POR ALEJANDRO QUINTERO GALEANO /
“Hoy tenemos manifestaciones que no quieren cambiar el país, y eso está bien. Siempre habrá fuerzas que, sabiendo de sus privilegios, no quieren perderlos. Pero las fuerzas volcánicas de la sociedad colombiana indudablemente quieren una transformación, porque no se vive bien”.
– Gustavo Petro Urrego
Transcurren más de dieciocho meses del Gobierno y como era de esperarse se han enfrentado múltiples dificultades. El llegar al gobierno una coalición progresista, en un país donde las instituciones del Estado han sido cooptadas por una derecha corrupta y violenta, a plantear unos cambios que riñen directamente con los intereses del poder hegemónico, ha significado un camino tortuoso, con múltiples obstáculos lanzados tanto, desde el bloque económico dominante (diferentes gremios), el poder judicial (Fiscalía, grandes cortes, Consejo de Estado), como desde políticos pertenecientes a los partidos tradicionales y emergentes, organismos del Estado corruptos (Procuraduría) y por supuesto, desde los medios de comunicación privados (tanto nacionales como locales). Es por ello, que se ha tenido que ir cambiando paulatinamente los funcionarios del Gobierno optando por los más afines al programa del cambio para ejecutar el Plan Nacional de Desarrollo propuesto.
Ante la crisis económica y social generada por los gobiernos anteriores, con la apertura económica y la aplicación de las políticas neoliberales desde los años 90 (administración de César Gaviria Trujillo y subsiguientes) con la privatización de los bienes públicos (banca, servicios públicos, comunicaciones, infraestructura, internacionalización del precio del petróleo, salud, pensiones, educación, etc.) ha causado que hoy tengamos, frente a un acrecentamiento de la crisis en estos sectores, una paradoja: cuando esos sectores de derecha, utilizando su poder institucional y mediático, a través de mentiras, y aprovechando el desconocimiento de muchas personas de nuestra historia, su amnesia en este aspecto, intentan hacer creer a la población general que el problema es causado por quienes, precisamente, están intentando las soluciones de fondo. Toda una translocación de héroes y villanos.
Da risa y preocupación ver, a César Gaviria diciendo a la procuradora Margarita Cabello que defienda el sistema de salud; a la agremiación de los potentados empresarios, la ANDI, haciendo una propia encuesta para decir que la población no quiere que desaparezcan las Entidades Promotoras de Salud (EPS) (propiedad de sus empresas afiliadas –que son las que se han quedado con los cuantiosos recursos, sin ningún control y han desangrado el sistema-); escuchar como vociferan y mienten impresentables ‘delfines’ como Miguel Uribe Turbay, congresistas de la derecha, alcaldes y gobernadores como Federico Gutiérrez, Andrés Julián Rendón, etc., en los grandes medios de comunicación, que no solo les abren el micrófono todo el tiempo, sino que sus periodistas y directores, más que ello, son activistas políticos. Hoy todos al unísono, repiten el mismo coro en contra del gobierno.
Tenemos hoy, además, en el país otra situación macondiana más: una Corte Suprema de Justicia, una Corte Constitucional, un Consejo de Estado, una Procuraduría, una Fiscalía, etc., instituciones que, en vez de salvaguardar la Constitución, la violan con las actuaciones de muchos de sus magistrados y funcionarios, mismas que van en contravía de los intereses de la población general o del constituyente primario, a quienes se deben.
Estrategia nazi
El plan trazado para atacar al Gobierno tiene dentro de sus componentes: el ‘lawfare’ o guerra jurídica –que no les ha cuajado todavía- y la guerra mediática, incrementada, donde los medios de comunicación corporativos cumplen al unísono con los 11 principios de propaganda nazi establecidos por Joseph Goebbels:
“1.- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.
2.- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
4.- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5.- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
6.- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
7.- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
8.- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
9.- Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
10.- Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad” [1].
Esa es la matriz de unanimidad impulsada por los medios de comunicación corporativos, una de sus más importantes estrategias, como bien lo identifica Héctor Riveros en su columna “La Consigna: Generar Incertidumbre” [2], en la que explicita la intención de la derecha colombiana de: “provocar desasosiego, que la gente crea que el país está en uno de los peores momentos de su historia, que todo va mal por cuenta de Petro”. Incentivando así en la población a una situación emocional y no racional, la incertidumbre, la desazón, el miedo, el odio; y a través de ello, la oposición al gobierno. (En este caso principios 1, 2, 4, 5, 6, 10 y 11 de Goebbels). También coincide esta matriz mediática con los principios expuestos por George Orwell para el partido en el Estado totalitario, con su novela 1984: “La guerra es la paz, la libertad la esclavitud y la ignorancia la fuerza” [3].
La finalidad de esta estrategia es recuperar el gobierno en el 2026 o antes.
Según análisis del triunfo de Milei en Argentina, se esboza como causas: los errores de los gobiernos progresistas anteriores al olvidar al sector informal de la economía, a los jóvenes y estudiantes, el no integrarlos, su bajo trabajo educativo que hizo que estos sectores se vieran seducidos y cayeran engañados ante las propuestas del libertario de extrema derecha; hoy ese país, está sumido en una profunda crisis social y política por las decisiones que se han tomado y las reformas que se pretenden adelantar.
Ese es el espejo para Colombia. Ante el desconocimiento de nuestra historia política y económica de una buena parte de la población y el intenso trabajo en contra del gobierno por los medios corporativos, los gremios económicos, los políticos de derecha y los organismos judiciales e instituciones del Estado, es necesario continuar con una contra-campaña informativa y educativa en su defensa, exponiendo las verdades, las bondades de las reformas y los logros obtenidos. Se debe integrar también a los jóvenes y universitarios. Continuar en pie de lucha con el apoyo popular. Solo así, aseguraremos las mayorías para continuar con la construcción de la democracia como lo propuso nuestro maestro Carlos Gaviria Díaz:
“En lo que insisto con mucha frecuencia es en que entre nosotros la democracia está por construir y ese es un gran reto. Que no nos digan que el sueño democrático que abrigamos ya es una realidad; que la sociedad democrática que buscábamos es esta. ¿Sí valdrá la pena gastar energía buscando o preservando una sociedad con tantas miserias como las que existen en la sociedad que tenemos?” [4]
Notas
[1] https://www.altaveu.com/opinio/los-11-principios-de-la-propaganda-nazi-de-joseph-goebbels_1597_102.html
[2]https://www.lasillavacia.com/opinion/la-consigna-generar-incertidumbre/
3 Orwell, G. 1984. El gran hermano te observa. DG editores.
[4] Gaviria D, C. Fundamentos éticos de la democracia. Lectio Inauguralis. Universidad de San Buenaventura Cali. file:///C:/Users/santi/Downloads/biteca,+selection+(17)%20(2).pdf