POR ALBERTO MALDONADO COPELLO /
Presentación
A finales de 2023 se publicó el libro “La scienza del valore” de Michael Heinrich[1]. Es la traducción al italiano del libro publicado inicialmente en Alemania en 1999[2] y, posteriormente, en varias ediciones en dicho idioma. Todavía no está disponible en español y tampoco en inglés, hasta donde llega mi información. Heinrich es uno de los intérpretes más reconocidos de Marx en la actualidad y especialmente de El capital. Sus obras han sido ampliamente difundidas y ha participado en numerosos debates[3]. Su libro La ciencia del valor es la obra más importante y fundamento de los otros libros. El propósito de este texto es resumir y difundir sus ideas como una contribución al conocimiento de la obra de Marx desde una perspectiva crítica.
El marco de la interpretación de Heinrich
Heinrich sostiene que Marx realizó una revolución científica en las ciencias sociales que consiste en una ruptura con el campo teórico de la economía política clásica que en sus elementos fundamentales establece también una diferencia esencial con la economía marginalista y neoclásica. Esta ruptura se produjo a lo largo del desarrollo teórico de Marx en varios momentos. Inicia en las tesis sobre Feuerbach y La ideología alemana, pero se consolida con la Introducción a los Grundrisse de 1857 y luego con la redacción de El capital. Para Heinrich el énfasis de Marx en la crítica de la economía política consiste precisamente en este cambio con respecto a los presupuestos teóricos de los economistas políticos clásicos. Sin embargo, Marx no es plenamente consciente de esta ruptura teórica y permanece atado en algunos momentos de la exposición a aspectos del campo teórico anterior lo cual se expresa en ambivalencias. Las diferencias entre distintos intérpretes de Marx están relacionadas con estas ambivalencias y con el hecho de que algunos de ellos analizan El capital desde elementos del campo teórico superado por Marx.
Los elementos centrales del campo teórico de la economía política son: a) el antropologismo; b) el individualismo; c) la ahistoricidad; y d) el empirismo. Marx rompe con estos fundamentos y plantea una concepción de la sociedad basada en la estructura de las relaciones sociales, en el condicionamiento de la acción individual por dicha estructura, en el carácter histórico de las estructuras y en el conocimiento como producción y no como simple reflejo de la realidad.
El campo teórico de la economía política clásica y del marginalismo
Heinrich destaca dos elementos esenciales del campo teórico de Smith: 1) el antropologismo, que toma como punto de partida una determinada esencia del ser humano, que coincide con la esencia de los poseedores de mercancías; 2) el individualismo, que consiste en reconstruir el contexto social a partir de los individuos singulares. Estos son presupuestos que se toman como dados. Ricardo asume una posición similar a la de Smith: parte del punto de vista del poseedor de mercancías como algo natural que no debe ser investigado. A partir del antropologismo y el individualismo se sustenta un tercer elemento, la consideración de la producción capitalista como una producción natural y eterna y no como un modo de producción que surge históricamente: se trata del ahistoricismo propio de la economía política.
Adicionalmente hay otro elemento común en la economía política: el empirismo. Por ejemplo, la existencia de la ganancia media es un hecho empírico que se asume como tal, una circunstancia sin necesidad de explicación. La economía política clásica tiene una concepción empirista de la realidad. Considera Heinrich que los socialistas ricardianos, críticos de las consecuencias del capitalismo para los trabajadores, se enmarcaban en los mismos presupuestos teóricos de los economistas clásicos: no salían del campo teórico de la economía burguesa. Asumían que la producción de mercancías es una producción natural y que la división del trabajo es consecuencia del instinto humano. Igualmente que el cambio de equivalentes es una expresión de la justicia natural por lo cual juzgaban como injusto el cambio entre capital y trabajo. Su crítica era principalmente una crítica moral.
La economía marginalista o neoclásica constituye un cambio de paradigma, pero no de campo teórico. Un cambio importante es el rechazo de la teoría del valor trabajo de los clásicos (que consideran es básicamente la misma de Marx) en favor de una teoría del valor basada en la utilidad. Aparentemente se produce un cambio sustancial con respecto a la economía política: estos autores realizan un cambio de contenido en aspectos centrales pero permanecen en el campo teórico en el cual surgió la economía clásica. Ahora se fundamentan en la racionalidad de los individuos que buscan la máxima satisfacción de sus objetivos. Sin embargo, para Heinrich, permanecen en el campo teórico de los clásicos cuyos elementos esenciales son el antropologismo, el individualismo, el ahistoricismo y el empirismo.
