POR CLAUDIO KATZ /
El sistema imperial y el bloque socialista remodelaron el antimperialismo en el siglo XX. El belicismo actual de EE.UU. para contrarrestar su declive económico impone otra reconsideración. La pluripolaridad aporta una mediación para alianzas con el nacionalismo revolucionario, confrontaciones con la ultraderecha y replanteos con el progresismo.
En América Latina corresponde resistir a EE.UU., renegociar con China y gestar la unidad regional, en sintonía el realismo de Lenin. Las miradas neutralistas contrarían ese legado y desconocen el protagonismo agresor de la OTAN.
Los críticos del antiimperialismo jerarquizan los antagonismos de clase ignorando otras variedades de opresión. Olvidan las tensiones nacionales, las contradicciones de la periferia y las mediaciones del proyecto socialista.
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