Chavismo arrasó en elecciones municipales y consolida su poder en Venezuela

Nuevamente la participación electoral del chavismo fue contundente en las elecciones municipales del 27 de julio de 2025 ante una oposición de derecha débil y desorientada políticamente.

RESUMEN AGENCIAS /

El chavismo obtuvo más del 84 % de las alcaldías en elecciones sin contrapeso opositor real.

En efecto, la principal fuerza política venezolana, el chavismo y sectores afines nucleados en el denominado Gran Polo Patriótico, se impuso con claridad en las elecciones municipales de Venezuela celebradas el domingo 27 de julio al obtener 285 alcaldías frente a las 50 de una oposición debilitada, desmovilizada y fragmentada. En los comicios, desarrollados sin incidentes destacables, participaron 6.273.000 electores, un 44 % del total de “electores activos” según el Centro Nacional Electoral (CNE).

Las elecciones locales cierran el ciclo electoral venezolano y consolidan al chavismo en el poder. Hace justo un año, el 28 de julio de 2024, tenían lugar las polémicas elecciones presidenciales que enfrentaron a Nicolás Maduro y Edmundo González Urrutia; el pasado 25 de mayo se celebraron las elecciones legislativas y regionales; y el domingo 27 se eligieron alcaldías y concejales. Tres procesos electorales en un año.

El saldo, un mapa teñido de rojo: Nicolás Maduro en la Presidencia, mayoría absoluta en el legislativo, 23 de las 24 Gobernaciones del país y mayoría en las alcaldías.

Un mapa teñido de rojo

El Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (GPP-SB), coalición liderada por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), gobernará el 83 % de los municipios del país. Entre ellos están 23 de las 24 capitales regionales de Venezuela. Solo San Carlos, capital de Cojedes –estado que también está gobernado por la oposición–, escapa del dominio oficialista.

“Hemos tenido una victoria histórica para la fuerza de la revolución bolivariana, una victoria popular”, declaró el presidente Nicolás Maduro desde la Plaza Bolívar de Caracas tras conocerse los resultados.

El mandatario venezolano aseguró que “ha triunfado la democracia, la paz y la unión del pueblo”. El chavismo aumenta en 70 el número de alcaldías bajo su control. En las elecciones municipales de 2021, la oposición de Venezuela logró 121 alcaldías de las que apenas ha podido retener la mitad, 50.

Oposición de derecha, aunque debilitada mantiene algunos bastiones claves

Pese al resultado general, las fuerzas opositoras lograron mantener el control en algunos municipios considerados «bastiones» tradicionales del antichavismo.

El campo antichavista acudió dividido a la cita: por un lado, los defensores del “boicot total”, posición sostenida por María Corina Machado, Edmundo González Urrutia y la Plataforma Unitaria. Por otro, quienes abogaron por la participación electoral para disputar “todos los espacios posibles”.

En este segundo grupo se encuentran Henrique Capriles, excandidato opositor en las presidenciales de 2012 y 2013; Manuel Rosales, exgobernador del estado Zulia; y una docena de partidos políticos de ultraderecha de distinto tamaño.

A pesar del retroceso, la oposición ha conseguido retener sus principales feudos en los municipios más pudientes del país. Es el caso de los barrios oligárquicos del este de Caracas (Chacao y Baruta), además de El Hatillo, Los Salias y Lechería.

Mención aparte merece el estado de Cojedes, convertido en gran bastión de la oposición. Este pequeño territorio del interior del país cuenta con un gobernador antichavista –José Alberto Galíndez Cordero fue reelegido en las regionales de mayo– y en sus nueve municipios han vencido candidatos del partido local “Vamos, vamos Cojedes”.

En el estado Miranda, por ejemplo, conservaron Chacao, Baruta y El Hatillo, municipios que forman parte del denominado Eje Metropolitano, históricamente opositor en la Gran Caracas. Por su parte, el chavismo logró la victoria en el municipio Sucre, sede de la populosa parroquia de Petare.

Asimismo, la oposición obtuvo alcaldías en localidades estratégicas de otros estados, como Lechería en Anzoátegui y San Diego en Carabobo.

Abstención o deslave organizativo de la oposición

En numerosos municipios, el chavismo alcanzó victorias con porcentajes superiores al 70 % e incluso cercanos al 80 % de los votos. Estos resultados, altamente asimétricos, escapan a los márgenes electorales habituales y sugieren un fenómeno de abstención selectiva entre sectores opositores.

No obstante, en al menos 50 municipios, las fuerzas opositoras lograron articular estrategias efectivas de propaganda, movilización y organización, obteniendo victorias que demuestran que no todos los sectores respondieron a llamados de abstención.

Los resultados indican que las hipótesis de la abstención y del deslave organizativo no son excluyentes, sino complementarias. Ambas condiciones coexisten: por un lado, la ausencia de votantes opositores en ciertos territorios; por otro, el deterioro en la capacidad de organización de las estructuras opositoras en muchos municipios.

