POR EMIR SADER
La primera década del siglo XXI fue marcada por los gobiernos antineoliberales en Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador, los únicos en el mundo que han puesto en práctica programas antineoliberales, disminuyéndolas desigualdades en el continente más desigual del mundo.
A lo largo de la segunda década, La derecha ha logrado recuperar fuerza, retomando gobiernos en Argentina – mediante elecciones -, en Brasil y en Bolivia – mediante golpes – y en Ecuador, mediante la adhesión del presidente elegido, Lenín Moreno, con un programa antineoliberal, al neoliberalismo. Moreno ha fracasado, como todos los gobernantes latinoamericanos que han intentado implementar ese modelo.
El neoliberalismo ha revelado que tiene corto aliento, porque atiende a los intereses del capital financeiro, no tiene políticas sociales y así no logra conquistar bases sociales de apoyo que le permitan estabilizar sus gobiernos. El caso de Argentina fue ejemplar, con una victoria eufórica de Mauricio Macri, que se agotó rápidamente, porque su gobierno retomó el mismo modelo neoliberal que ya había fracasado no solo en Argentina, sino también en Brasil, Uruguay, Bolivia y Ecuador. La victoria reciente de la derecha en Uruguay, promete tener un destino similar.
La tercera década está marcada por un segundo ciclo de gobiernos antineoliberales en la región, com lãs victorias de Alberto Fernández en Argentina, de López Obrador en México, de Luis Arce en Bolivia. Victorias con gran apoyo electoral, porque se fundamentan em políticas sociales, en políticas económicas antineoliberales, en la retomada de los procesos de integración latinoamericana.
Los ojos del continente se vuelven ahora sobre Ecuador, donde un presidente elegido por la continuidad Del gobierno antineoliberal de Rafael Correa – el proceso más importante de la historia de Ecuador – lo traicionó e hizo exactamente lo que proponía la derecha, pasando a gobernar con la derecha, retomando el modelo neoliberal. Ha fracasado, como hubiera fracasado Guillermo Lasso, si hubiera ganado.
La primera vuelta de las elecciones presidenciales ha confirmado el favoritismo de Andres Aráuz, candidato apoyado por Rafael Correa, ante Guillermo Lasso, el banquero más grande del pais, derrotado ya en las elecciones anteriores, que quedo ahora en segundo lugar. Yaku Perez, de Pachakutik, llegó en tercer lugar.
La disputa está cerrada entre los primeros, Aráuz y Lasso. Yaku mantiene una posición crítica a los dos. Lasso defiende, como siempre, una versión ortodoxa del modelo neoliberal. Desecha todo lo conquistado por el gobierno de Rafael Correa, propone privatizaciones, un Estado mínimo, la centralidad del mercado. Pretende volver a gobiernos anteriores al de Correa, que solamente han multiplicado la crisis, entonces permanente de Ecuador.
Andrés Arauz recoge las experiencias positivas del gobierno de Rafael Correa y se presenta como la expresión ecuatoriana de otros gobiernos antineoliberales, como los de Lula, Néstor y Cristina Kirchner, Pepe Mujica, Evo Morales, López Obrador y el proprio Rafael Correa.
En caso de que triunfe Arauz, se consolida el segundo ciclo de gobiernos progressistas, antineoliberales, sumándose Ecuador a los gobiernos actuales de Argentina, México y Bolivia. En caso que triunfe Lasso, Ecuador volverá a estar aislado, dando continuidad al desastroso gobierno de Lenin Moreno.
Por ello, los ojos y el corazón de América Latina están puestos en Ecuador.
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