– Antropologismo. Se presupone una determinada esencia del ser humano, una determinada dotación natural del ser humano, hecha de instintos, necesidades y sobre todo, de una determinada racionalidad. La sociedad recibe así un inmutable fundamento natural. Es cierto que la determinación exacta de esta esencia varía de un autor a otro, pero detrás de esta esencia se esconde siempre el poseedor de mercancías, ya sea como productor en el caso de los clásicos, ya sea como consumidor en el caso del marginalismo.
– Individualismo. La sociedad es concebida como inmediatamente constituida por individuos singulares atomizados, que portan en sí la esencia humana. Todos los problemas del nexo social deben ser resueltos recurriendo a estos individuos.
– Ahistoricismo. Es una consecuencia del antropologismo y del individualismo. Si la sociedad está constituida inmediatamente de individuos y estos individuos son determinados por su esencia antropológica, entonces una determinada forma de socialización solamente puede corresponder o no a esta esencia. Las formas sociales pueden por tanto ser solo naturales o innaturales. La forma social natural es aquella adecuada al ser humano, aquella que corresponde a su esencia. Y dado que esta esencia tiene por contenido propio al poseedor de mercancías, la forma social natural es aquella que se basa sobre la producción de mercancías.
– Empirismo. La realidad efectiva se muestra tal como es. Tanto la esencia como la forma de socialización que atraviesa esta esencia, se constituyen y encuentran a la luz del sol. La observación del objeto real, transparente, suministra todo conocimiento.
La ruptura teórica de Marx
Considera Heinrich que hasta antes de La ideología alemana la crítica de Marx se enmarcó en los elementos del campo teórico de la economía política, algunos de los cuales son comunes a la filosofía idealista alemana y al socialismo francés. Marx comienza con la crítica del Estado de Hegel y pasa luego a la crítica de la economía política, cuyo mayor desarrollo en esta etapa se encuentra en los Manuscritos económico filosóficos de 1844. En este momento Marx ha abordado un nuevo contenido (la economía) pero su crítica permanece dentro del campo teórico de la economía política: su fundamentación es antropológica e individualista y además adopta el empirismo al considerar que la esencia humana puede ser conocida en forma inmediata. Pero no comparte el enfoque ahistórico de la economía política. Se basa en este período principalmente en la crítica antropológica de Feuerbach.
Un punto decisivo en la ruptura teórica se encuentra en La ideología alemana en 1845 en la cual no solo critican a Feuerbach sino también sus propias concepciones anteriores con respecto a la alienación y la esencia humana. El concepto central para comprender la sociedad y su dinámica es ahora el modo de producción históricamente específico. La relación entre el ser humano y la naturaleza no es abstracta, está determinada por una forma históricamente específica de producción. Las relaciones sociales producidas inconscientemente por los individuos son al mismo tiempo presupuestos de su comportamiento y de su pensamiento, y además lo estructuran. Ahora la comprensión científica de la sociedad no puede recurrir a una esencia humana. Marx y Engels cuentan a partir de este momento con los elementos de un campo teórico nuevo. Dejan de utilizar el concepto de trabajo alienado. Sin embargo, continúan vinculados a una concepción empirista de la ciencia dado que creen que pueden simplemente constatar directamente los presupuestos de la historia entera.
Fundan un nuevo concepto de realidad social sobre la base del cual puede ser articulado un programa de investigación empírica. Esta fundación no ocurre un solo acto, comienza con las Tesis sobre Feuerbach y La ideología alemana, pero no ocurre al mismo tiempo en todos los niveles. En La ideología alemana se rompe con el antropologismo y con el individualismo, pero todavía no con el empirismo.
En la Introducción de 1857 rompen con el empirismo. El método de ascender de lo abstracto a lo concreto es para Marx el método científicamente correcto. El empirismo supone que la realidad efectiva es inmediatamente transparente y el racionalismo asigna la producción de conocimientos enteramente al sujeto. El aporte de Marx consiste en el hecho de que la instancia de mediación entre el sujeto y el objeto no es simplemente el pensamiento, sino la praxis social.
