POR RAMIRO GÁLVEZ A. /
I
Ernest Mandel, en su último libro publicado por Siglo XXI en 1992, explica en su Introducción tanto las razones del colapso de la Unión Soviética y de los regímenes burocráticos en Europa Oriental, como el asunto de su naturaleza y lugar en la historia. Aborda también, a su vez, el asunto de la naturaleza específica de la burocracia en estas sociedades.
Ideólogos de derecha –y de pseudo-izquierda- afirma Mandel, habían sostenido que los regímenes estalinistas y poststalinistas eran “totalitarios”, en el sentido de que no podían ser derrumbados desde su interior y que se reproducirían a sí mismos por un tiempo indefinido. Los acontecimientos de 1989 a 1993, sostiene Mandel, han refutado esta tesis. Algunos teóricos marxistas como Paul Sweezy argumentaban que era imposible llamar a un régimen de “transición” cuando ya había durado setenta y dos años. Pero si un régimen es sacudido hasta sus fundamentos mismos después de setenta y dos años, ¿no sería después de todo un régimen de transición?
De acuerdo con Mandel, algunos teóricos habían identificado a la URSS con el capitalismo de estado, sin embargo, éste se pregunta ¿cómo se puede restaurar el capitalismo si el estado se encuentra ya bajo el capitalismo? Aquí no vale argumentar que el capitalismo de estado es diferente del capitalismo privado. Pues si la diferencia es cualitativa, ¿de qué sirve llamarlos a ambos capitalistas? Y si la diferencia es sólo cuantitativa, se hace imposible explicar cómo cambios tan pequeños pudieron producir un levantamiento tan profundo y sistemático… Difícilmente -acota el escritor belga- se puede considerar una diferencia menor el que una economía esté o no gobernada por la ley del valor.
“La historia de la URSS después de 1923 no tiene sentido si no se la comprende como una lucha en la que participan tres contendientes y que se desarrolla en sus tres niveles, a saber, entre la burocracia, la clase obrera y las fuerzas pro burguesas y pequeñoburguesas. Stalin no restauró el capitalismo ni en la crisis de 1928-1933 ni en la de 1941-1942; y no lo mantuvo en pie en Europa Oriental en 1947-1948”.
Parafraseando a Trotski -afirma Mandel- “podríamos decir que la burocracia, a su modo y con medios bárbaros, no trató de construir la sociedad sin clases socialista ni de restaurar el capitalismo, sino de defender y extender su poder y sus privilegios. Aunque no tenía las raíces sociales e históricas o la función ideológica de una clase gobernante, si tenía una autonomía relativa que le permitió defenderse, con la condición de que no fuera directamente desafiada por un ascenso revolucionario de masas. Las bases históricas de su poder fueron primero la declinación y después la desaparición de la actividad independiente de las masas. En la medida que estas condiciones se mantuvieron, también lo hacía dicha autonomía relativa”.
Desde el punto de vista del desarrollo histórico a largo plazo -de acuerdo con el teórico belga- la burocracia soviética se puede considerar en efecto una correa de transmisión de la presión capitalista sobre la Unión Soviética.
“De ello no se concluye, que durante un período transitorio la burocracia soviética haya actuado en cada momento de grave crisis en favor de los intereses inmediatos de la burguesía internacional. Esta interpretación marxista del papel de la burocracia no tiene nada de apologético. Por el contrario, los golpes que la burocracia propinó a las fuerzas burguesas o pro burguesas en varios momentos de su historia tuvieron lugar cuando su política había debilitado a la URSS y al proletariado soviético, y eran acompañados de otros fuertes golpes a los obreros y campesinos. Pérdidas y sacrificios terribles e innecesarios debilitaron a las masas y al país a largo plazo, haciendo prácticamente imposible cualquier nuevo avance en la dirección de la sociedad sin clases. Desde el punto de vista global, es innegable la naturaleza por completo contrarrevolucionaria de esta burocracia. Si ésta hubiera sido echada abajo por una revolución política, la URSS hubiera podido hacer avances significativos hacia el socialismo. No se ha gestado una alternativa teórica que, al mismo tiempo, explique coherentemente esa sociedad y a la burocracia soviética y sus derivaciones y logre refutar los criterios de la teoría marxista revolucionaria”.
A la pregunta de cómo fue posible el colapso del Este, Mandel explica: “el poder había sido usurpado por una burocracia cuya base política se desintegró. La cuestión no es que las personas en el poder fueran malas o inspiradas por ideas erróneas, sino que un conjunto de fuerzas económicas, políticas, culturales, ideológicas y psicológicas se interrelacionaron y determinaron entre ellas de un modo tal que condujeron a los resultados históricos conocidos”.
