
POR ALBERTO MALDONADO COPELLO /
Resumen del capítulo 27 de ‘Historia del pensamiento económico’ de Isaac Rubin.
El subtítulo de El capital es “crítica de la economía política”. La exposición de Marx consiste en una explicación teórica del modo de producción capitalista fundamentada en la crítica de las categorías elaboradas por la economía política clásica, en particular de Smith y de Ricardo. Aunque existe una interpretación que considera que Marx es una economista político más, que comparte una teoría del valor trabajo común con dichos autores, lo cierto es que Marx se diferencia sustancialmente y, aunque reconoce sus méritos, hace una crítica a fondo de sus supuestos y planteamientos.
Desde el capítulo 1 del tomo I de El capital, especialmente en el apartado sobre el fetichismo de la mercancía, Marx expone los límites de la interpretación de la economía clásica con relación al valor. Un punto esencial de esta crítica consiste en identificar que los clásicos adoptaron las representaciones espontáneas que surgen del funcionamiento cotidiano del capitalismo, categorías como los precios, el dinero y el valor, sin hacerse la pregunta de fondo: ¿por qué el trabajo adopta la forma del valor? De este modo, permanecen prisioneros en categorías fetichistas y mistificadas que no permiten una adecuada comprensión de este modo de producción.
Michael Heinrich sostiene en su libro La ciencia del valor que Marx realizó una revolución científica que consistió, primordialmente, en una ruptura con el campo teórico de los clásicos, en particular en los relativo a su concepción antropológico-esencialista, el ahistoricismo, el individualismo y el empirismo.
En el capítulo 27, Las bases filosóficas y metodológica de la teoría de Ricardo, de su libro Una historia del pensamiento económico Rubin de 1928, expone en forma sencilla los principales rasgos del campo teórico de Ricardo. De este modo, constituye un antecedente claro de las posiciones de Heinrich.
En el conflicto entre la aristocracia de la tierra y la burguesía industrial Ricardo estuvo decididamente de parte de la burguesía, porque veía en ella los medios para: 1) garantizar la mayor felicidad individual; 2) el máximo crecimiento de las fuerzas productivas. En su momento todavía la burguesía industrial tenía un papel progresista y sus ideólogos se sentían líderes del pueblo entero en su lucha contra la aristocracia y la monarquía.
La ciencia económica burguesa ya había planteado la demanda por libre competencia e iniciativa económica individual. Tanto Smith como los fisiócratas habían consagrado esta demanda con referencia a un derecho natural y eterno del individuo. Esta concepción se fue abandonando debido a los desarrollos de la revolución francesa y la situación desesperada de las masas durante la revolución industrial. Además a comienzos del siglo XIX las demandas de igualdad y fraternidad basadas en el derecho natural comenzaron a ser planteadas por los primeros defensores del proletariado, los primeros socialistas utópicos. Los ideólogos de la burguesía enfrentaron un nuevo y difícil problema, justificar el orden burgués frente al sistema feudal y las demandas de igualdad planteadas por los socialistas. Este papel lo cumplió el utilitarismo desarrollado por Bentham (1748-1832), que tuvo gran acogida a partir de 1820.
Ricardo y sus discípulos más cercanos fueron fervientes adherentes del utilitarismo; aunque el utilitarismo negaba la doctrina del derecho natural, en un punto continuó en la misma dirección, le dio una formulación definitiva a la concepción del mundo individualista. En los fisiócratas la posición a favor del individualismo se basaba en un orden social en el cual la sociedad tenía dominación sobre el individuo, en Smith la sociedad y el individuo eran entidades iguales que existían en completa armonía, la mano invisible aseguraba su coordinación. En la concepción utilitarista la sociedad está completamente subordinada y se disuelve en el individuo. La sociedad no es otra cosa que un cuerpo ficticio, una suma mecánica de individuos que la conforman. Es vano hablar de los intereses de la comunidad sin entender cuáles son los intereses de los individuos; los intereses de los individuos son los únicos intereses reales.
¿En qué consisten los intereses de los individuos? El disfrute de placeres y el evitar las penas. El principio de utilidad es la piedra angular del sistema utilitario completo. Para evaluar la utilidad de una determinada acción debemos por un lado sumar todos los efectos beneficiosos y por el otro todos los efectos dañinos; luego se restan de los efectos beneficiosos o placeres, los efectos dañinos y se obtiene un balance, positivo o negativo, es una aritmética moral que permite saber que acciones son capaces de asegurar la mayor felicidad del individuo.
¿Cómo construir un puente entre la felicidad del individuo y el bienestar de la sociedad? Mediante la suma mecánica de la felicidad de todos los individuos; el bienestar de la sociedad significa la mayor felicidad para la gran mayoría. Y como la suma solo crece con el crecimiento de sus componentes, el progreso social solo es posible mediante el aumento en el bienestar o la felicidad del individuo. Pero, entonces, ¿cómo incrementar el bienestar general? Dejando esto en manos de los individuos puesto que cada cual es el propio juez de lo que es útil para él.
