POR MATÍAS CACIABUE /
Sobre la indigna declaración del presidente de Chile, Gabriel Boric, sobre las elecciones venezolanas, cabe señalar que ya compite palmo a palmo con su homólogo argentino Javier Milei para dirimir quién en la región se lleva el mayor premio de abyección al hegemón estadounidense.
En torno del Gobierno de Boric es propicio en la actual coyuntura política hace los siguientes interrogantes:
¿Por qué decidió jurar su mandato sobre la Constitución de Pinochet y ante el Parlamento del viejo régimen, en vez de decidirse a gobernar de la mano de la Asamblea Constituyente, que estaba en pleno funcionamiento cuando asumió?
¿Por qué no reconoce que su conducta vacilante determinó la derrota de la Nueva Constitución en un referéndum en donde las Milicias Digitales Fascistas operaron toda una guerra de información, tal como ocurre hoy en Venezuela?
¿Por qué en Chile todavía hay presos por la revuelta de 2019, como Nicolás Piña? ¿Por qué la mayoría de las 450 víctimas del trauma ocular aún no tienen justicia? ¿Qué nos puede decir de los manifestantes que se suicidaron por no soportar la impunidad vigente en favor de ciertos elementos de las fuerzas de seguridad, como Patricio Pardo?
¿Por qué el Ejecutivo chileno no acciona contra la flagrante detención judicial, por ‘lawfare’, de Daniel Jadue? ¿El Gobierno chileno está de acuerdo con el “mercado” en prohibir el gran ejemplo de las farmacias populares? ¿O lo tenemos que leer como una persecución a opositores que otrora compitieron contra Boric?
¿Por qué la dirigente Karina Oliva, del propio Frente Amplio, está judicializada con una semi-detención domiciliaria preventiva sin que el Presidente haya peleado por su inocencia?
¿Por qué diversas organizaciones mapuches han denunciado la militarización de la Araucanía, algo a lo que ni siquiera Sebastián Piñera se animó?
¿Por qué la Cancillería chilena no rompe vínculos diplomáticos con el Perú de Dina Boluarte y su gobierno sostenido por una cofradía militar? ¿No sabe que la ONG Amnistía Internacional documentó 56 muertes en el marco del golpe de mano que destituyó y detuvo a Pedro Castillo? ¿Entiende que hay en curso una denuncia ante la Corte Internacional de Justicia?
¿Por qué tanta precocidad para juzgar siempre negativamente a la Venezuela chavista o a la Argentina kirchnerista?
¿Por qué le cree más a la ultraderecha aliada de Kast, Bolsonaro, Uribe y Milei, antes que a la institucionalidad venezolana? ¿Acaso para, justificar su clausura del proceso constituyente, no dijo que “había que aprender a habilitar las instituciones”?
- ¿Por qué se abrazó con el fascista de Zelensky (jefe del Batallón Azov) y con la guerra en Ucrania, en vez de ser un puente en la construcción de la paz?
¿Por qué está rodeado de los que sostienen el genocidio en Gaza?
¿Por qué su lectura del allendismo, a 50 años del golpe de Estado de Pinochet, dio lugar a la mirada social-liberal del español Pedro Sánchez y del francés Emmanuel Macron, y negó a los pueblos latinoamericanos?
¿Por qué se puso del lado de los que impulsaron el Plan Cóndor en América Latina? ¿Por qué tomó partido por los que mandaron a reventar la economía chilena en el Gobierno de Salvador Allende, y luego del bombardeo del Palacio de la Moneda?
¿Por qué, Gabriel Boric, prefieres ser colonia?
Y así podríamos seguir…