“Esta concepción de una burocracia socialmente específica justifica el uso que hacemos del término para caracterizar la capa gobernante en la URSS en una serie de momentos sucesivos, por ejemplo en 1930, 1937, 1945, 1956, 1986, 1990-1991 y 1993.Las condiciones políticas fueron, por supuesto, muy diferentes antes y después de las sangrientas purgas de Stalin, antes y después de la victoria en la segunda guerra mundial, antes y después de la desestalinización inicial de Krushev, al principio del gobierno de Gorbachov y en agosto de 1991. Pero lo que expresaban eran diferentes formas del dominio de un mismo estrato social. De manera similar la burguesía imperialista alemana ejerció su dominio bajo Bismark en 1880, el Kaiser en 1.900, la República de Weimar de 1920, los Nazis en 1935 y la República Federal desde 1948 a través de sistemas políticos muy diversos”.
“Aún más, la cohesión interna de la burocracia era mucho mayor en el período 1950-1970 de lo que era en 1930-1939, o de lo que iba a ser en los años setenta. El grado de cohesión reflejaba, pero también interactuaba con la estabilidad o inestabilidad relativa del conjunto de la sociedad. La descomposición creciente y conflictiva de la burocracia actuó poderosamente, acelerando su ritmo, sobre la velocidad de su desintegración de la sociedad soviética y de la Unión Soviética como estado”.
II
En nuestro enfoque sobre el carácter transitorio de la sociedad soviética y la naturaleza peculiar de su burocracia -acota Mandel- nuestro centro de atención era el ascenso de esta capa social y la estabilidad relativa de su poder y privilegios. Luego, el problema planteado fue el de su declinación y su descomposición. La dialéctica de ascenso no es idéntica a la de su declinación.
“Durante el surgimiento del estalinismo, especialmente después de 1928, la burocracia se comportaba como una recién llegada intoxicada por los éxitos. Por el contrario, en los años ochenta y principio de los años noventa ésta, como la china, actuaban en un contexto mundial en el que la relación de fuerzas económicas con los países imperialistas más desarrollados de hecho se deterioraba en su contra. Era profundamente consciente de este deterioro…No tenía ya la petulancia del recién llegado; más bien se caracterizaba por la desesperación senil. Así, pues, por razones objetivas como subjetivas, era mucho más vulnerable a las presiones imperialistas y a las importantes fuerzas dentro de sus propias filas que estaban más que deseosas de vincularse con la burguesía internacional”.
“Después de la segunda guerra mundial… el imperialismo logró establecer una alianza internacional con la burocracia estalinista que contrastó con las profundas fisuras que conoció en el período de 1929 a 1945. Las rivalidades interimperialistas persistieron, pero se desarrollaron dentro del marco de esa alianza”.
Mandel afirma que, no obstante que las relaciones de fuerzas objetivas entre el proletariado, la burocracia y las fuerzas prorrestauracionistas, dan un gran peso a la clase obrera. Sin embargo, un resultado revolucionario requiere también un alto grado de conciencia de clase, autoorganización y dirección política por parte de la clase obrera, con una clara dinámica y decisión de luchar por el poder. Por el momento estas condiciones no existen todavía en ninguno de los países europeos orientales ni en la propia Rusia.
Es por esta razón que presenciamos en Alemania oriental -según Mandel- una rápida dinámica que llevó a una revolución política a transformarse en una contrarrevolución social. Por esto es por lo que, igualmente, las fuerzas restauracionistas han ocupado el centro de la escena en los diversos países de Europa Oriental y… la URSS.
Es un hecho que el bajo nivel de conciencia clasista de las clases obreras europea-orientales y soviéticas creó una situación que los restauracionistas supieron aprovechar, añade Mandel.
“Tenemos que admitir que los marxistas revolucionarios subestimaron gravemente los efectos desastrosos a largo plazo del estalinismo y la dictadura burocrática en el nivel medio de la conciencia social. El balance que la gran mayoría de los trabajadores de estos países sacan de su experiencia es que la dictadura burocrática los defraudó por completo en sus aspiraciones de un mejor nivel de vida y de libertad… la bancarrota del estalinismo apareció ante sus ojos como la bancarrota del comunismo, del marxismo e incluso del socialismo… Este hecho creó en su seno un tremendo vacío ideológico moral. Y ya que la sociedad como la naturaleza, tiene horror al vacío, este fue llenado por distintas corrientes no socialistas o de plano contrarias al socialismo…que desde entonces han penetrado estas sociedades y tenido considerable éxito…”.
