
POR ALBERTO MALDONADO COPELLO /
Paul Sweezy publicó en 1942 su libro Teoría del desarrollo capitalista [1] que tiene como propósito, según su autor, exponer un “estudio analítico medianamente amplio de la Economía Política marxista” (p. 9). El libro expone en sus dos primeras partes (primeros siete capítulos) El capital, constituyendo una muy buena síntesis e interpretación de su contenido. En la tercera parte estudia las crisis y las depresiones y en la cuarta parte el imperialismo, abordando temas como el Estado, el desarrollo del capital monopolista, el imperialismo y el fascismo. En las partes tercera y cuarta va más allá del capital y estudia debates posteriores. Para quienes no quieren o no tienen el tiempo para un estudio a fondo de El capital el texto de Sweezy es una introducción e interpretación muy valiosa. Es muy probable que muchos lectores interesados en Marx y el capital en Colombia, en la década de los sesenta y setenta hayan utilizado este texto como elemento básico de sus estudios de marxismo.
En artículo anterior presentamos alguna consideraciones sobre los planteamientos de Sweezy y nos enfocamos en el capítulo II, El problema del valor cualitativo. En este artículo nos enfocamos en el capítulo III, El problema del valor cuantitativo, el cual se divide en las siguientes partes: 1) el primer paso; 2) el papel de la competencia; 3) el papel de la demanda; 4) ley del valor vs principio de planeación; 5) el valor y el precio de producción; y 6) precio de monopolio. Sweezy aborda temas cruciales de la exposición de Marx que han sido objeto de muy diversas interpretaciones y hace una serie de precisiones muy relevantes para entender la teoría del valor de Marx. Destaca por ejemplo que el problema cuantitativo principal para Marx es la distribución global del trabajo social y no el cambio aislado de dos mercancías, aborda el tema del papel de la demanda social, menciona el problema de la transformación de los valores en precios de producción que abordará en capítulo posterior, señala que el tema del valor no se agota en el primer capítulo del tomo I destacando que aunque hay cambios en aspectos cuantitativos los elementos cualitativos se mantienen. Igualmente menciona el debate entre planeación y ley del valor. Cabría criticarles a Sweezy que asume el valor cuantitativo como medición en unidades de tiempo y que deja explícitamente el análisis del dinero, algo que le reprochan autores de la nueva lectura.
Resumen y comentarios
En todas las sociedades es necesario distribuir el trabajo de los miembros para producir los productos necesarios, pero en el curso de la historia cambia la forma de organizar la producción y la distribución del trabajo. Cita la carta de Marx a Kungelmann en la que afirma que la masa de productos para satisfacer las necesidades requiere volúmenes distintos y cuantitativamente determinados del trabajo total de la sociedad. Es evidente que esta necesidad está presenta en todas las formas de producción, pero cambian las leyes de esta distribución. En una sociedad en la cual la interconexión del trabajo social se manifiesta en el cambio privado de los productos individuales del trabajo la división proporcional del trabajo se realiza mediante el valor de cambio de los productos (p. 52).
La tarea de la teoría cuantitativa del valor es descubrir la naturaleza de estas leyes de la división proporcional del trabajo y en esta forma fue el punto de partida de la tradicional economía moderna. En esta perspectiva el estudio del valor de cambio es solo el comienzo. Las mercancías se cambian en ciertas proporciones precisas y absorben cierta cantidad -medida en unidades de tiempo- de la fuerza de trabajo total disponible en la sociedad. Marx asume en principio una correspondencia exacta entre las proporciones del cambio y las proporciones del tiempo de trabajo. Esta interpretación parece asumir que la medición del valor es en unidades de tiempo y no en dinero.
Recuerda que no se trata del tiempo de trabajo empleado por el productor individual sino del tiempo de trabajo socialmente necesario. Igualmente señala que el trabajo calificado produce más valor que el trabajo simple. Afirma que la relación entre trabajo calificado y trabajo simple es visible en los valores relativos de las mercancías que producen en una hora, pero que esto no significa que la relación entre los dos tipos de trabajo sea determinada por los valores relativos. Afirma a continuación que “la relación entre los dos tipos de trabajo es teóricamente susceptible de medición independiente de los valores de mercado de sus productos.” (pp. 53-54).
El capítulo 1 de El capital no contiene toda la teoría del valor cuantitativo.
