Elecciones territoriales en Barranquilla y el Atlántico: claridad ante todo

POR LUIS EDUARDO MARTÍNEZ ARROYO

Cuando en los finales del año pasado conversaba yo con un amigo en torno a la eventualidad de realizar un evento en el que se tratara el tema de las candidaturas a la Gobernación del Atlántico y la Alcaldía de Barranquilla, le comentaba que tales aspirantes deberían tener un perfil programático y discursivo que los mostrara como serios aspirantes a ser gobernadores (as) y alcaldes(as), y no a ocupar una curul en la Asamblea y en el Concejo, respectivamente.

Hablando en plata llana -la expresión es pueblerina- eso significa que el programa y discurso deben sostener un ideario que explique las razones de los graves problemas que hay en los dos entes territoriales, y los culpables de que eso haya ocurrido. Le decía al amigo que el mejor ejemplo de lo adecuado de esa postura lo constituía el de Gustavo Petro, quien de modo sistemático en su campaña presidencial de 2022, pero no solo en ella, pudo convencer a millones de colombianos de que era posible romper con ese fardo del pasado.

No pudo el discurso de la derecha nacional desmoralizar a los que hicieron suyo el de Petro, a pesar del sonsonete que habla de que el hoy Presidente polariza. Los extremos (polos) no los ha creado Petro ni la izquierda, ni la centroizquierda, ellos son producto de un modelo excluyente y egoísta que ha imperado en el país al que sus mayores usufructuarios muestran como el mejor de los mundos, y a los críticos del mismo como los causantes de que los de abajo estén ahí.

Barranquilla y el Atlántico han soportado quince años de gobiernos de una familia que mantiene altos índices de desigualdad en materia laboral, social, educativa, cultural, y la capital muestra una oprobiosa concentración de la economía cercana al 70 % del PIB departamental. Con una impagable deuda nacional y externa.

Los candidatos alternativos, so pretexto de no polarizar, no pueden callar ante esta situación. Ella tiene sus responsables y los ciudadanos deben ser enterados de la misma, de modo detallado, si se quiere ganarlos para el proyecto democrático de una capital y departamento incluyentes.

Alternativos y candidatos, es decir, movimientos, partidos y pactos, los primeros, y los segundos como los aspirantes a ser gobernantes, deben entender que entrambos habrá una especie de retroalimentación. Hay que aceptar al seleccionado con el interés necesario para lograr la victoria, con independencia de su proveniencia política, y éste debe entender que sin el apoyo de los alternativos no será posible el triunfo.

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