Marx tiene ahora claro que el conocimiento científico requiere un plano teórico no empírico, que debe operar con conceptos que no tienen un correlato empírico inmediato, que debe comenzar con conceptos abstractos.
La dialéctica como la forma de exposición
Marx define a la dialéctica como la forma de exposición, que solo está esbozada en la Introducción de 1857, pero no expuso detalladamente en qué consiste su método dialéctico. Marx considera que la exposición es un producto de la elaboración en conceptos de las intuiciones y representaciones: se trata de un desarrollo conceptual. Es una conexión entre conceptos que elaboran el material empírico. Marx expone los conceptos en un orden determinado que expresa las relaciones esenciales entre las categorías. Es un orden requerido por el objeto mismo, como ocurre en todo sistema orgánico: toda relación económica presupone la otra, de tal modo que cada momento es puesto al mismo tiempo que presupuesto. Marx establece una distinción entre relaciones simples y complejas: las relaciones simples presuponen las relaciones complejas. La categoría simple es una abstracción dada que se expresa inicialmente sin referencia a las relaciones más complejas. Las relaciones de las categorías simples son incompletas lo cual exige una transición para remediarlo en una categoría posterior. La exposición es una secuencia, una transición de una categoría a otra.
En la sociedad burguesa lo que se ve es solo el resultado inmediato, que por tanto no se presenta de hecho como resultado. Es necesaria una construcción teórica, la exposición dialéctica, para mostrar que aquello que parece inmediato es un mediato. La autonomía de lo inmediato revela ser solo apariencia. La exposición reproduce la organización del objeto real pero no es un simple reflejo, porque expone mediaciones invisibles.
Marx elaboró varios planes de la estructura de su proyecto de la crítica de la economía capitalista y de El capital, comenzando con un proyecto de seis libros hasta terminar en la versión conocida de tres tomos. El objeto de estudio en El capital es el modo de producción capitalista en su nivel general, en su media ideal por así decirlo. En un comienzo Marx estableció una distinción entre el capital en general y la competencia de múltiples capitales, la cual, según Heinrich abandonó posteriormente en favor de una distinción entre el capital individual y el capital total, la cual aborda en distintos niveles a lo largo de toda la obra. En este esfuerzo de precisión de los elementos a considerar desde la perspectiva teórica general Marx tuvo dificultades en cuanto a la ubicación en la exposición de temas como el crédito, el capital ficticio y las crisis.
La teoría monetaria del valor
Marx no considera la mercancía como un objeto empírico encontrado más o menos casualmente. Su objeto de estudio es la mercancía como forma social del producto del trabajo: la mercancía es la forma social más simple en que se presenta el producto del trabajo en el capitalismo. El problema que se plantea Marx no es demostrar que el trabajo es la sustancia del valor, sino reconstruir a partir de esta forma social del producto del trabajo el carácter específicamente social del trabajo que se presenta en tal modo; este carácter social del trabajo es diferente del existente en otros modos de producción.
En la producción de mercancías el trabajo se ejecuta privadamente y obtiene su carácter social, su reconocimiento como parte del trabajo social total, solo a posteriori en el cambio. En otras formas de producción el carácter social de la producción es un presupuesto. El interés principal de Marx no es la determinación cuantitativa sino el carácter específico del trabajo que produce mercancías. Las críticas hechas a Marx usualmente se sitúan dentro de una problemática empirista: se da por descontado que Marx parte de un fenómeno inmediatamente dado o un modelo.
Marx en El capital ya ha roto con el empirismo del campo teórico de la economía política. Tiene claro que lo dado y empírico es una síntesis de múltiples determinaciones y que por tanto se necesita la reconstrucción conceptual. Los fenómenos empíricos están siempre formados y aparecen como formas naturales. Marx se hace una pregunta que la economía política nunca se formuló: ¿cuáles son las formas sociales en las cuales existen los fenómenos empíricos? Marx abandona el campo teórico de la economía política al poner el acento en el carácter específicamente social del trabajo y abandonar la pretensión de explicar el funcionamiento del capitalismo a partir de la perspectiva de las acciones de los agentes individuales.
Pero hay ambivalencias en Marx. Considera Heinrich que en las dos primeras secciones de El capital no es claro que la abstracción del trabajo es una propiedad social del trabajo. Piensa que quizá Marx con el ánimo de precisar la categoría que los clásicos no identificaron, el trabajo abstracto, puso el énfasis en una concepción fisiológica.