Regla general: otorgar a la gente la mayor libertad posible de acción en todas aquellas circunstancias en las cuales no pueden hacer daño a nadie. Por tanto, el ideal social de Bentham, con base en el principio de utilidad, es máxima libertad del individuo y limitación de las funciones del Estado a la tarea puramente negativa de prevenir que los ciudadanos le hagan daño a otro. Esta situación es preferible al feudalismo con sus cargas restrictivas sobre el individuo y al socialismo, porque este limita al individuo para obtener la mayor utilidad por medio de la acción de su propio trabajo. Cuando la seguridad y la igualdad entran en conflicto, la igualdad debe ceder. El establecimiento de una igualdad perfecta es una quimera, lo único que se puede hacer es reducir la desigualdad. (p. 237).
Mientras que los pensadores del siglo XVIII estaban llenos de un entusiasmo magnánimo con la igualdad y la fraternidad universal, ahora los burgueses sobrios declaran que la igualdad es una quimera. Mientras que en el siglo XVIII el deber del orden burgués había sido realizar los derechos sagrados del individuo, ahora la tarea es más modesta: garantizar a cada individuo la libertad de escoger lo que es más rentable, esto es, útil o que ofrece la mayor felicidad, entre las opciones de emprendimientos que le abre el orden social.
Ricardo llegó a ser un adherente filosófico del utilitarismo por medio de James Mill [1] quien en cuestiones económicas había sido pupilo de Ricardo. Bentham dijo: yo fui el padre espiritual de Mill y el Mill el padre espiritual de Ricardo, luego Ricardo fue mi nieto espiritual. Ricardo igual que Bentham estaba firmemente convencido de que donde hay libre competencia, los intereses de los individuos y los intereses de la comunidad no difieren. Los intereses de la sociedad radican en la realización óptima de los intereses de los miembros que la conforman. La búsqueda de la ventaja individual está conectada con el bien universal del conjunto. Ricardo consideraba que mediante el estímulo a la industria, el premio al ingenio y el uso más eficiente de los poderes de la naturaleza, la persecución de la ventaja personal distribuye el trabajo más eficaz y más económicamente; al incrementar la masa general de la producción difunde el beneficio general y articula a las naciones mediante un lazo común de intereses e intercambio.
Es necesario permitir libertad al principio de la ventaja individual, lo que es lo mismo que el principio de la utilidad de Bentham. Por el contrario, si se impide la actividad basada en el principio del interés personal, se deterioran las fuerzas productivas, se reduce el bienestar general y declina la felicidad total de los miembros de la sociedad. Con base en esta concepción Ricardo rechazó el proyecto de Owen [2] considerando que no era posible que una sociedad como la que proponía, con un principio comunitario, produjera más que una sociedad estimulada por el interés privado. La experiencia está en contra de él. La sociedad ideal para Ricardo es el capitalismo, donde la competencia entre individuos, cada uno de los cuales buscando su posible ventaja personal, asegura que habrá el máximo crecimiento de las fuerzas productivas. En este sentido, Ricardo es heredero de los fisiócratas y de Smith, pero tenía ante él un capitalismo más desarrollado y fue por tanto capaz de formular más correcta y completamente sus leyes económicas características.
Los fisiócratas vivieron en una época semi- feudal y Adam Smith vivió en el período manufacturero. Ricardo presenció el rápido crecimiento de la producción capitalista, con máquinas en gran escala. Mientras que Smith explicaba el progreso industrial casi exclusivamente por el desarrollo de la división del trabajo, Ricardo plantea factores tales como los mejoramientos en la maquinaria, la mejor división del trabajo y el incremento en las habilidades tanto científicas como prácticas de los productores. Ricardo esperaba que la introducción de la maquinaria abarataría los productos e incrementaría la producción; observó la desastrosa situación de los trabajadores que eran desplazados por las máquinas. Los defensores del capitalismo argumentaban que la introducción de maquinaria no deterioraba la situación de los trabajadores porque los desplazados encontrarían inmediatamente empleo en otras ramas de producción. Al principio Ricardo se adscribió a esta teoría de la compensación, pero luego reconoció que la sustitución de trabajo humano por maquinaria era muy dañina para los intereses de la clase de los trabajadores.
Pero aun así se mantuvo como un ferviente promotor de la introducción de máquinas, como condición necesaria para el desarrollo de las fuerzas productivas; rechazó la utopía pequeñoburguesa de Sismondi que quería reversar la rueda de la historia y regresar a la economía patriarcal, de pequeños productores independientes, artesanos y campesinos. De otra parte, las críticas a Smith sirvieron para eliminar los residuos fisiocráticos que veían una contraposición entre industria y agricultura, y consideran a esta última como la rama productiva por excelencia. Ricardo mantuvo una posición firme a favor de la industrialización. Los partidarios de los terratenientes defendían altos derechos de aduana sobre las importaciones de maíz. Malthus consideraba extravagante la idea de convertir a Inglaterra en un estado industrial, alimentado con maíz importado. Ricardo sostenía que el capital migraría de la agricultura a la industria y que sería necesario importar maíz más barato, que conduciría a un incremento en las ganancias y a un gran florecimiento de la vida industrial del país.

