Francia Márquez Mina: “Soy porque Somos”

POR LUIS IGNACIO SANDOVAL MORENO

Las precandidaturas tienen intencionalidades y funciones muy diferentes: unas son para culminar una trayectoria, otras son para iniciarla. La de Francia Márquez Mina, lanzada el 21 de julio en Santander de Quilichao, población del norte del Cauca, se enmarca en la segunda circunstancia. La apreciación no puede, entonces, reducirse como es habitual al registro en las encuestas, o a la posibilidad de llegar a la primera o segunda vuelta.

La lectura inicial de una aspiración tiene que ser desde la sociedad, desde su anclaje en territorios y poblaciones de carne y hueso con sus correspondientes visiones de la vida y la política. Vida y política son inseparables. Una comunidad local, regional, nacional, hace política para conquistar integralmente mejores condiciones de vida: más bienestar, más libertad, más igualdad, más felicidad, más dignidad; así, ardua y gozosamente, expresa su identidad y su proyecto colectivo.

Lo que veo en la precandidatura de Francia es un inusual esfuerzo por cargar de sentido su presencia, su voz, su quehacer político: la población y sitio donde se lanza, las personas que la acompañan, los propósitos que explicita, el lema de su campaña, hasta el modo de expresarse, pero, ante todo, los procesos que la anteceden. Invito a lectores y lectoras a mirar con algún detenimiento estos aspectos, aquí solo sugeridos y, muy probablemente, sentirán el asombro que yo he sentido al descubrir una luminaria extraordinariamente brillante en el firmamento político.

Santander de Quilichao población de cien mil habitantes afrodescendientes, indígenas y mestizos, a medio camino entre Popayán y Cali, epicentro de grandes agitaciones sociales y hoy victimizada por diferentes actores armados, lleva un nombre que hace referencia al prócer de la primera independencia Francisco de Paula Santander, y su apelativo Quilichao puede significar tierra de orosueño de tigre o casa de paso. El monumental samán de casi 130 años en su plaza central es símbolo de la vitalidad y resistencia de antecesores sometidos a esclavitud y servidumbre en antiguas minas y encomiendas. En esta ciudad de provincia y periferia se lanza Francia.

El sitio del lanzamiento, Casa Cultural de Johana Mina, es una gran rotonda construida en guadua, colmada de luz y aire fresco. Aquí se lanza Francia. Asisten y llevan la palabra en el acto, hombres y mujeres, voceros de algunas de las fuerzas que integran la Coalición de Pacto Histórico y de expresiones regonales: Aida Abella, Roy Barreras, Iván Cepeda, Martha Peralta, Alexander López, María Elvira Solís, Feliciano Valencia, Roxana Mejía, Gustavo Petro. Con estas personas y sectores quiere Francia y su gente sumar imaginarios y voluntades para innovar y transformar e inclinar la balanza en favor de mayorías subalternas.

Francia se levanta airosa, micrófono en mano, como voz autorizada de comunidades negras e indígenas, de víctimas, de constructores de paz, de ambientalistas, de mujeres violentadas, de desplazados, de líderes y lideresas sociales estigmatizados y en mil formas agredidos, incluido el asesinato selectivo y la masacre. Francia ha estado en sus luchas y ha sido solidaria contra el terror, su accionar ha sido reconocido dentro y fuera del país.

Francia habla, responde preguntas, hace comentarios sin libreto previo, su palabra clara, aguda, pausada, sentida, sin artificios retóricos, explica lo que significa Soy porque Somos. No es el cartesiano pienso luego existo, ni el gaitanista yo no soy un hombre, soy un pueblo, ni tampoco si no es Francia, ¿quién?

No, ella no está en un momento inminente de culminación, tan solo está iniciando un camino, pero no lo está haciendo sola, lo hace porque forma parte de una comunidad, de una multitud, de un sujeto plural diverso decidido a crecer, caminar, avanzar y triunfar. En esta iniciativa política el todo es más importante que cada una de sus partes. La importante no soy yo, es mi gente, la que se lanza no soy yo es mi gente, podría decir en coherencia con Soy porque Somos.

Pero el triunfo no se avizora, interpreto yo, como la captura del poder, del aparato y de los recursos públicos, sino como la instalación cultural de otro modo de ser y hacer, otra lógica, otra praxis, otro ethos, que no está plenamente presente en el imaginario y ejercicio cotidiano ni siquiera de las inmensas franjas alternativas. Soy porque Somos es el sentido de lo común, de la comunidad, de los bienes públicos más esenciales, incluida la tierra, el aire, el agua, el alimento como parte de un todo inescindible del cual forma parte la gente, el territorio y la naturaleza.

Una comunidad local, regional, nacional, aún global, que piense, sienta y actúe con tales referentes, por supuesto, tiene también que hacer política y gobernarse lejos de las pautas predominantes del individualismo, el consumismo, el neoliberalismo, el extractivismo, el afán mercantil de lucro, la violencia expoliadora y la antidemocracia hasta la guerra y el fascismo.

Entiendo el Soy porque Somos de Francia como una propuesta para superar relaciones depredadoras y acceder a relaciones estéticas a fin de realizar la utopía de vivir, buen vivir y convivir. Acojo y hago eco a su audaz demanda de traducir en política, en participación electoral que no sea cooptación, la protesta social, la movilización, la rebeldía y energía juvenil desbordante de las primeras líneas. El país plebeyo movilizado es el sujeto multicolor de la república social en ciernes. Se enaltece en medida insospechada la consulta del Pacto Histórico con la presencia de Francia Márquez.

Francia no será otra política adocenada, abusiva y desvergonzada, que convierte lo público en privado para su beneficio o el de las élites usurpadoras de siempre; la veo como una atleta esbelta y fuerte que porta la llama olímpica para la práctica de la política como juego limpio, competencia sana y triunfo colectivo.

Soy porque Somos se convierte desde ahora en el santo y seña de la transformación intelectual y moral de que está vitalmente necesitada la sociedad colombiana. Francia no es fuego fatuo, es una expresión genuina de la Colombia profunda. Solo así se entiende su lanzamiento desde Santander de Quilichao.

El Espectador, Bogotá.

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