Las líneas rojas de Boric

POR RAFAEL KRIES

Tal como dijo B. Altman, analista brasileño, en un programa de gran audiencia en Chile (La voz de los que sobran), desafortunadamente ya el presidente Gabriel Boric cruzó las líneas rojas en el plano internacional.

Mareado por la obsecuencia de su equipo más cercano, por la incapacidad de su alianza política para pedirle prudencia o al menos continencia, ha ido más allá de errores aceptables. Sus declaraciones y también sus silencios, tendrán graves consecuencias en el futuro.

Su política internacional errática y con gestos a la galería, tiene graves efectos en una coyuntura mundial de crisis y esfuerzos de reorganización sistémica.

Boric, durante el año tres meses de gestión en Chile, ha demostrado ser un aplicado ‘colaborador’ de Washington.

Boric no es hoy un dirigente universitario que pueda decir frases o tener gestos sin consecuencias. Trotsky decía que no se puede ser un pájaro parado en un campo de batalla…cuando esta se desata. Pero eso es lo que creía ser Boric. Sin advertir que su único refugio, en la balacera que viene, era la política de Lula para evitar involucrarse en la guerra total y nuclear.

No voy a reiterar otras críticas al Gobierno chileno por su incomprensión de lo que se viene. Destaco los errores por parte de su equipo internacional, apegado a un pasado inexistente de supuestas y falsas autonomías e incapaz de construir un vallado de supervivencia.

Lo de sus palabras en Brasil, me exime de toda necesidad de crítica. Bastaban los desplantes de Boric de fijar políticas en el Medio Oriente o sus elogios a Zelensky, para ver que sobreestimaba su influencia y comprensión de situaciones históricas complejas y en las que cabe construir una política de Estado.

Chile es hoy un país que carece de aliados en América Latina. Aparece ante sus pueblos como un país subordinado a EE.UU. e Inglaterra, aunque eso solo sea el reflejo de la dependencia histórica de su oligarquía a esos países. Lo cual es contradictorio por la magnitud de su comercio con China.

La crisis migratoria acentuada por las vergonzosas llamadas del pinochetista expresidente Sebastián Piñera a derrocar a un Presidente de otro país, invitando a sus ciudadanos a venirse alegremente al sur del continente o a reconocer a ese títere de Guaidó, hoy se repiten, volviendo la espalda a las masacres en Perú o al ingreso de cuerpos militares gringos en ese país vecino. Mañana pueden ser otras estupideces o provocaciones a vecinos para obligarnos a comprar los equipos militares obsoletos de Europa, a la que se le ha impuesto rearmarse. Total, para eso sí habrá dinero, que hoy se niega para prepararse a contener en Chile los inevitables efectos de la crisis climática, la gran guerra en el Pacífico, o los desarrollos de redes de drogas y delincuencia que tienen su eje en el centro del sistema.

Cuán lejos se ven hoy los espacios de autonomía nacional del pasado, pero hacer de sonámbulo por Boric, no es de ninguna ayuda.

Se vienen tiempos difíciles.

El Porteño, Valparaíso, Chile.

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