Desde esta perspectiva se puede concebir la sustancia del valor como un sustrato material presente en la mercancía individual y no como reflejo objetivo de una relación social específica. De este modo la objetividad de valor sería una propiedad de la mercancía individual obtenida mediante el gasto de trabajo abstracto. En el Manuscrito de adiciones y comentarios Marx se expresa contra tal concepción y reconoce que no fue explícito en la primera edición de El capital. El valor es una objetividad que pertenece solo colectivamente a los productos del trabajo al interior de una determinada relación social.
La ambivalencia se expresa también en el examen de la magnitud del valor, dado que la exposición sobre el tiempo de trabajo socialmente necesario haría pensar que la magnitud de valor depende de las condiciones tecnológicas medias de producción, lo cual ocurre independientemente del cambio. Pero dichas condiciones tecnológicas suceden solo con respecto al trabajo concreto. Esta posición no es compatible con la noción de trabajo abstracto. El producto individual del trabajo tiene tan poca magnitud de valor como objetividad de valor: son propiedades que le pertenecen solo colectivamente en la medida en que el trabajo gastado privadamente se revela como parte integrante del trabajo social.
La dimensión cuantitativa del valor se refiere a que ha sido empleada una parte del tiempo de trabajo total de la sociedad en la producción de una mercancía. El trabajo abstracto no se puede medir con el reloj o mediante al gasto físico de energía. Es una cuota del tiempo de trabajo que es reconocida como parte del trabajo social: este reconocimiento solo ocurre mediante el dinero.
Sostiene Heinrich que la teoría del valor es esencialmente una teoría del dinero, una teoría monetaria del valor. Plantea que el análisis de la forma del valor ha sido ignorado durante mucho tiempo, tanto por los críticos de la teoría del valor de Marx como por parte de autores marxistas.
La objetividad de valor no puede existir independientemente de su forma fenoménica y las mercancías solo poseen esta objetividad como relación social. Solamente la forma general del valor expresa en forma adecuada el valor de las mercancías, forma en la cual existe un equivalente general en el cual todas las mercancías expresan su valor. En la exposición de Marx una mercancía obtiene el carácter de expresión universal de valor porque todas las demás expresan su valor en el mismo equivalente. Esta es la forma en la cual aparece la objetividad de valor de las mercancías.
Marx presupone siempre una mercancía dinero como fundamento del sistema monetario. Sin embargo, el sistema monetario en el capitalismo actual no se fundamenta en una mercancía dinero. Heinrich considera que en el marco de la argumentación de Marx no es necesario presuponer una mercancía dinero. Marx demuestra que se necesita una forma general de valor, un equivalente universal, pero teóricamente no es necesario que sea una mercancía. El análisis de la forma valor ofrece las determinaciones formales del equivalente universal y muestra que se necesita una forma objetiva pero no que tiene que ser una mercancía.
La teoría del valor de Marx ha sido reducida en muchas interpretaciones a una concepción centrada sobre la cantidad de trabajo y enfocada a explicar los precios relativos. La diferencia con la teoría del valor de los clásicos consistiría en que Marx habría estado consciente del carácter histórico de estos valores trabajo. En esta concepción el dinero sería un lubricante de la circulación y algo externo a la teoría del valor. Se trata de una teoría premonetaria del valor.
Heinrich hace énfasis en que Marx tiene una teoría monetaria del valor. Solo por medio del dinero se genera el sistema de precios relativos. Solo en cuanto que las mercancías son relacionadas con el dinero se puede producir un nexo social coherente entre los diversos trabajos privados. El dinero es el representante del valor en cuanto tal, no es un velo extendido sobre las relaciones reales. La relación con el dinero, por medio de la cual se instituye un nexo social coherente, implica el riesgo de que esta coherencia se destruya. Debido a que los clásicos y los neoclásicos reducen el papel del dinero a un simple medio técnico no esencial se abstraen de la posibilidad de las crisis.
Rasgos de la teoría marxiana del capital
Al analizar los rasgos fundamentales de la teoría marxiana del capital Heinrich examina la transición de la forma valor a la forma capital, la posibilidad de la valorización con base en el cambio de equivalentes, la transformación de valores a precios de producción, el papel del crédito y la mistificación de las categorías capitalistas.
