden la oportunidad de criticar a Cuba por motivos económicos y políticos, muchos en el Sur Global continúan apoyándola como un ejemplo de resiliencia e independencia. Ante numerosos desafíos, Cuba ha optado el camino de la resistencia, adaptándose e innovando continuamente ante la adversidad en lugar de sucumbir a las presiones externas.

En medio de los retos de una economía mundial marcada por la crisis, Cuba se esfuerza por mantener su proyecto socialista, atender las necesidades de su pueblo y afirmar su independencia. A pesar de enfrentarse al embargo más largo de la historia moderna, la nación ha realizado importantes avances en la educación pública, la atención médica y desarrollo sostenible, superando a muchas economías avanzadas. Puede que el futuro esté plagado de desafíos, pero la dedicación de Cuba a su pueblo y su camino independiente brillan como un faro de esperanza en un mundo aún incapaz de dar respuesta a los numerosos dilemas de la humanidad. De hecho, esa es la razón por la que la audaz misión de Fidel Castro en el Cuartel Moncada hace 70 años sigue tan arraigada en el imaginario cubano. A pesar de los contratiempos temporales, los cubanos sobreviven y viven para librar la próxima batalla.

Globetrotter Media

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