Una guerra que no da muestras de parar

POR DIEGO OTERO PRADA

La guerra de la OTAN contra Rusia, o como dicen sesgadamente los medios occidentales la “guerra de Putin contra Ucrania”, completa un año este 24 de febrero y tiene todas las características de que continuará en todo 2023.

Hoy ya sabemos con más certeza, por los informes que han venido saliendo, que en 2014 se produjo un golpe de  estado en Ucrania organizado por los Estados Unidos y que de este año en adelante se dedicaron a fortalecer al ejército ucraniano para enfrentarse a los rusos.

También es conocido que a partir de 2014 las fuerzas neonazis ucranianas se dedicaron a bombardear constantemente a la región pro rusa de Dombás y que hasta 2022 se produjeron 14 000 muertos, miles de heridos, destrucciones de residencias y edificios públicos, ataques que hoy continúan, algo que nunca menciona el occidente capitalista guerrerista.

Esto era ir contra la existencia de la Federación Rusa. Es decir, provocaron y obligaron a Rusia para intervenir, después de ocho años de engaños y ataques a sus ciudadanos de origen ruso.

Los acuerdos de Minsk

También sabemos que los acuerdos de Minsk de 2014 y 2015 en que participaron Rusia, Alemania, Francia y Ucrania fueron una estafa por parte del occidente para ganar tiempo y rearmar a Ucrania, y que sí se pretendía que Ucrania formara parte de la OTAN. Esto lo han confirmado Angela Merkel y François Hollande, dignatarios firmantes de esos acuerdos.

El acuerdo de 2014, llamado Protocolo de  Minsk, falló en detener el conflicto, por lo cual  surgió Minsk II de 2015, con la mediación de Francia y Alemania y la ratificación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Se creó, así, el cuarteto de Normandía formado por Rusia, Ucrania, Francia y Alemania. El acuerdo firmado en febrero de 2015 promovía la concesión de un estatus especial a las regiones de Donetsk y Lugansk y la retirada de las tropas y del armamento ruso.

El atentado terrorista a los gasoductos del Nord Stream I y II

Pero lo más grave fue la destrucción de los gasoductos del Nord Stream 1 y 2  que vienen de Rusia, pasan por el mar Báltico y llegan a Alemania, que durante muchos años suministraron gas barato a Alemania, que fue la base para tener una industria competitiva a nivel mundial.

Esto no lo podía permitir Estados Unidos porque vinculaba a Europa con Rusia, le daba influencia y poder, y acercaba a este continente al oso ruso. Siempre los presidentes de los Estados Unidos se opusieron a estos gasoductos porque hacía independientes energéticamente a los europeos de los Estados Unidos, algo que nunca ha querido esta potencia del norte.

La guerra de la OTAN contra Rusia ha permitido que estos gasoductos fueran inutilizados y lograr la dependencia de Europa con los Estados Unidos en todo sentido. Ya lo era militarmente porque Europa está llena de bases militares y más de 100.000 soldados están en suelo europeo.

Cuando estos gasoductos fueron destruidos en septiembre de 2022, mis intuiciones fueron de que solamente dos países tenían capacidad para hacerlo: los Estados Unidos e Inglaterra. Era, por supuesto, absurdo que los culpables fueran los rusos. Algo que no tiene sentido alguno  por  ningún lado que se  mire, pero la prensa occidental sugería que esto fue un asunto de los rusos.

Bueno, las declaraciones del periodista Seymour Hersh de  comienzos de febrero de 2023, por investigaciones realizadas por él e informaciones recibidas de un agente de inteligencia, dan todo un detalle de la operación, supuestamente llevada a cabo por los Estados Unidos, con la cooperación de Noruega, Dinamarca y Suecia.

Esto es un acto terrorista muy grave porque pone en peligro la paz mundial. Esto es un claro acto de guerra contra Rusia que justificaría una respuesta contundente, casi que una guerra nuclear. Hersh en conferencia de hace pocos días se ratifica y dice que tiene documentos, que no los muestra ahora por razones de seguridad con sus fuentes.

El silencio de Europa

Nada dicen los europeos sobre el atentado a los gasoductos de Nord Stream I y II, se quedan callados sobre las denuncias de Seymour Hersh, al contrario, tratan de desestimarlo con argumentos propios de niños.

Lo grave del asunto es que, si esto se comprueba con más documentos y testimonios, mostraría que los Estados Unidos es un país terrorista.

Rusia ha estado muy prudente, para ellos las afirmaciones de Seymour son ciertas, pero no pueden aceptarlo en público porque esto los obligaría a tomar represalias muy duras, con el peligro de una tercera guerra mundial.

Las consecuencias de este atentado

Las consecuencias de este atentado han sido muy benéficas para los Estados Unidos y Noruega. Primero, hizo depender a Europa del gas licuado del petróleo estadounidense (transportado por buques y extraído por fraccionamiento hidráulico, o sea lo más contaminante del mundo) vendido a los europeos cuatro veces el valor que se da en los Estados Unidos. Y, segundo, se favoreció Noruega, productor de gas natural, porque sus ingresos se vieron aumentados increíblemente, ya que cobra a sus supuestos socios europeos los precios del mercado. Y, en tercer lugar, hace que los europeos sean una verdadera colonia de los Estados Unidos.

