Manifiesto por la vida humana y la del planeta Tierra: el fetichismo de la paz con la naturaleza

POR RICARDO SÁNCHEZ ÁNGEL* /

Intervención en la COP divergente, en el Colegio Multipropósito en el barrio popular Siloé, de la ciudad de Cali y en la Universidad Nacional sede Palmira, octubre 2024.

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Pax Vobis

(Wilson)

“¡Viva la paz, viva la paz”!… Así

trinaba alegremente un colibrí

sentimental, sencillo,

de flor en flor….

Y el pobre pajarillo

trinaba tan feliz sobre el anillo

feroz de una culebra mapaná…

Mientras en un papayo

reía gravemente un guacamayo

bisojo y medio cínico

¡Cua, cua!…”.

– Luis Carlos López

Ricardo Sánchez Ángel

I.

Hay que decirlo desde el comienzo: para conseguir la paz con la natura, primero hay que lograrla en las sociedades humanas. Al mismo tiempo, no habrá paz en la sociedad sino se logra con la naturaleza.

Para ello, hay que crear un orden internacional justo que lo permita, superando los procesos, las estructuras y sistemas que generan las guerras, las amamantan, las planifican, las usufructúan, las necesitan para sus intereses creados.

Estas matrices han generado y lo siguen haciendo, las guerras de todo orden, las pequeñas y grandes. Las internacionales han sido devastadoras, la gran guerra (1914-1918) y la segunda (1939-1945). Se hundió el optimismo de los legados humanistas que el movimiento obrero, los pueblos de todos los colores, las artes, las literaturas, las ciencias, los pensamientos filosóficos y las culturas, en el devenir contradictorio de la historia habían forjado. Contra la barbarie, el oscurantismo, el clasismo, el racismo, el patriarcado. Pero, con una idea de progreso que enmascaró y lo sigue haciendo, las pautas para instalar la barbarie con sus dinámicas abrazadoras.

Las guerras y los conflictos domésticos, suelen ser escenarios de terribles crímenes, de genocidios continuados como sucedió en Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Paraguay y la heroica Bolivia. Se prolongó en Brasil, Argentina y Chile e hizo presencia en el resto de países de nuestro continente.

Continúa en Haití donde instalaron la venganza, la revancha, por haberse atrevido a realizar la revolución permanente contra tres colonialismos: el español, el inglés y el francés. Y conquistar la abolición de la esclavitud e instaurar una república negra.

Contra este glorioso y martirizado pueblo se urdió la gran conspiración de la infamia, por parte de los centros de los poderes metropolitanos, los comandos imperiales que ocuparon la isla y lo siguen haciendo, una y otra vez con sus ejércitos bajo la batuta de los Estados Unidos y con el ropaje de las Naciones Unidas y de la OEA.

En Colombia asistimos a una guerra permanente desde 1948 hasta nuestros días, con la masacre como estructura de la sociedad colombiana, haciendo de este país uno de los más violentos del planeta. Sigue en curso la guerra contra las drogas, una estrategia global de los Estados Unidos que ha traído consecuencias nefastas a nuestro país, al vecindario y que ha fracasado en sus anuncios de eliminar el narcotráfico.

El propósito de la paz es objetivo indeclinable, con la natura y la voluntad de los pueblos trabajadores de todos los colores y con la paciencia impaciente que requiere la tarea, la lograremos.

II.

 Está en marcha la gran conspiración de exterminio del pueblo, la nación, la sociedad y la cultura palestina, en un verdadero holocausto de vidas humanas, con una estrategia de genocidio permanente, con las acciones de tierra arrasada, quemando y bombardeando la naturaleza, destruyéndola. En la actualidad se extiende el genocidio sobre el Líbano, apuntando a su vez a llevar la guerra a Yemen, Siria, Irak y estratégicamente a Irán. Se trata de una guerra que abarca el oriente medio y tiene proyecciones de geopolítica mundial. A lo que suma las guerras en Etiopía, Sudán y otros países del África.

El Estado de Israel con sus élites sionistas y apoyado por los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y otros países están realizando ante la mirada del mundo, un crimen envolvente contra los humanos y la naturaleza. Sigue en pie la solución definitiva, de los que buscan el final terrible, después de haber desarrollado el terror sin fin.

