POR LUIS EDUARDO MARTÍNEZ ARROYO
Se ha filtrado por algunos medios informativos que la salida de Carolina Corcho del Ministerio de Salud se produjo en condiciones no propiamente saludables en cuanto a protocolo. El presidente Petro no la había advertido de su ida del gabinete y por eso para ella resultó una sorpresa desagradable cuando se enteró de que no estaba en las que permanecerían en el cargo.
La medida presidencial está inscrita en lo que ya es su costumbre, sorprender con desagradables decisiones cuando se espera de él confianza por el desempeño alcanzado. En el caso de la saliente Minsalud el asunto es grosero en múltiple cantidad, pues fue la que se jugó la piel y su prestigio de experta en el tema, que contendió con los defensores del statu quo sanitario en diversos espacios, que demostró que el colombiano es de lo peorcito que en la tierra existe en asuntos de sistemas de salud, que las EPS son sanguijuelas que succionan el patrimonio público al que manejan como a bien lo consideren y por cuya administración hay que pagarles un dineral.
Tal como fue asumida la medida presidencial en el caso de la ministra Corcho, ella entraña una actitud desconsiderada, de desagradecimiento y de político barato. Las hienas de los partidos que movieron tierra y aire no podrían haberlo hecho peor. Ni Carrasquilla que hubiera sido la Corcho.
He alertado al movimiento político y social acerca de la necesidad que tiene de diferenciarse del gobierno Petro, guardar y mantener su independencia, para que no sea utilizado por éste como idiota útil alrededor de sus vaivenes y conveniencias políticos coyunturales.
No olvidemos que cuando fue suspendido del cargo de Alcalde Mayor de Bogotá por el procurador Ordóñez, desde el balcón del Palacio Liévano amenazó a las oligarquías criollas con organizar un movimiento para convocar una Asamblea Nacional Constituyente, pero ese afán solo le alcanzó hasta la fecha de su restitución en el cargo, pues en esa misma ocasión cuando le tocó presidir en Barranquilla una manifestación en su apoyo se le olvidó Constituyente y demás medidas radicales.
Hay que conformar un gabinete popular alterno al oficial y un organismo fiscalizador colegiado que mantenga informada a la ciudadanía colombiana de todo cuánto pasa en el gobierno Petro.
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