Europa, un continente guerrerista

Los europeos, en este conflicto, son guerreristas a todo nivel. En efecto, todos los gobiernos lo son, unos más halcones que otros. Sobresalen por su belicismo los países europeos del este, España e Inglaterra. Los demás también son guerreristas, digamos a un nivel más bajo, pero guerreristas de todas maneras.

Esto no se me hace extraño ya que Europa siempre ha sido un territorio de guerras desde  la época del imperio romano. Es un continente que siempre ha estado en guerras entre sí por diferentes razones: por fronteras, por diferencias religiosas, por razas, por ambiciones territoriales, por competencia  imperial y colonial para pelearse por Asia, África y Latinoamérica.

En Europa nació la inquisición, se produjeron las cruzadas para  dominar y  asesinar árabes, se perseguía  y quemaba a mujeres, se mataban los protestantes y católicos entre sí.

Es un  continente que ha producido dos guerras mundiales con más de 100 millones de muertos. Ha apoyado a los Estados Unidos en todas sus intervenciones, sigue su política imperialista. Hoy sanciona  a Rusia, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Irán, apoya  a la golpista Dina Baluarte de Perú, al falsario Juan Guardó, y es un acérrimo anti-Rusia y promueve la guerra en Ucrania. Tiene sed de guerra. No les importa los miles de miles de muertos ucranianos y rusos.

Quieren ver a Rusia destruida para entrar a distribuirse este territorio junto con el de Ucrania. Y hecho esto, ir por China. Pero no ganarán.  Se les olvida, que a potencias nucleares no se les gana militarmente.

Estados Unidos, el policía del mundo

Y, por supuesto, los Estados Unidos, gobernados por un belicista tradicional como lo es Joe Binder, un presidente que parece tiene problemas cognitivos.  Lo acompañan dos belicistas, como son el hombre que no ríe, el secretario de Estado Anthony Blinquen, y la subsecretaria Victoria Nuland, quien organizó en Kiev el golpe de estado de 2014.

Estados Unidos mantiene más de 1000 bases militares en el mundo para controlarlo, con más de 200.000 estacionados, interviene en todas partes, siempre habla que actúa a  nombre de la democracia y la libertad. Por estas dos palabras millones de hombres y mujeres del mundo han muerto  por las intervenciones de este país con la ayuda de sus socios en la OTAN.

Latinoamérica, nuestra región amada, es un  territorio de paz, son contados los conflictos entre países, pero sí hemos sido objeto de las intervenciones imperialistas y colonialistas de los Estados Unidos, España, Portugal, Francia, Holanda e Inglaterra, que han explotado y asesinado a millones de latinoamericanos, provocado golpes militares, del cual el último se dio en Perú, defendido dictaduras e impuesto bloqueos y sanciones, aún hoy en día.

Tercera guerra mundial

Hoy se puede decir que estamos casi ante la presencia de una guerra mundial y una nueva guerra fría. En efecto, toda la OTAN está en guerra contra Rusia. La OTAN dirige las fuerzas ucranianas, les suministra equipos, inteligencia, hace guerra informática, entrena a ucranianos, hay mercenarios de la OTAN luchando en suelo ucraniano, algunos de ellos soldados y oficiales de la OTAN. Solamente falta el envío directo de soldados, sin  disfrazarse de mercenarios, lo que llevaría posiblemente a una confrontación nuclear.

Estamos en un punto muy tenso de la historia mundial, que los que estamos por la paz y en contra de la OTAN, debemos organizarnos y lanzar acciones por la paz, que opere la diplomacia, la racionalidad, no la irracionalidad de la OTAN.

Necesitamos un mundo en paz y multipolar

No más muertos ucranianos ni rusos. No más gasto en guerra, no más influencia del complejo militar industrial. Bajar los presupuestos militares. Plata para acabar con las injusticias mundiales, para invertir en la curación de enfermedades. Paremos toda esta carnicería de la cual se sienten orgullosos los estadunidenses y los europeos.

Paz en Colombia, Latinoamérica, en Ucrania, Siria, Libia, Irak, Somalia. Yemen, Medio Oriente, Irak, Irán, Palestina, Afganistán. Nada de intervenciones en Latinoamérica. Levántense las sanciones a Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Por un mundo multipolar, nada de un hegemón, o sea, por un mundo sin dominio o supremacía por un país en particular, de tal modo que dicta los términos y parámetros de lo que es y no es permitido. Sabemos que cuando el hegemon está en decadencia, y tiene rivales fuertes como China y Rusia, es más peligroso, se vuelve agresivo y busca como mantener su hegemonía (es lo que se llama la Trampa de Tucídides). Eso es lo que está pasando en la actualidad con los Estados Unidos, con un gobierno demócrata  guerrerista que amenaza a todo el mundo en su desespero que, como muestra la historia, perderá.

Por una Latinoamérica en paz, unida, en busca del progreso y la justicia social, sin interferencia extranjera de cualquier tipo y país.

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