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El hambre agobia a más de 733 millones de personas, una de cada cinco en África y una de cada 11 en el planeta, indicó el ‘Informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo’, publicado el pasdado 24 de julio por cinco organismos especializados de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Si las tendencias actuales continúan, alrededor de 582 millones de personas estarán crónicamente desnutridas en 2030, la mitad de ellas en África, indicó el informe, también conocido como Sofi, su acrónimo en inglés.
Dicho reporte fue presentando en el contexto de la reunión ministerial en esta ciudad del Grupo de Acción del Grupo de los Veinte (G-20, economías industrializadas y emergentes) para la Alianza mundial contra el hambre y la pobreza.
Advierte además que el mundo está muy lejos de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2, Hambre cero, para 2030, y en cambio demuestra que se ha retrocedido 15 años, con niveles de subalimentación comparables a los de 2008-09.
A pesar de algunos avances en ámbitos específicos como el retraso en el crecimiento y la lactancia materna exclusiva, un número alarmante de personas sigue enfrentándose a la inseguridad alimentaria y la malnutrición, indica el estudio.
Ello porque los niveles mundiales de hambre se han estancado durante tres años consecutivos, con entre 713 y 757 millones de personas subalimentadas en 2023, unos 152 millones más que en 2019 si se considera el rango medio (733 millones).
Las tendencias regionales varían notablemente: el porcentaje de la población que padece hambre sigue aumentando en África (20,4 %), y permanece estable en Asia (8,1 %), aunque sigue representando un reto importante, ya que la región alberga a más de la mitad de las personas que padecen hambre en el mundo.
De 2022 a 2023, el hambre aumentó en Asia occidental, el Caribe y la mayoría de las subregiones africanas, y muestra en cambio progresos en América Latina (6,2 %).
Comparando África con América del Sur “una diferencia clave es que Sudamérica invierte una cantidad significativa de sus recursos en programas de protección social, que permiten intervenciones focalizadas que alivian el hambre de manera efectiva y rápida debido a su eficiencia”, dijo Máximo Torero, economista jefe de la FAO.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) es una de las entidades autoras del estudio, junto al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
También participaron la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unida para la Infancia (Unicef).
Más allá del hambre, el informe destaca que el acceso a los alimentos adecuados sigue siendo un objetivo inalcanzable para miles de millones de personas.
En 2023, alrededor de 2330 millones de personas en el mundo -la población total se estimaba en 8100 millones- se enfrentaban a una inseguridad alimentaria moderada o grave, cifra que no ha cambiado en forma notable desde el brusco repunte de 2020, en medio de la pandemia Covid-19.
Entre ellas, más de 864 millones experimentaron inseguridad alimentaria grave, debiendo pasar a veces sin alimentos un día entero o más tiempo.
Esta cifra ha permanecido obstinadamente alta desde 2020 y, aunque América Latina muestra mejoras, persisten retos más amplios, en especial en África, donde 58 % de la población sufre inseguridad alimentaria moderada o grave.
La falta de acceso económico a dietas saludables continúa siendo también un problema crucial, que afecta a más de un tercio de la población mundial.
Con nuevos datos sobre los precios de los alimentos y mejoras metodológicas, la publicación revela que más de 2800 millones de personas no pudieron permitirse una dieta saludable en 2022.
La disparidad es más pronunciada en los países de ingresos bajos, donde 71,5 % de la población no puede permitirse una dieta saludable, frente a 6,3 % en los países de ingresos altos. La cifra descendió por debajo de los niveles prepandémicos en Asia y en América del Norte y Europa, pero aumentó sustancialmente en África.
Aunque se ha avanzado en el incremento de las tasas de lactancia materna exclusiva hasta 48 %, será difícil alcanzar las metas mundiales de nutrición.
La prevalencia del bajo peso al nacer se ha estancado en torno a 15 %, y el retraso del crecimiento entre los niños menores de cinco años, aunque ha disminuido hasta 22,3 %, sigue sin alcanzar las metas.
Además, la prevalencia de la emaciación (bajo peso en relación con la altura) entre los niños no ha experimentado mejoras importantes, mientras que la anemia entre las mujeres de 15 a 49 años ha aumentado.
Del mismo modo, las nuevas estimaciones de casos de obesidad en adultos muestran un alza constante en la última década, de 12,1 % en 2012 a 15,8 % en 2022.
Las proyecciones indican que en 2030 habrá en el mundo más de 1200 millones de adultos obesos.
Las tendencias ponen de relieve los complejos retos de la malnutrición en todas sus formas y la urgente necesidad de intervenciones específicas, ya que el mundo no está en vías de alcanzar ninguna de las siete metas mundiales de nutrición para 2030, según advierten los cinco organismos de la ONU en el Sofi.