III
¿Tiene futuro el proyecto socialista? Es imposible dar una respuesta convincente a esta pregunta sin presentar una teoría sistemática de la burocracia obrera…
Como precisa Mandel, “las raíces de la burocracia son económicas e institucionales. Su proceso de desarrollo implica la necesidad de opciones político-estratégicas. Su ascenso al poder está mediado por mecanismos de selección negativa de cuadros… la burocracia en tanto nueva capa social… se apropia de funciones administrativas previamente ejercidas por las masas. Esta situación es el resultado de la introducción en el movimiento obrero… de la división social del trabajo… Los obreros son entonces manejados y “mandados” por personas que surgen de sus propias filas. Se convierten en víctimas oprimidas y explotadas de sus propios funcionarios”.
“(…) La naturaleza no capitalista de la burocracia se expresa en el hecho de que su dominación no la ejerce a través del dinero sino a través del monopolio del control político. Por otra parte, su carácter no socialista se expresa en su incapacidad de liberarse de la influencia del dinero y de la riqueza monetaria…”
“(…) En ningún lugar ha sido capaz ningún sector de la burocracia burguesa de destruir el poder de la riqueza monetaria. Por el contrario, mientras que en las sociedades post-capitalistas el poder del dinero se subordina en última instancia al poder político, en las sociedades capitalistas el poder político emana, en última instancia, de la riqueza del dinero. Cuando esta burocracia burguesa logra un alto grado de autonomía, entonces su posición se convierte en una avenida para realizar la acumulación primitiva de riqueza capitalista privada o en un medio para penetrar las capas superiores de la clase burguesa”.
IV
Mandel está convencido de que “Así como el proceso de burocratización dependió de la declinación del control de las clases obrera sobre sus propias organizaciones y el estado obrero, asimismo la extinción de las burocracias depende de un incremento radical de la autoactividad y la autoorganización de los trabajadores y de la capacidad de tomar en sus manos la reorganización de la sociedad en condiciones de riqueza material relativamente favorables”.
Los marxistas tienen que compartir la convicción de Marx -sostiene Mandel- de que el futuro del socialismo está vinculado indisolublemente con las luchas de la clase obrera realmente existente, o sea, con sus intereses inmediatos tal y como los percibe. También tienen que admitir la convicción de Marx de que las posibilidades del socialismo surgen de las propias contradicciones del capitalismo, que los elementos constitutivos de la nueva sociedad se desarrollan en el seno de las sociedades capitalistas más avanzadas. En esencia la revolución socialista significa que se liberen estos elementos constitutivos.
“Así como el proceso de burocratización dependió de la declinación del control de la clase obrera sobre sus propias organizaciones y el estado obrero, asimismo la extinción de las burocracias depende de un incremento radical de la autoactividad y autoorganización de los trabajadores -unidos los trabajadores de la producción y los del sector terciario de los servicios- y de la capacidad de tomar en sus manos la reorganización de la sociedad en condiciones de riqueza material relativamente favorables”.
“También está estrechamente vinculada con una orientación socioeconómica: ni despotismo del mercado, ni despotismo del estado; que los productores mismos decidan qué producir, cómo producirlo y cómo dividir el producto del trabajo colectivo… Es una cuestión por completo subsidiaria de la lógica de la tercera revolución tecnológica, que exige la extinción de los procesos de trabajo jerárquicamente organizados de arriba abajo. El futuro del socialismo y de la libertad humana, el futuro de la humanidad, incluso de su supervivencia física, depende de la fusión consciente y organizada de esas tendencias”.
Para Ernest Mandel, la victoria lograda por Yeltsin y sus proclamaciones de las supuestas virtudes de la privatización y el libre mercado confirman a su modo el argumento de que la economía burocratizada era una formación social profundamente contradictoria e inestable, obligada a moverse hacia el socialismo o hacia el capitalismo. Pero el hecho político indudable de que, por el momento, la opción del gobierno ruso es la construcción del capitalismo no elimina por sí mismo la vieja lucha en los tres niveles. Sobreviven importantes resabios de la vieja burocracia estalinista. Y las organizaciones obreras continúan desarrollando su propia dinámica independiente en su combate contra las políticas de las nuevas autoridades: creación deliberada de desempleo masivo, inflación rampante, desmantelamiento de los servicios sociales, privatización y la cauda de medidas afines.
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