Considera que es un error grave pensar que toda la teoría del valor cuantitativo se encuentra en el capítulo 1 del tomo I de El capital. En este capítulo apenas se da un primer paso y no se intenta “ir más allá de la primera aproximación contenida en la proposición de que las mercancías se cambian unas por otras en proporción a la cantidad de trabajo socialmente necesario incorporado en cada una.” (p. 56)
El papel de la competencia
Sweezy se remite al ejemplo de Smith del cambio de un castor por dos ciervos, ejemplo que también usó Ricardo. Considera que es un buen punto de partida. Smith sitúa su ejemplo en “aquel estado primitivo y rudo de la sociedad que precede a la acumulación de capital y a la apropiación de la tierra”. (p. 57), estado en el cual parecería que la única forma para determinar las proporciones del cambio es recurriendo a las cantidades de trabajo necesarias para adquirir dichos objetos. Aquí la medición se hace directamente en trabajo, en horas de trabajo. Sweezy considera que estos cazadores en una sociedad precapitalista sin dinero serían lo que Marx “ha llamado productores simples de mercancías” (p. 57) [2].
Señala que solamente hay una situación estable en la proporción del cambio y es la que resulta de comparar los tiempos de trabajo. ¿Por qué, en estas circunstancias, se habían de cambiar el ciervo y el castor en proporción a la cantidad de tiempo requerida para matar a cada uno de ellos? (p. 57). Responde: “Un cazador, empleando dos horas de su tiempo, puede cobrar un castor o dos ciervos. Imaginemos ahora que un castor se cambia por un ciervo en el “mercado”. En tales circunstancias, habría que ser un tonto para dedicarse a cazar castores, puesto que en una hora es posible cobrar un ciervo y después, por cambio, obtener un castor, en tanto que para cobrar directamente un castor se necesitarían dos horas. Por lo tanto, esta situación es inestable y no puede durar.” (p. 57).
Menciona que las condiciones para que esto ocurra es que los productores estén preparados para pasar de una actividad a otra y que no haya obstáculos para el cambio. Se refiere aquí la noción de equilibrio de la oferta y de la demanda. Concluye Sweezy diciendo que la teoría de la determinación de los precios por la oferta y la demanda no contradice la teoría del valor basada en el trabajo, sino que forma parte integrante de ella (p. 58). Marx no abordó este tema de la relación entre la oferta y la demanda en el capítulo 1 del tomo I, le dedicó unas páginas al tema en el tomo III y en “Valor, precio y ganancia”.
El papel de la demanda
Señala Sweezy que al ampliar la mirada de las proporciones de cambio entre dos mercancías al asunto de la asignación cuantitativa de las fuerza de trabajo a las diferentes esferas de la producción no se puede prescindir de las demandas de los consumidores. A Marx se le acusa tradicionalmente de ignorar el papel de la demanda, en el sentido de las necesidades y deseos de los consumidores en la determinación de las proporciones de cambio.
Es necesario en el enfoque más amplio considerar tanto el costo relativo en trabajo de las mercancías como la intensidad relativa de la demanda. A partir de aquí se podría determinar el equilibrio económico general de la sociedad. Con respecto a la demanda social Marx si hizo algunos planteamientos en el tomo III y Sweezy lo cita extensamente para evidenciarlo. En esta cita Marx plantea lo siguiente:
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Si la división del trabajo entre las diferentes ramas de la producción es proporcional entonces los productos se venden a sus valores (o a sus precios de producción).
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Se cumple la ley del valor no con relación a los productos individuales sino con respecto al producto total de las diferentes esferas particulares (en el capítulo 1 la ley del valor se refiere al trabajo total y esto lo refuerza además la carta a Kungelmann).
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Cada mercancía debe tener solo el trabajo necesario y al tiempo en las diferentes ramas la cantidad proporcional del tiempo de trabajo social.
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El valor de uso sigue siendo determinante, pero ahora es el valor de uso social, es la cantidad de mercancías necesarias para satisfacer la demanda social, de modo tal que el trabajo social se distribuya en proporción a dichas necesidades sociales.
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La necesidad social, que es el valor de uso social, aparece aquí como factor determinante de la cantidad de trabajo social que deben suministrar las distintas esferas particulares.
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Si se produce algodón según el tiempo de trabajo socialmente necesario tecnológico pero se producen cantidades de algodón superiores a la demanda significa que en esa rama se empleó demasiado trabajo social y que parte del producto es inútil.
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Se trata de una expresión amplia de la ley del valor pero el tiempo de trabajo socialmente necesario adquiere aquí un significado diferente.
Se pregunta Sweezy por qué razón Marx conociendo el papel de la demanda social no se ocupó en forma más amplia de este asunto en su teoría y por qué no trabajó en la dirección de sus contemporáneos Jevons, Walras y Menger, en la elaboración de una teoría de la elección de los consumidores.
Sweezy plantea dos respuestas: 1) en el capitalismo la demanda efectiva es solo parcialmente un asunto relativo a la demanda de los consumidores; más importante es la cuestión de la distribución del ingreso, que a su vez es un reflejo de las relaciones de producción y de la estructura de clases. La demanda agregada está condicionada por la distribución del producto social entre las clases y es necesario entender primero esta determinación. Si se acepta el planteamiento de que la demanda del mercado está determinada por la distribución del ingreso la conclusión es que los problemas del valor deben ser abordados por la vía de las relaciones de producción y no de las valoraciones subjetivas de los consumidores (p. 64); 2) Marx considera que los factores subjetivos juegan un papel esencialmente pasivo en el proceso de cambio, las necesidades de los consumidores entran en la categoría de elementos reactivos de la vida social.
