Mitos y mermelada

POR LUIS EDUARDO MARTÍNEZ ARROYO

Estos días han estado salpicados de curiosos hechos que nos retrotraen a discusiones que podríamos denominar casi que desgastadas. En el primer debate televisivo de los precandidatos presidenciales (El TiempoSemana), como en Fuenteovejuna (¿en qué parte del libro dice Calderón así?), los demás participantes cayeron como abeja al panal sobre Petro, porque éste propuso como una de sus urgentes medidas de gobierno fuertes y restrictivas medidas arancelarias a las importaciones de alimentos. Fico e Ingrid, quizás los más despiertos despalomados en la materia, salieron en defensa de la libertad de comercio y criticaron la propuesta porque descargaba sobre los consumidores los aranceles (en verdad esa interpretación no es de ellos).

La libre competencia, o la competencia pura y llana, es uno de los cantos a la bandera más divertidos que la historia del capitalismo nos ha entregado. Solo hay que repasar cómo se desarrolló ella en su época clásica y cómo lo hace en la contemporánea para que nos riamos un poco. England es paradigmática y aleccionadora, lo mismo que el Tío Sam.

El domingo pasado más reciente Ramiro Bejarano publicó en su acostumbrada columna semanal de El Espectador la noticia que confirma que la seguridad jurídica de los contratos en Colombia no tiene par en el globo terráqueo.

La cláusula Petro se llama la joya jurídica que han acuñado los connotados miembros de la costra de la contratación, que según el columnista consiste en poner “en marcha la estrategia sucia de incluir una estipulación en los grandes contratos que se vienen suscribiendo por medio de la cual las partes, dizque en ejercicio de la autonomía de la voluntad, pactan que el contrato empezaría a ejecutarse si Petro resulta vencido en las elecciones presidenciales, o que se deje sin efectos si llegare a convertirse en presidente”.

En los tiempos de gloria de Juan Manuel Santos, cuando éste se dedicaba a adelantar tratativas de paz con las Farc y a ordenar el asesinato de Alfonso Cano, sus voceros nos informaban que uno de los propósitos de esa paz era buscar la seguridad física de las empresas tanto nacionales como extranjeras que operaban en el país, pues la jurídica era inexpugnable. Los mitos, fundacionales o intermedios, pueblan la historia de diversas actividades humanas.

Declaración autobiográfica:

“Decir que no hubo mermelada es no ver la realidad”: Pacho Santos sobre Duque (El Espectador, 3 de febrero, 2022).

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