En su momento, esto lo hicieron el patán y genocida Adolfo Hitler y su estrafalario partido nazi, con réplicas en el fascismo italiano, el franquismo español y el fascismo portugués, al igual que el militarismo japonés y se han dado otros regímenes que han buscado aplicar las mismas tácticas.

Desde el 2008 el Estado de Israel pasó a llamarse Estado Nación del Pueblo Judío, lo cual constituye una autodefinición racista para tener patente de corso en la limpieza étnica, justificar el apartheid y los crímenes de lesa humanidad. Se dimensiona la acción colonial de anexión territorial y de militarización del Estado y la sociedad, la indefinición de las fronteras de Israel como “pueblo escogido de Dios”, el “gran Israel” y otros dogmas, convertidos en principios rectores de sus propósitos. Hay que destacar el protagonismo de minorías de judíos disidentes, judíos no sionistas como en su momento los denominó Isaac y ahora lo reitera Enzo Traverso, que se oponen al genocidio y a la utilización del holocausto Nazi contra el pueblo judío, para justificar el exterminio de los palestinos y palestinas. Estos judíos internacionalistas dentro y fuera de Israel, saben que los palestinos son tan semitas como ellos y que el apoyo a la vida de los palestinos es profundamente anti racista. En la misma dirección se ubica la postura del intelectual, judío y comunista Étienne Balibar y el economista judío y marxista Claudio Katz. Desde marzo de 2023, cuando se reunieron en París veinte grupos judíos, de catorce países europeos, comenzó un nuevo movimiento judío de solidaridad con Palestina. Esta decisión es un hecho cualitativo en la campaña internacional a favor de la paz en el Medio Oriente. Significa una interpelación radical en toda la línea al genocidio en curso, realizado por Israel. Su antecedente, es el movimiento Voz Judía por la Paz en los Estados Unidos (Jewish Voice for Peace).

El escenario actual de Ucrania es el de una guerra de Rusia contra la OTAN, los gobernantes y el ejército de este país. A su vez es una guerra de todos ellos utilizando a Ucrania, como una plataforma para intervenir en Rusia. Se trata de una guerra nacional de intereses internacionales.

Rusia busca anexarse territorios que considera suyos y la OTAN busca colocar bajo su órbita militar y diplomática a Ucrania. Es un enfrentamiento que abrió las puertas a una nueva guerra mundial, incluso de alcance nuclear.

De hecho, el derecho internacional a la paz de las Naciones Unidas ha sucumbido ante el derecho a la guerra de los Estados Unidos, las otras potencias y el Estado de Israel.

III.

No puede haber silencio: Harry Truman y el Gobierno de los Estados Unidos estallaron bombas atómicas sobre Nagasaki e Hiroshima, con el pretexto de lograr la capitulación de los gobernantes japoneses. Una justificación pusilánime y cínica ante el horror de la devastación atómica (6 y 9 de agosto de 1945).

Hay que agregar el bombardeo a la ciudad de Berlín (1945) por los aliados, para castigar al pueblo alemán, por haber aceptado de dirigentes a la escoria guerrerista de los Nazis, con sus campos de concentración y para vengar el holocausto de los judíos, gitanos y todos los que clasificaron como indeseables, los revolucionarios en primer lugar. El momento más alto de la resistencia en los campos de concentración fue el realizado por los judíos revolucionarios en el gueto de Varsovia durante la ocupación de Polonia.

IV.

Después de la Segunda Guerra Mundial se organizó un nuevo orden económico coordinado por el FMI, el Banco Mundial y otros institutos producto de los acuerdos de Breton Woods y con las Naciones Unidas como garante jurídico de la paz mundial. En 1949 triunfo la revolución china constituyéndose en un desafío extraordinario al reordenamiento que los colonialismos buscaban en Asia y en el Pacífico. Abriendo anchas avenidas hacia el socialismo.