Menciona a Schumpeter, Keynes e incluso Marshall para mostrar que cuando abordan la evolución económica, los ciclos y los agregados, no recurren a las teorías subjetivas de la utilidad sino por el contrario se aproximan a las relaciones sociales de producción. (páginas 63 y 64).
La ley del valor vs. principio de planeación
La ley del valor es para Sweezy, utilizando una expresión moderna, esencialmente una teoría del equilibrio general desarrollada primero con respecto a la producción simple de mercancías y luego adaptada al capitalismo. La ley del valor resume las fuerzas que actúan en una sociedad productora de mercancías: a) las proporciones del cambio, b) la cantidad producida de cada mercancía; c) la asignación de la fuerza de trabajo a cada una de las ramas. Estas fuerzas actuantes incluyen la productividad del trabajo, la magnitud de las necesidades sociales y las fuerzas equilibradoras de la oferta y la demanda.
Existe orden y no simplemente caos en la sociedad productora de mercancías. Dice Sweezy: “…una de las principales funciones de la ley del valor es la de aclarar que en una sociedad productora de mercancías, a pesar de que las decisiones no se toman de un modo centralizado y coordinado, existe el orden y no simplemente el caos. Nadie decide cómo se debe asignar el esfuerzo productivo, o cuánto se debe producir de las diversas clases de mercancías; sin embargo, el problema se resuelve y no en una forma puramente arbitraria e ininteligible. La función de la ley del valor consiste en explicar cómo sucede esto y cuál es el resultado” (p. 65). Si la asignación de la actividad productiva es sometida a un control consciente, la ley del valor pierde su pertinencia y su importancia; el principio de la planeación la sustituye” (p. 65).
El valor y el precio de producción
Sweezy excluye de su exposición sobre la teoría del desarrollo capitalista la teoría del dinero: “El precio, según la forma en que Marx usa el vocablo en el volumen I de El capital, es tan solo la expresión monetaria del valor. Como tal, su análisis pertenece a la teoría del dinero, que no intentaremos exponer en esta obra” (p. 66).
Plantea que en el volumen III aparece un concepto completamente distinto, el de precios de producción, que son “modificaciones” de los valores. Esta diferencia, según Sweezy es atribuible a ciertos rasgos del capitalismo que todavía no se han abordado, razón por la cual deja el examen de este tema para un capítulo posterior. Simplemente afirma que “los precios de producción se derivan de los valores de acuerdo con ciertas reglas generales; las desviaciones no son arbitrarias ni carecen de explicación.” (p. 66). Sostiene que no es cierta la tesis de Bohm-Bawerk de que la teoría del precio de producción contradice la teoría del valor. Para Sweezy la teoría del precio de producción se basa en la teoría del valor y es parte del desarrollo de la teoría del valor.
Precio de monopolio
La presencia de elementos de monopolio dificulta el funcionamiento de la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio. Cita a Marx cuando afirma que el precio de monopolio está determinado solo por el anhelo de adquirir de los compradores y por su solvencia, independientemente del precio determinado en la producción. El control de la oferta por el monopolista le permite aprovecharse de las condiciones de la demanda. El precio y la cantidad producida en condiciones monopólicas son diferentes a lo que ocurre en condiciones de competencia; además, no hay una norma que regule estas diferencias.
Las relaciones de valor cuantitativo son perturbadas por el monopolio, pero las relaciones de valor cualitativo no. Afirma Sweezy que “la existencia del monopolio en sí misma no altera las relaciones sociales básicas de la producción de mercancías: la organización de la producción a través del cambio privado de los productos individuales del trabajo. Ni cambia la conmensurabilidad esencial de las mercancías; es decir, el hecho de que cada una representa cierta porción del tiempo de la fuerza de trabajo total de la sociedad, o para emplear la terminología de Marx, que cada una es una congelación de cierta cantidad de trabajo abstracto. Este es un punto importante, pues quiere decir que aún bajo condiciones de monopolio podemos seguir midiendo y comparando mercancías y conjuntos de mercancías en términos de unidades de tiempo de trabajo, a pesar del hecho de que las relaciones cuantitativas precisas implicadas en la ley del valor han dejado de ser válidas” (p. 67).
Notas
[1] Sweezy, Paul M., Teoría del desarrollo capitalista, novena reimpresión en español, 1976, Fondo de Cultura Económica (Primera edición en inglés 1942, Oxford University Press).
[2] Según Heinrich nunca habló Marx de producción simple de mercancías.