Este escenario es consecuencia directa de la deriva estratégica que afecta a los liderazgos opositores, marcada por la falta de unidad, coherencia y planificación política.

El resultado electoral, profundamente adverso para todo el ecosistema político antichavista, evidencia una división estructural profunda, una ausencia crítica de conducción y graves deficiencias en la articulación estratégica y táctica, tanto a nivel local como nacional.

Debilidades de la oferta política

Otro factor clave que explica el pobre desempeño de la oposición fue la debilidad de su oferta electoral en múltiples municipios.

No existe cohesión entre los partidos opositores. La Plataforma Unitaria Democrática (PUD), que antaño agrupaba a diversas organizaciones de derecha, se encuentra disuelta de facto. En estas elecciones participaron al menos tres coaliciones opositoras distintas, además de un número significativo de candidaturas independientes, lo que fragmentó aún más el voto antichavista.

Asimismo, se observaron candidaturas opositoras débiles, respaldadas por organizaciones con escaso arraigo territorial o sin capacidad de movilización social.

El resultado fue que estas propuestas no lograron convocar a los electores, sino que, en muchos casos, generaron desmotivación, profundizando climas de apatía y sensaciones de derrota anticipada.

Derrota estratégica

La victoria del chavismo es contundente tanto en términos cuantitativos como cualitativos. Desde este momento, el movimiento asegura una gobernabilidad amplia y profunda en múltiples niveles de la administración pública local.

Para la oposición en su conjunto, en cambio, este resultado representa una clara derrota estratégica. Se trata de uno de los peores resultados en su historia reciente en la lucha por la representación política.

Desde la perspectiva antichavista, el nuevo mapa electoral ilustra un proceso de derrota sistémica y sostenida. Este descalabro político profundiza el descontento y debilita aún más los vínculos entre los seguidores opositores y sus dirigentes.

A nivel estadal y municipal, ciertas fuerzas opositoras pierden un ciclo político prolongado. Han desperdiciado el trabajo acumulado entre 2021 y 2025 y quedan sin representación hasta 2029. El deterioro de los liderazgos locales se traduce en un debilitamiento estructural de las fuerzas opositoras, limitando su capacidad de influencia en la política nacional.

Un año de las elecciones presidenciales

Las elecciones locales han coincidido con el primer aniversario de las presidenciales del 28 de julio de 2024. El choque electoral entre Maduro y González Urrutia derivó en una guerra de cifras: de un lado el chavismo justificó su victoria apoyado en los datos del CNE; de otro, la oposición afirmó que con las actas en su haber González Urrutia había vencido.

Un año después, el chavismo ha querido celebrar la fecha con movilizaciones en la calle. Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y uno de los pesos pesados del chavismo, aseguró que “vamos de victoria en victoria. Desde la del presidente Maduro el 28 de julio del 2024, hasta la inmensa victoria del día 27 de julio, hay una clara demostración de que el pueblo rechaza al fascismo, al extremismo, a los llamados a agredir al pueblo, a su territorio, instituciones y Constitución”.

Por el contrario, la deslegitimada María Corina Machado, agente de EE.UU., difundió a través de redes sociales un vídeo asegurando que: “Así como ganamos el 28 de julio, volveremos a ganar y aquel que se interpongan entre el pueblo de Venezuela y nuestra libertad, el pueblo les pasará por encima”. En la misma línea, el que fuera candidato presidencial opositor y exagente de la CIA, Edmundo González Urrutia, pidió a los venezolanos “no rendirse” y aseguró que llamaría a nuevas movilizaciones populares “cuando llegue el momento”.

Tanto la voz de Machado como de González Urrutia ya no tiene credibilidad ante su equivocada estrategia y desesperación respecto de un electorado que ya no les cree, habida cuenta que su actuación política obedece a los lineamientos que les traza el Gobierno estadounidense para desestabilizar a Venezuela.

Realidades locales

Las elecciones municipales tienen un impacto directo y profundo en la vida cotidiana de los ciudadanos. Este aspecto es particularmente relevante en los municipios del interior de los estados, que constituyen la mayoría del país.

En muchos casos, los votantes adoptan una postura pragmática: prefieren alcaldes con capacidad de gestión, eficacia en la resolución de problemas y cercanía con las comunidades.

Además, en diversos territorios se valora el nivel de articulación entre las autoridades municipales, regionales y nacionales, ya que facilita una gestión más coordinada y eficiente.

El resultado favorable al chavismo el 27 de junio obedece, en gran medida, a estas particularidades del electorado municipal, que tiende a rechazar la posibilidad de gestiones ineficaces por parte de alcaldes opositores.

En estos comicios se reeligieron a numerosos alcaldes chavistas, lo cual refleja una combinación de factores: el pragmatismo electoral, el estilo de trabajo de los dirigentes, la continuidad en las políticas públicas y la articulación entre los niveles de gobierno.

En conjunto, estos elementos inclinaron la balanza a favor del chavismo en la mayoría de los municipios del país.