POR ALFONSO AVELLANEDA CUSARÍA
El pasado 25 de julio se cumplieron 202 años de la batalla del Pantano de Vargas en Paipa, Boyacá. Batalla definida por la bravura y la inteligencia militar con que el coronel del Ejército libertador Juan José Rondón la enfrentó para conseguir el triunfo. Hay que recordar que dicho coronel era negro, así como fueron otros destacados militares y patriotas que acompañaron a Bolívar.
Una de las resistencias de mayor envergadura contra la dominación española durante ese periodo se dio en el antiguo Cauca que cubría lo que hoy es el Chocó. Cientos de negros participaron en batallas contra la invasión hispánica, que no han sido reconocidas en la historia oficial. Uno de los primeros batallones y armamentos de Bolívar fueron de origen negro suministrados por el presidente Alexandre Pétion de Haití, primer país que declaró la independencia en América.
Bolívar prometió a Petion el fin de la esclavitud, pero no pudo cumplirle debido a que una parte importante de sus generales de origen caucano eran esclavistas. Una deuda histórica de la Independencia y la nación con el pueblo negro, que al inicio de la década de 1850 conquistó la eliminación de la esclavitud por sus insurrecciones lideradas por el general Melo, de origen indígena, contra los gobernantes santanderistas. Esto le costó al general José María Melo, único presidente indígena de Colombia, el destierro tras su breve mandato de menos de seis meses, una vez fue derrocado por los conservadores apoyados con armamento suministrado por los norteamericanos. La participación del pueblo negro en la Independencia debe ser reconocida. Homenaje a este pueblo fundante de la nación colombiana, hoy entregada por los gobernantes corruptos de origen liberal y conservador a la mayor crisis económica, ecológica y social de su historia.
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