POR OCTAVIO QUINTERO
La embajada de Estados Unidos en Colombia nos puso en conocimiento del macabro hallazgo en Bogotá, nada más que en la propia capital del país, de una fosa común con 26 restos humanos, caso conocido por la Fiscalía General desde el 26 de enero pasado. Y la pregunta es obvia: ¿por qué se destapa tamaño escándalo desde la embajada USA? Inclusive la Fiscalía se niega, ante los periodistas, a suministrar más detalles: ¿por qué y para qué? ¿Y, por qué los medios, tan ávidos y llenos de escándalos de menor importancia, a este le aplican ‘campana neumática’?
En el derecho internacional ningún país es más que otro. ¿Qué tal que nuestra embajada en Washington divulgara mañana en su cuenta de tuiter, por decir algo, que, efectivamente, a Trump le robaron la elección presidencial? Si la sospecha de que el gobierno Duque estaba soterradamente apoyando la reelección del republicano desató un escándalo que todavía tiene frías las relaciones con Biden…
La injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de Colombia es un ascensor que llega hasta la misma soberanía. Y cada vez “se le echa tierra”, como se dice coloquialmente, inclusive, a través de fallos de las altas cortes que son auténticas fallas, en el sentido de no acertar o equivocarse en algo, como fue el lánguido cierre jurídico que se le dio a la autorización del Ejecutivo de permitir el ingreso de tropas extranjeras sin contar con el Congreso o el Consejo de Estado. Se dijo, y da risa, que como no iban en tránsito, se podían quedar aquí.
Meses atrás se desveló, también a través de la embajada de USA, el acoso laboral y sexual al interior de la misma Corte Constitucional, gracias a un informe de la Agencia para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID). Es la misma Agencia que ha sido acusada de espionaje en varios países… La BBC/News se ha preguntado varias veces: “USAID: ¿agencia de desarrollo o de operaciones encubiertas?”… Entonces, ¿quién autorizó y firmó el contrato con USAID para desarrollar investigación al interior de la Corte Constitucional, como si tan alta Corte no tuviera casos que son de conocimiento reservado?
Si hoy Colombia pasa por ser una ‘narcodemocracia’, al parecer y aunque nos duela, con todos los títulos, fue gracias al director de la DEA en Bogotá, Joe Toft, quien nos descubrió la lacra, y aunque en su momento el presidente de turno, Ernesto Samper, se enfureció, hoy convendría en que el gringo tenía razón.
Colombia, para Estados Unidos, es más que un país con el que tiene buenas relaciones bilaterales: es su puerta de entrada al “patio trasero”. Y, en ese sentido, la primera potencia del mundo Occidental hará todo lo posible, apelará a todas la formas de lucha, porque su amanuense no caiga en manos inamistosas…
Con eso también tiene que contar el Pacto Histórico que busca el poder legislativo y ejecutivo en las elecciones del 2022.
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