RESUMEN AGENCIAS /
Un exmandatario, ferviente impulsor durante su administración (1994-1998) del modelo neoliberal que dejó a la nación centroamericana hundida en desigualdad social y en crisis económica como el ingeniero industrial José María Figueres Olsen, y el conservador exministro de Hacienda, Rodrigo Chaves Robles, sancionado por acoso sexual por el Banco Mundial, cuando laboró para esta organización multilateral entre 2008 y 2013, se disputarán la Presidencia de la República de Costa Rica el próximo 3 de abril, tras los resultados electorales de la primera vuelta arrojados el pasado domingo 6 de febrero.
Con más del 88% de la votación escrutada, Figueres Olsen, candidato por el Partido Liberación Nacional (PLN), prohijado por Washington, superó el 27.26%; en tanto que Chaves Robles se posicionó en el segundo lugar con el 16.70%, en representación del Progreso Social Democrático.
El abstencionismo superó el 40%, el más alto de todas las elecciones celebradas en el país desde 1953, según datos históricos del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Rescate y transformación, promete Figueres
En su discurso como triunfador de la primera vuelta electoral, Figueres destacó su victoria “por un robusto margen y eso también nos da una enorme responsabilidad”.
Dijo que los costarricenses están a “un paso de empezar el rescate y la transformación” del país, no obstante que en su plan económico de corte neoliberal poco o nada se difiere del que ejecutó el actual gobierno del presidente Carlos Alvarado Quesada, quien entregará el poder el 8 de mayo de 2022.
“En Liberación Nacional, tienen las puertas abiertas otras opciones políticas porque queremos contar con ustedes para que nos ayuden a reformar este país que tanto queremos”, dijo.
Además, sostuvo que vigilará el respeto a las mujeres. “Volveremos a tener gobierno, con dignidad para las mujeres. No se ocultarán con juegos de palabras el irrespeto a la integridad de las mujeres”. De esta manera Figueres aludió a la situación de Rodrigo Chaves, quien lo ronda la grave acusación de acoso sexual durante su pasaje por el Banco Mundial.
Chaves contra “el conflicto y la confrontación estéril”
Chaves, por su parte, destacó que el partido “más joven de esta campaña” estará en la segunda ronda del 3 de abril. Le propuso a Figueres “dejar atrás el conflicto y la confrontación estéril”, para abocarse “al diálogo y al debate de ideas” que permitan los “consensos indispensables para el país”.
Chaves, un candidato que se define como de ‘centro’ para no aparecer como lo que verdaderamente es: un ortodoxo conservador en lo político y neoliberal en lo económico, estuvo en el ojo de la tormenta y fue especialmente atacado por sus adversarios en los últimos debates debido a las denuncias por acoso sexual.
En efecto, el 30 de agosto de 2021, el medio costarricense La Nación, publicó que en octubre de 2019: “El Banco Mundial (BN) sancionó al hoy candidato presidencial, Rodrigo Chaves, por “insinuaciones sexuales” y por un “patrón de comportamiento inapropiado no deseado” entre los años 2008 y 2013, cuando trabajó para esa organización”.
Chaves no aparecía entre los tres favoritos de las encuestas, en una campaña pautada por el alto número de indecisos.
Debacle para el partido del presidente Alvarado en el órgano legislativo
Nota característica de las elecciones del pasado domingo 6 de febrero constituye el descalabro del partido del presidente Carlos Alvarado, Acción Ciudadana, que quedó sin representantes en la Asamblea Nacional, cuando en la elección anterior obtuvo nueve curules.
En estos comicios también se elegían 57 diputados del parlamento costarricense.
Con los resultados provisorios, el Partido Liberación Nacional de Figueres, tendría 18 bancas, mientras que la colectividad de Chaves no tendría representación en el órgano legislativo. El resto de la representación se la distribuyen diversos partidos de derecha.
Conocido por ser el primer país de Latinoamérica en el ranking global de felicidad 2018-2020, la alegría de los habitantes de Costa Rica se ve opacada por una severa crisis financiera y social. El desempleo del 14,4 por ciento, la pobreza del 23 por ciento y una economía con una deuda pública equivalente al 70 por ciento del PBI encendieron las alarmas del pueblo tico. La situación se agravó con la pandemia de coronavirus, que golpeó duramente al turismo, uno de los principales motores de su economía.
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