Lo que vino fue la guerra de Corea (1953), cuando los Estados Unidos dividieron la península frente a su impotencia de ocupar completamente su territorio. A continuación, se dieron las guerras de Indochina, primero contra el colonialismo francés que fue derrotado por el pueblo vietnamita (1953) y luego contra su reemplazo los Estados Unidos, quien adelantó una guerra de exterminio con armas químicas, destructivas de la vida natural y humana. Una guerra que conmovió al mundo y desató el internacionalismo a favor de los vietnamitas en contra del imperialismo de los Estados Unidos, quienes fueron derrotados, política y militarmente. Se trató de un acontecimiento que hace época y llenó de esperanza las resistencias en el mundo entero a favor de la democracia y el socialismo, con antiguos y nuevos sujetos colectivos: las mujeres, los jóvenes, los pueblos multicolores y las resistencias ambientalistas, contra el patriarcado y el racismo. Se trató de un internacionalismo que abarcó distintos países como Estados Unidos, los de Nuestra América, los de Europa, los del socialismo burocrático, en China y otros países de Asia.

Durante las décadas de los cincuenta y sesenta se desarrolló el saludable movimiento de liberación nacional en Asia y África que se extendió a nuestra América, con resultados favorables a la paz mundial. En África se dio la liberación de Argelia del colonialismo francés y entre nosotros, se destaca el notable triunfo de la revolución cubana contra la dictadura y el imperialismo norteamericano, inaugurando un proceso hacia el socialismo. Una huella decisiva en esta historia es el triunfo en Sud África contra el régimen del apartheid y el racismo.

Todas estas experiencias enseñan que las guerras responden principalmente a causas económicas, de geopolítica y biopoder, más allá de las formas nacionales, religiosas y culturales, las cuales se levantan como banderas. Enseñan también que asesinan pueblos enteros, demuelen ciudades y la naturaleza es literalmente quemada, envenenada y destruida.

V.

El centro de las causalidades de las guerras sigue estando en el control y extracción de recursos naturales, como el petróleo, el gas y el carbón principalmente; además, el coltán, el litio, el níquel, el cobre, la plata y el oro … y de manera estratégica ese nutriente de la vida que es el agua dulce y la de los mares y océanos. Forman parte de la biodiversidad planetaria, el Ártico y la Antártida que contienen más del 70% de las reservas de agua dulce de la tierra, pero que paulatinamente han sufrido los azotes de la crisis climática y a los propósitos económicos de las grandes potencias de someter tanto el continente blanco, la Antártida, como el océano blanco congelado, el Ártico. También se está viviendo un proceso de control privado y mercantilización de los poderosos del mundo sobre el patrimonio atmosférico.

La explotación y expoliación continuada de la fuente de la riqueza, es decir la naturaleza, producen una fractura metabólica que es necesario superar. Esto sigue siendo la clave para comprender desde la ecosofía, el origen de la riqueza y el bienestar.  El trabajo humano en tanto somos naturaleza, viene a ser la otra fuente de la riqueza, tal como lo presenta Carlos Marx en su brillante ‘Critica al Programa de Gotha’.

El control del mercado mundial, por las grandes multinacionales de todo tipo de mercancías, del capital, es el objetivo de las redes internacionales del capitalismo. Dándose un entramado donde lo financiero, envuelve el negocio como deuda externa, exportación de capitales, intercambio desigual, monopolios, preponderancia de los bancos y ganancias para los centros metropolitanos. Se trata del antropoceno imperialista.

Esta perspectiva, nos precisa el objetivo a cuestionar inicialmente: al productivismo y al consumismo que aceleran el ciclo especulativo y nos colocan ante la evidencia, que el capitalismo en todas sus formas, lo que busca es ganancia, acumulación y crecimiento ininterrumpido, a pesar de sus ciclos de desaceleración, recesión y de las catástrofes que destruyen la economía y la sociedad.

El confrontar el productivismo y el consumismo nos conduce como un hilo verde y azul, en un doble movimiento a cuestionar el modo de producción del capitalismo, sus relaciones sociales, de poder, al igual que el funcionamiento de las fuerzas productivas y tecnológicas.

Como alternativa, esto remite a una planeación del decrecimiento, por la sustitución de los combustibles fósiles y de las tecnologías polucionantes, al igual que la forma de propiedad de los bienes de producción que debe ser común y colectiva.

