POR ALFREDO JALIFE-RAHME
En la tercera semana de la guerra de Israel contra Hamas, se escenifica una batalla contra el tiempo entre un ejercicio diplomático, abanderado por el mandatario egipcio Al-Sisi en la “Cumbre de El Cairo para la Paz”, y el anuncio del ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant –quien desprecia a los palestinos con el oxímoron de animales humanos–, de su plan en tres fases para invadir inminentemente la franja de Gaza.
Sus tres fases tienen como objetivo la aniquilación de Hamas. Primera etapa: bombardeos aéreos y maniobras (sic) terrestres con el fin de destruir los operativos y dañar la infraestructura en Gaza. Segunda: eliminación de las bolsas de resistencia. Tercera: creación de un nuevo régimen de seguridad en la franja de Gaza. Deja entrever que su gobernación estaría a cargo de la Autoridad Nacional Palestina, de Mahmud Abbas, a sus 87 años.
A la cumbre asistieron 31 países árabes y europeos y altos funcionarios de la ONU, la Unión Europea y la Unión Africana. No concurrieron EU ni Israel.
Al-Sisi ha sido categórico en rechazar el plan del premier Netanyahu de la transferencia, eufemismo para suavizar la expulsión masiva y la limpieza étnica de 1.1 millones de palestinos civiles de Gaza-Norte, del total de 2.3 millones de habitantes (incluidos los de Gaza-Sur, para ser trasladados en tiendas de campaña al desierto del Sinaí: un contra-éxodo palestino en contrapunto a la salida de los israelíes del antiguo Egipto en el siglo 13 a. C., según el relato teológico de la Biblia hebrea.
En la cumbre planeaba el proyecto israelí de la transferencia de Gaza que fustigó Abbas, quien agregó las otras dos transferencias implícitas de Cisjordania y Jerusalén Oriental.
Los términos Cisjordania y Jerusalén Oriental también son otros dos eufemismos cuando están controlados por los colonos supremacistas encabezados por Itamar Ben-Gvir, ministro de Seguridad, y Bezalel Yoel Smotrich, ministro de Finanzas y líder del Partido Sionista Religioso.
Haaretz comentó que la Cumbre de la Paz de El Cairo concluyó sin avance para detener la guerra de Israel en Gaza.
Gaza se encuentra en peligro de una “metabalcanización”: es decir, la balcanización de 2023 dentro de la primera balcanización de la antigua Palestina de 1947/1948, la segunda balcanización de 1967, en la Guerra de los Seis Días y las microbalcanizaciones de Jerusalén Oriental y Cisjordania promovidas por los colonos supremacistas israelíes apuntalados por su ejército y la estructura apartheid del Estado hebreo.
Sin la cada vez más distópica creación de un Estado palestino, la dinámica de las múltiples balcanizaciones que ha sufrido la antigua Palestina desde hace 75 años, ¿aún el nuevo gobierno de Abbas en Gaza-Norte, y quizá en Gaza-Sur, podrá detener la transferencia colonizadora?
Las balcanizaciones de la antigua Palestina desde hace 75 años (desde 1948) han sido cronológicamente graduales, cuando no intempestivas, como demuestran los mapas dinámicos desde 1947 hasta hoy, sin la proyectada metabalcanización de Gaza, lo cual se subsume con el pletórico número de la diáspora palestina y sus refugiados esparcidos en las cuatro fronteras de Israel y hasta Kuwait.
La transferencia/limpieza étnica de los palestinos –su diáspora afuera de 9 millones cuando sólo quedan 5.48 millones en la atomizada “nueva Palestina”–, antes de la creación de Hamas, ha sido la obsesión territorial y demográfica de Israel desde 1948.
Para ser más exactos, desde hace 106 (sic) años: Declaración Balfour del hogar nacional para el pueblo judío en Palestina, entonces bajo control del imperio otomano, por lord Arthur Balfour, canciller de Gran Bretaña, en plena Primera Guerra Mundial.
El “hogar judío” fue patrocinado por el banquero Walter Rothschild.
La Jornada, México.
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