POR LAUTARO RIVARA /
El abogado ultraconservador, exministro del gobierno del condenado expresidente por lavado de activos Ricardo Martinelli, excanciller y exdiplomático, José Raúl Mulino Quintero, de 64 años, es el nuevo mandatario de Panamá.
El Presidente electo de Panamá obtuvo en los comicios del pasado domingo 5 de mayo el 34.36 % de los votos, en una jornada que contó con el 77,5 % de participación entre los más de 3 millones de ciudadanos que estaban llamados a las urnas.
El nuevo mandatario que asumirá el próximo 1 de julio anunció que hará un gobierno pro empresa privada y estimulará la inversión del gran capital transnacional.
VIDEO | "¡Misión cumplida, carajo (…) misión cumplida Ricardo (Martinelli)!", afirmó el presidente electo de Panamá, el político conservador José Raúl Mulino al celebrar ante sus seguidores su triunfo en los comicios celebrados este domingo. pic.twitter.com/pOA1SUMkXY
— EFE Noticias (@EFEnoticias) May 6, 2024
En un hecho inédito de campaña, Mulino Quintero fue a visitar a su padrino político Ricardo Martinelli, el expresidente condenado a 10 años de prisión por lavado de activos, quien se encuentra actualmente refugiado en la embajada de Nicaragua en Ciudad de Panamá. Una de las especulaciones que rodea en el mundillo político panameño es que una vez asuma el gobierno el nuevo mandatario no solamente indulte al condenado expresidente sino que lo rehabilite políticamente.
En esta contienda electoral el gran ganador fue indudablemente Martinelli, quien aspira volver al ruedo político-electoral, gracias a su “ahijado” político que pronto será el nuevo inquilino del Palacio de las Garzas.
Estados Unidos, que puso un huevo en cada canasta, también celebra el resultado de las elecciones panameñas. Los proyectos extractivos tendrán vía libre, la guarida fiscal permanecerá intacta y el alineamiento geopolítico del Panamá trasnacionalizado seguirá siendo total, sosteniendo su aislamiento respecto de su natural espacio latinoamericano y caribeño.
El ahora excandidato del Movimiento Otro Camino, Ricardo Lombana, volvió a repetir, ya sin el brillo ni la sorpresa que suscitó en 2019, una muy buena elección, escalando un peldaño y ubicándose segundo con un 25 por ciento de los votos. Sin embargo, su perfil camaleónico vuelve difícil generar una identificación política duradera de la población con una orientación plástica y por lo demás oportunista.
Aunque fragmentado, el viejo sistema de los partidos tradicionales parece haber logrado metabolizar el impacto de las protestas sociales de los años 2022 y 2023, que no parecen haber encontrado una traducción electoral lineal ni inmediata.
Más allá de la suerte de sus satélites, la debacle del candidato orgánico del oficialista Partido Revolucionario Democrático (PRD), José Gabriel Carrizo, fue total: con la estructura más poderosa, recursos ilimitados, un tremendo despliegue nacional y un enorme padrón de afiliados, orilló apenas un 5 por ciento de los votos, cuando el presidente en funciones Laurentino Cortizo había sido ungido con el 33 por ciento de los sufragios hace apenas cinco años.
La candidata del progresismo y la izquierda Maribel Gordón cumplió sobradamente las expectativas del espacio. Aunque puede parecer modesto, su resultado casi duplica el porcentaje y lo votos obtenidos por los movimientos sociales en las elecciones pasadas. Pero por sobre todas las cosas, la economista logró expresar política y programáticamente la recomposición del movimiento social panameño, presentar una candidatura unitaria, y plantar cara a la satanización a la que la izquierda local ha sido sometida en las últimas décadas. La siguiente fase del conflicto volverá a ser social y callejera, por lo que la unidad conseguida no puede ser subestimada.
En esta jornada electoral los panameños también escogieron a 20 diputados al Parlamento Centroamericano (Parlacen), 71 diputados a la Asamblea Nacional (AN), 81 alcaldes, 701 representantes de corregimiento y 11 concejales.