Se trata de una transición organizada que conduzca a una sustitución de la dominación y explotación de la naturaleza, por un intercambio entre ésta y la sociedad con pautas comunes y colectivas.

VI.

Asistimos, a una formidable y peligrosa situación del desarrollo científico y sus aplicaciones instrumentales. Unas para bien, como las que se consolidan en ciertas áreas de la biotecnología y la inteligencia artificial, para ordenar, clasificar y dar marcos útiles de planeación y programación que de ser aplicadas creativamente pueden servir, por ejemplo, para reordenar las ciudades como espacialidades ecourbanas, donde se dé una relación lúdica con la naturaleza. Otras, para la manipulación de la materia a partir de la ciencia instrumental y la inteligencia artificial, para las armas de destrucción masiva, la militar, la nuclear, la química, la industrial de los últimos diseños aéreos, terrestres y marítimos. Y por supuesto para la elaboración de todo tipo de tecnología que facilite el funcionamiento pleno de sus dispositivos y sus relaciones de poder.

La industria militar con su cortejo de dinámicas de lo científico tecnológico, se está aplicando en la militarización envolvente del planeta y en el desarrollo de las guerras de exterminio e intervención geopolítica, como la que se está preparando contra China, que viene a ser en perspectiva cercana a un escenario de guerra cuyos motores, están prendidos en la confrontación comercial en curso entre los dos grandes países. La militarización del mundo conforma otra de las caras de la era atómica y nuclear.

Estamos en una época de paz armada, con guerras, equilibrios del terror, despliegue de ejércitos, por tierra, mar y aire. Amenazas, bloqueos a pueblos enteros como Cuba y Venezuela. Sanciones por doquier a Rusia, Irán, China y otros países, buscando debilitar sus economías y sus intercambios comerciales, científicos y tecnológicos. Sumado a los ataques militares contra estos países.

El derecho internacional de la paz se encuentra acorralado, desconocido, burlado por la razón de estado a la fuerza, por un orden macabro sobre pueblos y sociedades. Los organismos como las Naciones Unidas y los tribunales internacionales de justicia son impotentes, convertidos en rey de burlas ante la opinión pública planetaria.

Con el orden económico del capitalismo y su organización de los poderes en imperialismos, además de los Estados Unidos que es el principal, actúa el ordenamiento violento del armamentismo y las guerras, destruyendo la humanidad como naturaleza, al igual que como sociedad y cultura.

Nosotros los humanos somos seres ante todo naturales y nuestra vida es la riqueza más preciada del mundo. Esto no significa desvalorizar los derechos a la vida planetaria, sino resignificar la grandeza de la humanidad, la única que se puede salvar a sí misma y salvar a la naturaleza, apelando a ésta con su riqueza y generadora de sabiduría.

Pero, el modo de producción que articula lo natural y lo social, genera un proceso combinado de explotación de lo humano como fuerza de trabajo y la expoliación de la naturaleza. Contra las apariencias que nos presentan el asunto, como un desarrollo y un crecimiento en paz, como si fuera posible en este orden vigente la paz con la naturaleza.

Lo que si es urgente es la resistencia contra la destrucción de la naturaleza por los modelos económicos y las guerras que también destruyen la humanidad. Solo así se superarán las murallas infernales que nos impiden vivir en forma creativa, plena, lúdica e inteligente como naturaleza y sociedad. El principio esperanza nos alienta, se trata de utopías concretas y por ende posibles si nos unimos decididamente.

La humanidad es desigual, diferente, heterogénea en sus lugares ambientales de vida, en lo socio económico, en el ejercicio y disfrute de los poderes y los derechos.

Los hombres y las mujeres estamos diferenciados en clases sociales que son el resultado de la imbricación de la propiedad, las relaciones sociales de producción, las fuerzas productoras y tecnológicas y la manera como los poderes consolidan y reproducen las desigualdades.

VII.