En los análisis de Ricardo se observa un país a un nivel de desarrollo tecnológico mucho más alto que el descrito por Smith, un país en rápido proceso de industrialización con una creciente introducción de maquinaria; todavía en Smith se veía una sociedad capitalista que coexistía con una economía artesanal. En Ricardo el contexto social del capitalismo es más homogéneo, parecería por sus escritos que los artesanos hubieran desaparecido y que la escena entera era ocupada por los capitalistas, incluyendo los agrícolas, trabajadores asalariados y terratenientes, que arriendan su tierra a capitalistas agrícolas. Este es un capitalismo puro o abstracto libre de las mezclas o residuos de las formas precapitalistas de economía. Ricardo presupone que las tendencias inherentes en la economía capitalista actúan con plena potencia. Ricardo concibe la economía capitalista como un enorme mecanismo, cuyo funcionamiento libre de errores es asegurado por el deseo de los capitalistas de maximizar las ganancias, lo cual resulta en la igualación de la tasa de ganancia en todas las ramas de producción.
El esfuerzo para obtener la máxima ganancia es la fuerza propulsora básica de la economía capitalista y la ley de igualación de la tasa de ganancia es la ley básica. (p. 241). A diferencia de Smith se encuentra en Ricardo la concepción de que los empresarios capitalistas juegan el papel central en el proceso de redistribuir las fuerzas productivas. El movimiento de la economía capitalista entera está subordinado a la ley de una tasa igual de ganancia, el principio que asigna el capital a cada rama de producción en la cantidad precisa en qué se requiere. Ricardo establece claramente el papel central al capitalista.
Ricardo estudia cada tendencia en su forma pura o aislada este es su método abstracto o deductivo que fue criticado por sus oponentes de la escuela histórica. Con frecuencia se compara el método abstracto o deductivo de Ricardo con el método experimental o inductivo de Smith. Rubin considera que no es adecuado asumir que hay diferencias insalvables, Smith también utilizó el método deductivo. En Ricardo el esqueleto robusto del análisis teórico está libre de la carne del material concreto: presenta una cadena de silogismos que llevan al lector rápidamente hacia adelante, sustentados en ejemplos hipotéticos (usualmente empezando con las palabras “supongamos que”).
Rubin considera que el método de análisis abstracto de Ricardo le da consistencia a su pensamiento teórico. Este método le permite a Ricardo superar innumerables contradicciones de Smith y construir una teoría más integral y coherente del valor y de la distribución (p. 243).
Le critica Rubin no el haber utilizado un método abstracto sino haber olvidado que sus categorías teóricas son contingentes; dejó de lado una condición histórica básica para la consistencia de las proposiciones teóricas: la existencia de una determinada forma social de la economía, esto es, el capitalismo. Para Ricardo el capitalismo es algo dado: “Esta forma social de economía aparecía en Ricardo como dada e inteligible en sí misma”; esta es una concepción común con los ideólogos de la naciente burguesía. Ricardo veía el capitalismo como un orden social natural, racional y eterno. “Las leyes reales de la economía política no cambian” (p. 243). Buscó las explicaciones finales de fenómenos socio económicos en la acción de leyes naturales inmutables (la ley biológica de la población y la ley fisicoquímica de la decreciente fertilidad del suelo).De otra parte, a menudo olvidó las premisas parciales que sustentaban sus proposiciones teóricas. Subestimó las tendencias contrarrestantes y la interacción de múltiples tendencias. Se inclinó a explicar los fenómenos reales, creados por muchos factores diferentes, en términos de la actividad de una simple ley abstracta. Por ejemplo, toma la ley abstracta de que un incremento general de los salarios necesariamente reduce la tasa de ganancia (manteniendo igual todo lo demás) y la utiliza para explicar los hechos históricos de la caída en la tasa de ganancia. Esta tendencia a buscar la actividad inmediata de las leyes puras en fenómenos históricos y concretos llevó a Ricardo a una cantidad de errores. Sin embargo, su método le permitió captar las tendencias que están en la base de la economía capitalista.
Rubin considera que las construcciones teóricas de Ricardo, una vez corregidas y modificadas, conservan todavía validez.
Notas
[1] James Mill (6 de abril de 1773 – 23 de junio de 1836), fue un historiador, economista, politólogo y filósofo escocés. Nació en Northwater Bridge, en la parroquia de Logie-Pert, Angus.
[2] Robert Owen (Newtown; 14 de mayo de 1771 – ibídem; 17 de noviembre de 1858) fue un empresario y un socialista utópico galés, que llevó a la práctica sus ideas reformistas primero en su fábrica de New Lanark (Escocia) y luego en las «colonias» de New Harmony, que fundó en 1825 en Estados Unidos, y de Harmony Hall, fundada en 1840 en Gran Bretaña. A su vuelta de América en 1828, se convirtió en el gran impulsor y líder del movimiento obrero británico.