POR CAMILO CÉSAR RUIZ ALONSO*
En el Congreso de Bucaramanga realizado por la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) en 1982, se aprobó por iniciativa del Comité Ejecutivo, en la presidencia de Abel Rodríguez, la propuesta de impulsar el Movimiento Pedagógico como un proyecto alternativo de educación al que era hegemónico desde los gobiernos neoliberales en Colombia y dependientes de las políticas de las entidades económicas internacionales. Y en este sentido se abre un periodo en la historia de la educación que hace ruptura. Para la organización interna del movimiento se crearon los Centros de Estudios e Investigación (CEID) en cada departamento o intendencia (así era como estaba estructurado el Estado colombiano) y uno central en Bogotá, con la participación de los educadores interesados en ser promotores y soportes del movimiento para la realización de Foros Educativos, impulsar grupos de investigación, editar publicaciones regionales que visibilizaran los escritos pedagógicos de educadores; e igualmente la edición de la revista Educación y Cultura a cargo del CEID de Bogotá.
He aquí todo un hito desde lo sindical, porque allí se abrió un escenario intelectual -no estrictamente ligado al activismo de los pliegos de reivindicaciones o solicitudes ante el gobierno-, y se asumió el papel de intelectual orgánico de la pedagogía a partir del estudio, la investigación y las publicaciones desde la experiencia como educadores. En este sentido la Pedagogía como saber fundante del quehacer educativo de los educadores se pone en el centro de las discusiones y así es como surge el Foro Educativo Nacional en el que la voz del educador se visibiliza ante los gobernantes y la sociedad, desde sus apuestas alternativas en términos del pénsum, currículos, didácticas y otros quehaceres más allá del operario de la educación o apóstol de las políticas del Estado que constituían la política educativa pública.
En ese contexto del origen del movimiento pedagógico hay unos referentes políticos como fueron la Educación para la Liberación encabezada por Paulo Freire; la Revolución cubana; y el movimiento estudiantil del 68 en Francia con repercusiones en nuestro país. En esa coyuntura se abre un momento de la historia del país que hace ruptura con las políticas de los partidos Liberal y Conservador, acostumbrados a la dominación o subordinación ante el imperio de los Estados Unidos y sus poderes en las entidades internacionales, y se generan proyectos alternativos de educación con una consigna que se coreaba en las movilizaciones: “Educar para la liberación nacional”.
Este hito del Movimiento Pedagógico ya es parte de la historia nacional de la Educación, en la que se destacaron liderazgos de educadores de Básica Primaria y Básica Secundaría -como estaba organizada en ese momento la Educación en Colombia- que, en alianza con profesores universitarios e intelectuales de la pedagogía, dejaron huella en los CEID y en la Revista Educación y Cultura.
Quien escribe estas líneas, era en ese momento cultural y político del país un estudiante del bachillerato, participante activo del movimiento estudiantil con propuestas políticas rebeldes ante el establecimiento o el régimen político dominante, y con un acercamiento a las corrientes revolucionarias y un estudioso del libro Pedagogía del Oprimido en un Círculo de Estudios Políticos. Es decir, que mi historia de vida está ligada a las fuentes que inspiraron al Movimiento Pedagógico que surgió en Fecode posteriormente, luego inicié estudios en la Facultad de Educación de la Universidad del Atlántico, muchos años después fui asistente al Encuentro de la Juventud en Cuba en los años 80 y finalmente terminé en la Universidad Autónoma Latinoamericana en Medellín, en donde me gradué como licenciado en Historia y Filosofía. Estos antecedentes pedagógicos, políticos me posibilitaron presentarme al Concurso Docente y en 1992 me vinculé como Educador en Ciencias Sociales, en el municipio de Nare del Magdalena Medio Antioqueño.
A partir de mi ingreso como educador en el Departamento de Antioquia, fui un activo participante del sindicalismo y de las pedagogías alternativas, desde el sindicato ADIDA y el CEID. Y en los últimos diez años ingresé al Grupo de investigación GIMPAC hasta la fecha.
Recorridos los primeros años del Movimiento Pedagógico, se abrieron en el horizonte los retos para posicionarse en el ámbito intelectual y político nacional e internacional, y es así como se organizaron los Foros Educativos, el Congreso Pedagógico, la participación en Redes de Educadores, la publicación mensual de la Revista Educación y Cultura, el fortalecimiento de los CEID y los Grupos de Investigación por líneas temáticas entre otras acciones pedagógicas que posicionan al educador como intelectual de la pedagogía.
A la fecha, se han recorrido desde su origen, cuarenta años, y en este sentido las prospectivas del Movimiento Pedagógico son de alcance histórico por haber llegado a la madurez intelectual, posicionar al educador como un sujeto de la Pedagogía, y la urgente necesidad de realizar el Congreso Pedagógico, financiar a los grupos de investigación de los CEID, editar y publicar las revistas regionales y continuar con la publicación de la Revista Educación y Cultura, a partir de los escritos de los educadores y los grupos de investigación de los CEID.
La conmemoración de los 40 años, en el evento realizado recientemente en Bogotá, debe ser considerado como la puesta en escena de la responsabilidad de Fecode y el Movimiento Pedagógico ante el cambio político del régimen con el gobierno del Pacto Histórico que deberá apoyar las iniciativas para las trasformaciones en el sistema educativo.
El Movimiento Pedagógico, también deberá articularse en América Latina para elaborar iniciativas políticas unificadas ante los gobiernos progresistas que impulsan reformas en lo social, económico, cultural y educativo. Es un momento histórico en la política regional que debe ser aprovechada como cuarto de hora para impulsar transformaciones antineoliberales y de soberanía política, económica y cultural.
*Educador pensionado, investigador educativo y social, integrante de la ANEP y del grupo de investigación GIMPAC del CEID/ADIDA.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.