El legado del Antropoceno es contradictorio, en tanto la humanidad ha creado sociedades y civilizaciones en procesos desiguales y combinados en largas duraciones. Al igual que la naturaleza, fue expoliada con distintas modalidades y cuyo metabolismo comenzó su fractura con la revolución industrial, que viene a ser un momento de sólida constitución del capitalismo, como el sistema hegemónico dominante que buscó consolidarse en el planeta tierra. Y lo logró, pese a las épicas resistencias de la clase trabajadora en diversos momentos.

El Antropoceno, es causalidad de la destrucción de la natura en tanto esté ensamblado como herramienta con el capital, vale decir el antropoceno como capitalocemo. Desafortunadamente, el balance muestra que los humanos sobre todo los más poderosos, son los más sangrientos y crueles, nuestra humana conditio, nuestra más secreta vergüenza.

De hecho, aparecimos tardíamente como homo sapiens hace 165.000 años, mientras la vida planetaria tiene unos 3.500 millones de años y la esfera continuará con el resto de vida, ante una guerra nuclear, por ejemplo, o nuevas pandemias de grandes proporciones, o como consecuencia del cambio climático regresivo, la erosión de los suelos, la extinción de los ríos, las aguas y el envenenamiento de los océanos en una línea envolvente en todo el planeta. Con una fragmentación de lo holístico natural y una alteración, todavía mayor, de la secuencia genética.

VIII.

La humanidad necesita superar el estado de división y dispersión de sus fuerzas vitales principales, las trabajadoras y trabajadores a escala planetaria. Se requiere de un Prometeo liberador que retome la necesidad de un programa para la vida y la organización en libertad e igualdad y fraternidad, con amplias democracias de abajo a arriba, que insista en el propósito del gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo, de democracia radical, hacia la eliminación de toda forma de explotación, opresión, discriminación, humillación y ofensa.

Un programa para vivir de acuerdo con la naturaleza, en la convicción de los estoicos griegos, lo que significa un intercambio creativo, que supere la fractura metabólica. Expresando la ecosofía que viene de las culturas y pueblos ancestrales, en combinación con legados científicos, filosóficos y artísticos que como humanidad hemos construido. Tal es el sentido que tiene el organizarnos como Prometeo liberador, haciendo eco al bello deseo del poeta Heinrich Heine, de unir el partido de las flores y los ruiseñores con la revolución.

Referencias

He tenido en cuenta los aportes de Orlando Fals Borda sobre el ordenamiento territorial, lo ambiental y lo holístico de la naturaleza con la vida humana.  Ver Antología de Orlando Fals Borda. Colección obra selecta. Editorial Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2010. Prefacio José María Rojas.

Ver de Barkett, Paul. sobre los problemas ambientales y el marxismo. https://search.app/ifxLf1DhZGw75gG99

Bellamy Foster, John. La ecología de Marx materialismo y naturaleza. Editorial el viejo topo. España. 2000.

Ver de Bellamy Foster, John. Sobre el valor y la naturaleza. https://search.app/TPnvCMkuuXG5fVon6

Ver de Bellamy Foster, John. imperialismo y antropoceno. https://search.app/xe1yBy4w1N2kr1Nf8

Deutscher Isaac. El judío no sionista y otros ensayos. Editorial Ayuso. Madrid. 1971.

Gillibert, Paul. Jason W. Moore, cosmología revolucionaria y comunismo de la vida

Lowy, Michael. El Ecosocialismo la alternativa radical a la catástrofe ecológica capitalista. Editorial Ocean Sur. 2014.

Ver de Lowy, Michael. De Karl Marx al ecomarxismo. https://larosaroja.org/de-karl-marx-al-ecomarxismo/

Marx, Carlos.  Crítica al programa de Gotha. Editorial Greenbooks Editore. Edición digital. Octubre 2019.

Marx, Carlos. El Capital. Capítulo I. El fetichismo de la mercancía y su secreto. Pp 36 – 55. Tomo I. Volumen I. Editorial Fondo de Cultura Económica. México. 1971.

Meghnagi Micol. Nace la Red de Judíos Europeos por Palestina

Traverso, Enzo. Gaza ante la historia. Ediciones Akal. Madrid. 2024.

*Decano Facultad de Derecho Universidad Autónoma de Colombia. Profesor Emérito Universidad Nacional de Colombia.