La transición de la forma valor a la forma capital. Heinrich considera que la transición de la forma valor a la forma capital es problemática en El capital. La forma D-M-D´, la forma capital, aparece junto a la forma de la circulación simple de mercancías M-D-M. Queda la impresión de que la nueva forma se encuentra solo por la vía empírica. La circulación simple parece un presupuesto para la existencia del capital, pero que exista el capital parece algo extraño a la circulación simple.
Es necesario demostrar que la circulación simple hace necesaria una determinación posterior de forma que implica una transición conceptual de la circulación simple al capital. Sostiene Heinrich que esta transición falta en El capital pero se encuentra en otros textos.
En dichos textos se muestra que el punto de partida de la transición es el dinero, tal como resulta de la circulación simple. La autonomía del dinero es pura apariencia. En la circulación simple el dinero es aniquilado: no hay una autonomización efectiva del valor. El valor es determinado en forma insuficiente. Para una efectiva autonomización del valor es necesario que sea determinado como un proceso que tiene la forma D-M-D´: para que no sea un proceso meramente formal es necesario que se incremente el valor. La autonomía del dinero en la circulación simple hace necesaria una ulterior determinación formal; la forma capital. El dinero solo puede existir al interior de las relaciones de producción capitalistas. La teoría del valor de Marx es una teoría del valor solo como teoría del capital. El valor es la expresión abstracta del capital. Pero en El capital se omite la transición dialéctica.
El punto siguiente es responder a la pregunta sobre cómo es posible la valorización sobre la base de un esquema de cambio de equivalentes: es la pregunta sobre el origen de la ganancia. Marx distingue entre trabajo y fuerza de trabajo a partir de lo cual busca explicar la valorización del capital distinguiendo entre el valor de uso y el valor de la fuerza de trabajo. La fuerza de trabajo es una mercancía que tiene la propiedad única de producir valor. La valorización del capital se explica porque mediante el consumo de la fuerza de trabajo en el proceso de la producción capitalista resulta un valor superior del necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo. Marx denomina explotación a la relación en la cual el trabajador trabaja un tiempo mayor del necesario para su propia reproducción y el capitalista se apropia del fruto de este plustrabajo. Hay explotación aunque no se viole la ley del cambio de equivalentes.
La transformación cuantitativa de valores a precios de producción es un falso problema. Heinrich sostiene que la transformación de valores a precios de producción es una transformación conceptual y no una transformación cuantitativa real de un sistema de valores a un sistema de precios. Considera que el campo teórico de la economía clásica conduce a pensar que existe una sustancia material de los valores que puede transformarse en un sistema de precios. Señala que el propio Marx fue ambivalente en este punto y adoptó la problemática de los clásicos. El asunto de la transformación cuantitativa no existe desde la perspectiva de la teoría monetaria del valor. Por tanto es un problema mal planteado y sin solución.
La relevancia del crédito y los problemas de exposición. Heinrich plantea que la exposición sobre el crédito presenta problemas de contenido y metodológicos. Con respecto al contenido se trata del insuficiente grado de elaboración; con respecto a los aspectos metodológicos el problema es no tener claro cuál es el estatus teórico que deba tener la exposición del crédito. El asunto es si es posible ocuparse del crédito en el marco de una exposición sobre el capital en su media ideal. Marx en algunos textos duda que sea posible, pero finalmente lo aborda, en particular en su conexión con el capital productivo de intereses.
Marx le otorga una especial importancia al sistema crediticio. Considera que dirige en última instancia la producción capitalista, pero no como una planificación consciente, sino por el impulso a la máxima valorización. El sistema crediticio tiene un mecanismo propio de creación de dinero y puede restringir o expandir la acumulación de capital real. Los capitalistas desarrollan una acumulación real pero tienen la opción de acumular también ficticiamente, mediante inversiones monetarias. Además la expansión capitalista tiene en el crédito una palanca poderosa.
La mistificación de las categorías empíricas. La empiria capitalista no es inmediatamente transparente, debe ser descodificada mediante categorías no empíricas. Al estudiar la relación de capital Marx quería descubrir la cualidad oculta del valor de poner valor: descifrar la creación de plusvalor. Marx revela el secreto de la creación de plusvalor, pero esto no es suficiente. Es necesario entender por qué la empiria capitalista se presenta de este modo y no de otro: se trata de demostrar que la superficie empírica es la expresión necesaria de dichas relaciones profundas. De este modo, lo que se presentaba al comienzo como punto de partida, la fórmula general del capital, se presenta al final como un resultado, mediante el desarrollo dialéctico de las categorías.
