POR ALEJANDRO QUINTERO GALEANO /
Felices y al unísono saltaron Duque, su jefe, sus medios de comunicación y todos los áulicos discípulos del uribato a celebrar y magnificar la protesta en Cuba del 11 de Julio, un buen escándalo armado por la mass media internacional y nacionalmente. No tanto despliegue se presentó después de que en La Asamblea General de la ONU el pasado 23 de junio se aprobara la resolución que busca poner fin al bloqueo a la isla caribeña, solo dos países estuvieran a favor del bloqueo, el propio Estados Unidos e Israel. En tanto, el gobierno colombiano en su continua hipocresía, en esa Asamblea se abstuvo y ahora frente al suceso en la isla sale a respaldar a los jóvenes que protestan, cuando al interior del país cataloga a los jóvenes de vándalos, estigmatizándolos y criminalizándolos, para poder reprimir, torturar, violar, desaparecer y asesinarlos, tal como ha sido documentado por el informe de la CIDH, HRW y múltiples ONGs nacionales e internacionales.
Sesenta años de bloqueo tienen sus efectos. Según el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba Bruno Rodríguez Parrilla el bloqueo ha significado para Cuba el dejar de percibir la cifra de más de US$ 147.853 millones. Se debe recordar que en 1992 al interior del seno de la ONU se había aprobado una igual proposición de poner fin al bloqueo cubano sin obtener mayores resultados.
En la actualidad, en época de pandemia, con crisis sanitaria y económica mundial, el gobierno americano, en cabeza de Trump y Biden, las han utilizado de aliadas para incrementar la asfixia contra los habitantes de la isla. En palabras de Rodríguez Parrilla:
“El Presidente Donald Trump, aplicó 243 medidas coercitivas unilaterales para restringir el arribo de viajeros estadounidenses y perjudicar terceros mercados turísticos; adoptó medidas propias de tiempo de guerra para privarnos de suministros de combustible; persiguió los servicios de salud que prestamos en numerosos países; incrementó el acoso a las transacciones comerciales y financieras en otros mercados, y se propuso amedrentar, con la aplicación del título III de la Ley Helms-Burton, a inversionistas y entidades comerciales extranjeras.
También impidió el flujo regular e institucional de las remesas a las familias cubanas, asestó duros golpes al sector cuentapropista o privado y obstaculizó los vínculos con los cubanos residentes en Estados Unidos y la reunificación familiar.
Todas estas medidas se mantienen hoy vigentes y en completa aplicación práctica y, paradójicamente, van conformando la conducta del actual gobierno estadounidense, justamente en los meses en que Cuba ha experimentado el mayor incremento de infectados, el número más alto de fallecidos y un efecto económico superior de la COVID-19”[1].
Se estima que para el 2020 la economía cubana registro una contracción del 8.5% -según la CEPAL-su industria cayó en un 11,2%, el agro en el 12% y el turismo con respecto al 2019 disminuyó en un 75%, situación que ha empeorado en el presente año[2].
La estrategia del bloqueo se ha realizado con cuatro componentes principales: a) el bloqueo económico, comercial y financiero, b) una intensa campaña de injerencia política en los asuntos de la isla con programas subvencionados por el gobierno estadounidense y/o a través de ONGs para producir inestabilidad política y social, c) incluir a Cuba en el listado de países que supuestamente patrocinan el terrorismo internacional aumentando las repercusiones financieras adversas, d) acciones terroristas organizadas, financiadas y ejecutadas por el gobierno estadunidense o desde el territorio de ese país.
Recordando los orígenes del bloqueo y su verdadera intencionalidad volvemos a las palabras de Rodríguez Parrilla ante La Asamblea General de la ONU:
“El bloqueo es un acto políticamente motivado, perfectamente descrito en el infame memorando del subsecretario de Estado Léster Mallory, del 6 de abril de 1960, que cito:
“Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (…) negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Así es que se ha asfixiado al pueblo cubano durante sesenta años con el fin de acabar con su gobierno por la vía del sufrimiento y las necesidades de sus gentes, y de esta forma, demostrar el “fracaso” del modelo socialista en Latinoamérica.
Nadie niega que han habido errores cometidos al interior del proceso cubano, que se deben analizar, asimilar y corregir; pero como bien lo expresa Atilio Boron, no existe en la historia de la humanidad un pueblo que haya sido sometido a semejante bloqueo durante tantos años y que haya resistido[3], situación que está en la base de la actual problemática cubana. Pero, para entender mejor el 11J se debe considerar los intereses geopolíticos y geoeconómicos del imperio frente a su actual decadencia y el surgimiento de la China y Rusia como serios competidores por el poder mundial, lo que los hace buscar asegurar su patio trasero: América Latina.
Todo bloqueo contra un país debe ser catalogado como delito de genocidio, de lesa humanidad, al someter a toda la población a situaciones extremas para la adquisición de los recursos indispensables para desarrollar su vida con dignidad: comida, medicamentos, insumos, tecnología, intercambio comercial y financiero, etc., violando, el principio de soberanía de los pueblos.
