AL AKHBAR /
Un encuentro de los llamados Amigos de los BRICS fue celebrado en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, el pasado 1 de junio, con la participación de los Ministros de Asuntos Exteriores de los cinco países del grupo (Rusia, Brasil, Sudáfrica e India y China, que envió a un viceministro) así como representantes de 12 países, entre ellos Irán y Arabia Saudí. Esta cumbre supuso una oportunidad para establecer un nuevo papel para el bloque a nivel internacional y atender a las solicitudes de varios países para convertirse en miembros del grupo dentro de la fórmula de BRICS Plus. Esta fórmula ampliada fue presentada durante la cumbre de la ciudad china de Xiamen en 2017 y se ha afianzado en un momento en el que los BRICS buscan tener una influencia más determinante en los temas mundiales con el fin de preservar “el equilibrio internacional”.
La cumbre de Ciudad del Cabo buscaba preparar la 15ª cumbre anual de líderes del BRICS, que tendrá lugar en Johannesburgo, también en Sudáfrica, para discutir pasos prácticos que pongan fin al dominio de las monedas occidentales, y especialmente el dólar, en los acuerdos financieros y comerciales entre los países del mundo. Entre estos pasos se habla de la intención del grupo de expandir la influencia de su Nuevo Banco para el Desarrollo, que asumiría un rol similar al del Fondo Monetario Internacional (FMI)) y el Banco Mundial.
En el contexto de la reunión de Ciudad del Cabo, la ministra de Exteriores de Sudáfrica, Naledi Pandor, anunció que el tema del establecimiento de una moneda especial para los BRICS sería un punto fundamental en la agenda de la cumbre de Johannesburgo. Esto supondría un golpe fundamental para el dominio del orden mundial por parte de los países occidentales y muy especialmente EEUU.
Algunos países de los BRICS ya han dado pasos prácticos en el sentido de acabar con el dominio indiscutible del dólar. Brasil ha defendido la creación de una moneda común en América del Sur, India busca expandir su comercio en rupias en Asia y China comerciará en yuanes con otros países, incluyendo Rusia y Brasil. En este sentido, la incorporación de más países al BRICS contribuirá a incrementar las posibilidades de éxito en lo que se refiere a expulsar al dólar del trono de las monedas internacionales.
La activación de nuevos mecanismos dentro del bloque de los BRICS, incluyendo el nacimiento del Nuevo Banco de Desarrollo, en paralelo con el nacimiento de bancos de desarrollo en China, como el Banco de Inversión Asiático en Infraestructuras, es un indicativo del giro económico global de poder desde el oeste hacia el este y del norte al sur. La organización del BRICS actualmente contribuye con un aproximadamente el 32 % de la economía mundial, superando al Grupo de los Siete, que representa el 30,7 % de la economía.
Fuentes diplomáticas que participaron en la reciente cumbre de los BRICS consideran que los países del grupo han logrado establecer nuevos equilibrios internacionales que toman en cuenta las aspiraciones de los países del Sur Global en temas fundamentales que van desde el cambio climático, en el que los países occidentales soportan una mayor responsabilidad, la lucha contra la pobreza o la terminación del foso tecnológico entre los países desarrollados y en desarrollo.
Los BRICS tienen otros puntos que favorecen un papel creciente dentro de la economía mundial como un superávit comercial de alrededor de 387.000 millones de dólares y una vasta naturaleza geográfica que se extiende por varios continentes. Algunos de sus miembros son considerados como polos económicos en sus respectivas regiones y también a nivel mundial. Poseen un alto grado de autosuficiencia en la producción de bienes y los exportan a todo el mundo. Además, aunque son diversos políticamente, tienen unos principios comunes, como su rechazo a la injerencia en los asuntos internos de los países y la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
La evolución de la organización está también vinculada, sin duda, a la creciente presencia de China en los asuntos políticos y económicos internacionales, que igualmente debería extenderse a los temas monetarios y financieros. De hecho el gigante asiático es ahora el mayor socio comercial de 120 países. Las últimas sanciones occidentales contra Rusia han convencido a muchos países de que EE.UU. busca usar el dólar como un arma para sus propios intereses y esto crea la necesidad de buscar otros instrumentos en las transacciones financieras y comerciales. Dichas sanciones han elevado el atractivo del yuan en los mercados internacionales como moneda de reserva.
China y Rusia han puesto en marcha además sus propios sistemas de mensajería financiera, el CIPS y el SPFS respectivamente, para dejar del lado el SWIFT, que está controlado por los países occidentales y es empleado como mecanismo de sanciones por parte de EE.UU. Estos sistemas son empleados ahora por decenas de bancos en muchos países y serán una característica prominente del nuevo sistema financiero internacional, sin descartar su unificación en el futuro.
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