Parece que el trabajo produce el valor del salario, el capital parece producir la ganancia (o el interés) y la tierra parece producir la renta. La riqueza social parece ser el resultado de la acción combinada de tres factores de la producción: capital, tierra y trabajo. En cuanto elementos aparentemente naturales del proceso de producción, capital, trabajo (asalariado) y tierra se manifiestan como las fuentes inmediatas de las cuales surge el valor del producto; efectivamente son fuentes del ingreso correspondiente en razón de determinadas relaciones sociales, pero parecen ser fuentes independientes de cualquier condición social.
Este mundo no es la superficie inesencial de relaciones esenciales: es la única forma de realidad efectiva de estas relaciones. En ella se basa la percepción de la sociedad burguesa, la conciencia que de ella resulta y las acciones que se fundamentan en ella. El fetichismo no es una falsa conciencia: está vinculado inseparablemente a las relaciones de producción burguesas. Las personas perciben las relaciones de producción capitalistas tal como ellas se manifiestan, solo que se manifiestan en forma distinta a lo que son. La conciencia común, sea la del trabajador o la del capitalista, está encadenada a un mudo de apariencia.
Las categorías de la apariencia constituyen los elementos fundamentales del campo teórico de la economía política.
– Dado que las relaciones de producción social se manifiestan como propiedades naturales de las cosas, parecen ser ellas mismas naturales. El modo de producción capitalista no se presenta entonces como modo de producción históricamente determinado, sino como la modalidad natural de la producción (ahistoricidad).
– Lo mismo sucede con las personas en el ámbito de este modo de producción, esto es, con los poseedores de mercancías; no parece tratarse de una individualidad y una subjetividad producida históricamente. El individuo singular se presenta como la quintaesencia del ser humano (antropologismo).
– Las relaciones sociales en las cuales los seres humanos son puestos se les manifiestan como las motivaciones que impulsan su actuación, de tal modo que parece que son los individuos los que constituyen directamente el nexo social (individualismo).
– Finalmente, las relaciones de producción objetivadas no solo se manifiestan como propiedades naturales de las cosas, sino también, en cuanto propiedades naturales, son también inmediatamente dadas: pueden ser percibidas en modo inmediato (empirismo).
Marx no solo rompe con el campo teórico de la economía política sino que está en condiciones de mostrar cómo se producen como formas objetivas del pensamiento las determinaciones de este campo teórico.
La dinámica del modo de producción capitalista
Con respecto a la dinámica del modo de producción capitalista Heinrich aborda los temas del incremento en la composición orgánica del capital, la ley general de la acumulación capitalista, el ejército industrial de reserva y la pauperización de los trabajadores, la relevancia de la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia y las crisis.
Limitaciones de la ley general de la acumulación capitalista. Considera Heinrich que sobre la base del aumento en la composición orgánica del capital no es posible fundamentar adecuadamente la ley general de la acumulación capitalista, la tendencia a un crecimiento constante del ejército industrial de reserva y la pauperización. Plantea que efectivamente la tendencia general del desarrollo capitalista conduce a la creación de un ejército industrial de reserva pero que es necesario contrastar el efecto ocupación (debido al incremento de la acumulación de capital) con el efecto expulsión (debido al aumento en la productividad del trabajo por introducción de maquinaria). La ley general de la acumulación capitalista consiste en la creación de un ejército industrial de reserva y en el deterioro de las condiciones de vida de los miembros de este ejército y en especial de los más degradados: el pauperismo. Pero no puede concluirse de aquí una tendencia a la pauperización del conjunto de los trabajadores. Cuando Marx habla del empobrecimiento no se refiere solo a la disminución del salario relativo y absoluto sino a la deshumanización de los trabajadores, aunque tengan mejores salarios, en el marco de las relaciones capitalistas.