Por ello, Rodríguez Parrilla expresó: “El bloqueo es una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de todo el pueblo de Cuba que, al tenor del artículo II, inciso C de la Convención de Ginebra de 1948, constituye un acto de genocidio”.
Todos estos bloqueos hacen parte de la “guerra blanda”, estrategia del imperio en contra de todos los países que considera incómodos o adversarios a su poder, a sus intereses, Cuba y Venezuela son nuestros más actuales y dramáticos ejemplos.
En el núcleo de esta situación se encuentra la farsa de los derechos humanos dentro del modelo capitalista, con su abstracción, lo que permite ocultar sus verdaderos intereses:
“El debate sobre el papel que el imperialismo otorga a los Derechos Humanos en la crisis que sufre actualmente, tiene más actualidad que nunca porque, como veremos, los DDHH abstractos, los burgueses, son un instrumento del capital para legitimar sus atrocidades”[4]
“Era precisamente esa ambivalencia la que permitía a los responsables en el poder asomarse al balcón de la fachada de una manera y comportarse de otra en el sótano del edificio; llevar a cabo la más feroz represión y negarla, a la vez, en público; torturar y reafirmarse al mismo tiempo en la defensa de los Derechos Humanos”[5]
“Los DDHH abstractos tienen la ventaja de su ambivalencia, como nos ha dicho Eva Forest: ocultan la violencia bajo una pesada losa de plomo llamada Derecho, que invisibiliza, justifica y legitima el que el capital explote y violente para defender su sacrosanto derecho de propiedad”[6].
Esa la doctrina practicada por el imperio con la famosa búsqueda global de la “libertad y la democracia”; y esa misma, la práctica cotidiana del gobierno Uribe-Duque servil a los intereses del país del norte, tanto para sus grandes corporaciones (multinacionales) como para sus intereses geopolíticos y geoestratégicos, por lo que se han “ganado” un salvoconducto de impunidad.
En el sistema capitalista existe una jerarquización de los derechos donde el primordial y al cual se subordinan los otros es el derecho a la propiedad; de ahí su pareja con el derecho a la libertad: libertad de propiedad y de mano de obra circulante (relación capital/trabajo), la necesaria seguridad (seguridad de la propiedad) y la ficticia igualdad, se es igual solo frente a la ley, ley que protege la sacrosanta propiedad.
La relación de Estados Unidos con los DDHH se encuentra claramente evidenciada en su posición frente al Estatuto de Roma y La Corte Penal Internacional CPI. Estados Unidos no ratificó y retiro la firma del tratado del Estatuto de Roma que dio origen a La CPI, ente encargado de hacer justicia internacional frente a crímenes de genocidio, lesa humanidad, de guerra y agresión (tratado adoptado el 17 de julio de 1998 que entró en vigencia el 1 de julio del año 2002); antes, por el contrario, se ha atribuido la posibilidad de vetar los fallos en su contra, incluidos los delitos de guerra causados por sus invasiones militares. Situaciones como las sanciones a la CPI, el retiro de la visa y el veto a La Presidente anterior Fatou Bensouda por parte de la administración Trump son un ejemplo patognomónico[7].
Lo que se remueve hoy en nuestro continente, fruto de la geopolítica internacional y el surgimiento de una nueva bipolaridad, son los intereses del imperio, el interés del capital de dominar a Cuba, Venezuela, Nicaragua y todo aquel país que se oponga a sus intereses, además de la imperiosa necesidad, ante su crisis económica interna, de apropiarse de sus recursos naturales.
Acudimos hoy a la decadencia del imperio, a su crisis económica, social y cultural. La crisis civilizatoria que sufre hoy la humanidad es la consecuencia del sistema capitalista mundial. Si se quiere que se respeten y se cumplan en realidad los derechos humanos: civiles, políticos, económicos, sociales, culturales, de género y ambientales, la humanidad debe dar el paso hacia la superación del sistema capitalista mundial.
¡¡Arriba Cuba y Venezuela!! ¡¡ arriba su dignidad!!
¡¡Por el respeto de su soberanía, por la libre autodeterminación de los pueblos y por el bienestar de toda la humanidad que finalicen todos los bloqueos por parte del imperio ya!!
[1] http://www.granma.cu/mundo/2021-06-23/bruno-rodriguez-en-la-onu-el-reclamo-de-cuba-es-que-nos-dejen-en-paz-es-vivir-sin-bloqueo
[2] https://www.otrasvoceseneducacion.org/archivos/382683
[3] https://www.youtube.com/watch?v=UmauLpcMUYU
[4] Derechos Humanos como arma de exterminio masivo. Concepción Cruz Rojo e Iñaki Gil de San Vicente. Boltxe Liburuak, Bilbo 2015
[5]Eva Forest: Diez, 10, años de tortura y democracia. Gestoras Pro Amnistía. Estella, 1987, p. 79.
[6] https://rebelion.org/los-derechos-humanos-en-la-sociedad-capitalista-la-urgencia-del-comunismo/
[7] https://www.larepublica.co/globoeconomia/biden-retira-las-sanciones-de-trump-contra-la-corte-penal-internacional-3148396
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