INTERNACIONAL PROGRESISTA /
En tiempos normales, Israel importa más de la mitad del carbón que consume de Colombia. Ese carbón alimenta la red eléctrica de Israel, mantiene las luces encendidas y las fábricas en funcionamiento.
Pero estos no son tiempos normales. Israel está cometiendo un genocidio contra el pueblo palestino en Gaza. La cuenta oficial de Israel en Twitter está pagando por publicitar una publicación que muestra su intención asesina, afirmando que “no hay inocentes” en Gaza.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, que también forma parte del Consejo de la Internacional Progresista, ha condenado abiertamente los crímenes de Israel y ha cortado las relaciones diplomáticas. Pero los barcos carboneros seguían saliendo de sus costas y se dirigían a través del Atlántico, por el Mediterráneo, hacia Israel.
A pesar del costo para la economía colombiana —las exportaciones de carbón a Israel representan más del 5 % del total del país—, lxs colombianxs no quieren ser cómplices de la destrucción de Gaza. Petro ha anunciado que no habrá más carbón hasta que Israel cumpla el derecho internacional, incluidas las órdenes de la Corte Internacional de Justicia de retirar las tropas israelíes de Gaza.
La intervención material de Colombia en el conflicto mediante la retirada de sus recursos energéticos asesta un golpe significativo a la maquinaria de guerra israelí. La red israelí se esfuerza ahora por encontrar fuentes alternativas de energía.
En el contexto de este aumento de la presión, el Embargo Global de Energía para Palestina, que se ha promovido con el sindicato colombiano de trabajadorxs del carbón y otras fuerzas populares de Colombia para hacer campaña a favor de la prohibición de la exportación, está llamando a otros exportadores de este mineral, incluida Sudáfrica, que actualmente suministra el 9 % del mismo a de Israel, a seguir el ejemplo de Colombia.
Mientras los Estados Unidos y sus Estados subordinados europeos siguen financiando y alimentando el genocidio de Israel, los Estados del Sur Global y los movimientos de todo el mundo pueden tomar medidas para restringir la maquinaria de guerra de Israel.