Crítica a la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia. Considera Heinrich que tampoco puede demostrarse teóricamente la tendencia a la caída tendencial de la tasa de ganancia dado que el aumento en la composición de valor debe contemplar que no solamente se reduce el valor de la fuerza de trabajo sino también el valor del capital constante; es necesario por tanto considerar la evolución de los dos componentes. Plantea que el propio Marx posiblemente tuvo dudas sobre esta ley y que a partir de 1870 no la volvió a mencionar. Pero en el tomo III editado por Engels, que fue escrito hacia 1864-65, se le da una especial importancia a esta ley, algo que es reforzado por decisiones editoriales de Engels. De otra parte, considera Heinrich que la tendencia decreciente de la tasa de ganancia no es un elemento fundamental para entender las crisis capitalistas y que podría prescindirse de ella.
La teoría de las crisis. No se encuentra en Marx una exposición sistemática de una teoría de las crisis sino textos dispersos a lo largo de su obra y de El capital. Un elemento invariante es que Marx considera la crisis como un mecanismo de solución violenta a la disociación de la unidad entre la venta y la compra, entre la producción y la circulación. Marx incluye aspectos de una teoría de la sobreproducción de mercancías asociada al subconsumo de las masas, pero luego amplía su análisis para considerar que además del consumo de los trabajadores está también el consumo de los capitalistas y la inversión, con lo cual adopta la noción de sobreacumulación de capital. De otra parte Marx pasa de una consideración de las crisis cíclicas, que conducen a una recuperación del proceso capitalista, a crisis que involucran estancamientos y recesiones más prolongadas. Considera Heinrich que en Marx se encuentra una noción general de la crisis que es más apropiada para la situación actual del capitalismo. No se encuentra en El capital una teoría del colapso asociada a la crisis y predomina una consideración de las crisis como una solución violenta a la ruptura de la unidad pero también como un elemento constructivo y necesario para el proceso de acumulación.
La crítica del capitalismo y el socialismo
Con frecuencia la crítica de Marx al capitalismo se ha entendido como una crítica moral: se rechaza el capitalismo porque viola determinados estándares de igualdad o de justicia. Pero Marx desde muy temprano se burló de la crítica moralizante. Otros intérpretes consideran que Marx utiliza la perspectiva de lo justo y de lo injusto, por ejemplo, en el tema de la duración de la jornada laboral o en el tema de la inversión de la ley de la apropiación. Heinrich considera que Marx prescinde de esta base normativa. La crítica de la economía política tiene una implicación directamente política dado que demuestra que una crítica moral del capitalismo, así como aquellas concepciones socialistas que desembocan en un socialismo de la pequeña producción de mercancías, permanece prisionera de una apariencia producida por el modo de producción capitalista.
La crítica científica del punto de vista de la economía política sobre la construcción de su objeto teórico debe ser distinta de la crítica política de las relaciones capitalistas. Esta crítica política no es el presupuesto de los resultados científicos sino su consecuencia. En este sentido puede existir un socialismo científico, pero no una ciencia socialista. Los resultados científicos de la economía política pueden ser utilizados en una crítica política del capitalismo para mostrar que el proceso de valorización ocurre a expensas del trabajador. Pero Marx no pretende hacer una crítica moral del capitalismo: el punto no es la justicia o la violación de determinadas normas, sino la constatación de un hecho. La producción capitalista viola los intereses vitales elementales de los trabajadores. Para establecer esto no es necesario postular un derecho a una vida digna.
Marx y Engels tenían como propósito fundamentar científicamente el socialismo a partir de las tendencias evolutivas de la sociedad capitalista; el socialismo no era un ideal a contraponer a la sociedad burguesa. El análisis del capitalismo debía demostrar que sus contradicciones solo pueden ser resueltas con un diferente modo de producción: el socialismo.
Notas:
[1] Michael Heinrich, La scienza del valore. La critica marxiana dell ´economia política tra rivoluzione scientifica e tradizione classica. A cura de Riccardo Bellofiore e Stefano Breda, Traduzione di Stefano Breda, PGRECO Edizioni, 2023.
[2] Heinrich, Michael, Die Wissenschaft vom Wert, Verlag Westfalisches Dampfboot, Munster, 1999
[3] Heinrich, Michael, Crítica de la economía política. Una introducción a El Capital de Marx. Escolar y Mayo Editores, Madrid, 2008; Heinrich, Michael, ¿Cómo leer El Capital de Marx? Indicaciones de lectura y comentario del comienzo de El Capital, Escolar y Mayo Editores, Madrid, 2011; Heinrich, Michael, How to Read Marx´s Capital. Commentary and Explanations on the Beginning Chapters, Monthly Review Press, New York, 2021.
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