POR FIDEL A. LEOTTAU BELEÑO
Al señor ‘Fico’ dejé de oírlo por subversivo lingüístico que atenta contra el lenguaje.
En unas de sus intervenciones le contabilicé tantas expresiones fuera de lugar, como los verbos decir, ver, poner y hacer, que, más bien, parecían las catilinarias de ‘Popeye’, que un aspirante a estadista.
Los vicios del lenguaje son usos o formas incorrectas de hablar o escribir. Dentro de los vicios del lenguaje se encuentra la llamada “monotonía o pobreza léxica”.
No hay derecho para que un aspirante a dirigir los destinos de un país utilice la jerga de las personas al margen de la ley, como algunos lunfardos argentinos y lo malévolo de delincuentes.
La pobreza léxica o monotonía hace referencia al uso reiterado y excesivo de los mismos vocablos para expresar ideas diferentes y para las cuales existen palabras más precisas. Se repiten vocablos vagos o imprecisos que restan calidad a la información.
Estos términos pueden ser: especie, cosa, algo, puso, de lo que es.
Escúchenlo y se darán cuenta que ‘Fico’ es un príncipe del “cosismo”, que, entre otras, “cosa” es la palabra de sentido más vago, más impreciso, el vocablo más vulgar y trivial de la lengua.
Antioquia ha dado artistas, escritores, poetas, estadistas, pensadores, intelectuales de todas las magnitudes, pero en rarísimas excepciones, en estos tiempos, los matriculados en la derecha colombiana están en lugar equivocado.
En un alto porcentaje hablan el lenguaje de la ofensa, del maltrato, de la desfiguración, en pocas palabras, caricaturan.
Volviendo al lunfardo, hay quienes lo catalogan “el lenguaje de los delincuentes”, de modo que un lenguaje que no chorree sangre o no exprese, al menos, un acto delictivo, no merece tal nombre.
El ‘Fico’, caricaturesco por excelencia, definitivamente no tiene un programa que aliente, que motive, y, más que todo, que ilusione un futuro promisorio para Colombia, sus verbos, sustantivos y adjetivos hacia un candidato, se han constituido en un círculo vicioso y cansón, sin altura ni intelectualidad.
Su tesitura, tono y timbre cuando se expresa me remiten a lo defectuoso de Antioquia, repito, tierra de eruditos, pero, él, por su forma de hablar, y sumado al lenguaje gestual, que no le ayuda, no convence ni infunde entusiasmo, esto es, un subversivo gramatical.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.