Ecocapitalismo

POR CARMELO SUÁREZ

El desesperado grito está en las gargantas de los destructores del nicho ecológico imprescindible para la vida humana. Se nos han vuelto ecologistas estos depredadores… Pero ese grito encuentra también un amplio eco en idealistas de todo tipo, que creen que los grandes monopolios son los que van a salvar el planeta de la debacle climática. Así, organizaciones ecologistas del más variado tipo, se suman a las campañas de quienes se mueven por intereses muy diferentes, pero que han encontrado en el ambientalismo un compañero de viaje para dar legitimidad social a su nuevo proyecto de acumulación de capitales.

Se puede afirmar que las crisis económicas del capitalismo, en el último medio siglo, han tenido como factor importante una matriz energética. Y ahora ese factor tiene mayor incidencia como consecuencia del agotamiento de las energías fósiles; las que han sido fundamentales para el modelo de acumulación capitalista hasta hoy.

La lógica de esa base energética es la que ha destruido amplios ecosistemas (tierra, aire y agua), y desatado guerras a lo largo y ancho de todo el planeta. Citemos como ejemplos el río Níger, el último derrame de Repsol en Perú, las guerras de Irak, Siria…

El capitalismo necesita cambiar, con urgencia, la matriz energética de su proceso de acumulación ante ese agotamiento de suministros.

En España tenemos la engolada socialdemocracia de Pedro Sánchez como la más eficaz gestora de las urgentes medidas que necesitan los monopolios. Promotores de un nuevo ciclo de acumulación, que no hará más que profundizar la grave crisis climática que Fidel Castro nos describió ya en la Cumbre de Río en 1992.

El Gobierno socialdemócrata de Sánchez en España sigue dos líneas de actuación principales: 1) Modificación de cualquier normativa ambiental que dificulte la implantación del nuevo ciclo económico. 2) Aportación de miles de millones de euros que los grandes monopolios precisan para financiar la reconversión del modelo. Así se entiende la gestión de la Agenda 2030 por este  gobierno que no es más que la guía de la reconversión capitalista de la Unión Europea (UE).

Son numerosas las “excepciones” que el Gobierno español aprueba para la instalación del gas, para plantas fotovoltaicas, para conducciones, etc. Esto permite que suelos agrícolas o espacios de protección de aves sean plantados de molinos o paneles, que se eleven los niveles de contaminación permitidos, que se acerquen a los núcleos urbanos las actividades antes consideradas peligrosas, que se omitan las Evaluaciones de Impacto Ambiental, y un largo etcétera. Estas medidas dejan el campo libre para que el capitalismo monopolista financiero siga a mordiscos con el planeta, destruyendo cualquier cosa que se le ponga por delante. Pero Sánchez seguirá repitiendo machaconamente: descarbonización, resiliencia, economía circular…

El capitalismo europeo vuelca todos sus recursos económicos, los que tiene y los que no tiene, -que resuelve dándole a la máquina del dinero- a los grandes monopolios “que se nos han vuelto verdes”. Coches eléctricos, fábrica de baterías de litio, eólica marina. Dentro de poco también producirán carros de combate eléctricos como forma de aumentar el criminal negocio de la producción de armamento. Pedro Sánchez reparte esos miles de millones, Next Generation, a los monopolios, “para salvar el planeta”. Y el pueblo pagando todo más caro, y asumiendo el pago de la gigantesca deuda.

Cuando no se tiene la capacidad de analizar la realidad desde las categorías del materialismo dialéctico se termina así, haciendo de tonto útil de quienes están poniendo en riesgo la continuidad de la vida humana sobre el planeta. Lo que hace falta es un cambio histórico revolucionario, que inicie la construcción de una sociedad que ponga al servicio de la Humanidad los desarrollos científicos actuales.

Eso no lo hará un capitalismo verde, lo hará la clase trabajadora en el poder.

Diario Octubre, España.

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