POR LUIS EDUARDO MARTÍNEZ ARROYO
A pesar de que no dejo de expresar que en esta vida casi nunca hay nada nuevo bajo el sol, siempre me sorprendo de algunas opiniones provenientes de quienes son tenidos como eso que llaman “seres pensantes”. Abad Faciolince (Del negacionismo al extincionismo, El Espectador, 27-11-2022) nos trae una divertida columna en la que divide al mundo entre quienes niegan las consecuencias graves del cambio climático y quienes exageran las mismas, en su orden, negacionistas y extincionistas, para concluir que ambos conducen al inmovilismo. Este se manifestaría en los primeros en negarlo todo y desoír las voces en contrario, mientras que los segundos lo dan todo por perdido.
No soy Abad como para medírmele a refutarle que no hay relación alguna entre las posibilidades de extinción de la vida en el planeta azul y el calentamiento global. Pero voces autorizadas, quiero decir científicos con un acervo investigativo expresado en publicaciones de cierto renombre global, han tomado por la derecha las calles de varias ciudades europeas y norteamericanas para poner de manifiesto la gravedad de la coyuntura y mostrar que ésta no da espera.
En verdad, la columna lo que buscaba era reafirmar la ojeriza antipetro que carga Abad mucho antes de que su alter ego en materia ideológica y corporativa, Sergio Fajardo, resultara vapuleado en la campaña electoral de 2022 que llevó a Petro a la Presidencia de la República. En la de 2018 se lució con memorables columnas también. Solo una mala leche puede acusar a Petro de inmovilista en el caso de la lucha contra el cambio climático. La cápsula de la sabiduría en la que vive el renombrado literato quizás le ha impedido conocer que el Presidente de los colombianos ha propuesto limitar la exploración de recursos minero-energéticos en el país y en el resto del planeta, llegando a plantear su erradicación definitiva, incluida vía fracking. Y en general, el uso de energías fósiles.
Propuesta que le ha valido la animadversión de los antinmovilistas, que para fortuna de la patria colombiana nos traen por manos de Abad la resurrección de las hidroeléctricas que tanto bienestar han entregado en la fauna, la flora y los seres humanos del entorno de su base. Y la ausencia de escándalos financieros.
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