POR ALBERTO MALDONADO COPELLO /
En este capítulo del libro de Clara Ramas, ‘Fetiche y mistificación capitalistas. La crítica de la economía política de Marx’, la autora considera que El capital se estructura alrededor de los conceptos de fetichismo y mistificación. Divide la crítica de la economía política en dos bloques: 1) la teoría del valor; y 2) la teoría del plusvalor. La teoría del valor se apoya en el fetichismo, la teoría del plusvalor en la mistificación. Señala Ramas que al final del tomo III, en el capítulo 51. Marx expone su autocomprensión del proyecto de crítica de la economía política.
Los dos rasgos que determinan el modo de producción capitalista son la producción de mercancías como forma dominante y la determinación de toda la producción a partir del valor, por una parte, y la producción de plusvalor como fin directo y motivo determinante de la producción, por otra parte.
Ramas cita extensamente una carta de Marx a Engels en 1868 en la cual resume el contenido de los tomos II y III que está elaborando y su articulación con el tomo I. En esta carta Marx muestra, principalmente, la transformación del valor en precio de costo y precio de producción, y del plusvalor en sus diferentes formas fenoménicas.
Enfatiza Ramas que las formas transformadas del plusvalor resultan ser las formas fenoménicas que aparecen en la superficie económica y que en esta forma derivada son el punto de partida de los economistas burgueses. Marx, por el contrario, en el tomo I expuso la forma pura del plusvalor y luego en el tomo III su transformación en formas derivadas. A partir de estas formas derivadas Marx extrae la existencia de las tres clases principales del capitalismo y su enfrentamiento.
Para Ramas es imposible comprender la teoría del valor y la teoría del plusvalor sin los conceptos de fetichismo y mistificación. Aquí radica la diferencia específica del proyecto teórico de la crítica de la economía política; despojar a Marx de estas categorías es reducirlo a un economista político más. En los siguientes capítulos Ramas ofrece mostrar que los conceptos de fetiche y mistificación son la clave para entender y exponer la crítica.
Teoría del valor y fetichismo
El punto para desarrollar aquí es la conexión entre la teoría del valor y el análisis del fetichismo. Sostiene Ramas que la teoría del valor es una teoría de las relaciones generales de producción bajo condiciones capitalistas y que esta teoría del valor es una teoría del fetichismo.
Sostiene que ha primado una lectura cuantitativa del valor y plantea la necesidad de un énfasis en la lectura cualitativa. Tanto autores marxistas (como Diego Guerrero) o críticos de Marx (como Bohm-Bawerk) consideran que la teoría del valor de Marx tiene como propósito deducir la magnitud de dónde deriva el valor de las mercancías y calcular dichos valores o precios.
El propio Marx induce a esta interpretación cuantitativa cuando parte de una relación de intercambio a partir de la cual deduce que existe algo en común, el trabajo, y al plantear que las proporciones de intercambio se determinan por el tiempo de trabajo empleado en su producción. Ramas considera que esta interpretación está equivocada en la forma de plantear el problema.
El enfoque de Marx no es empírico-cuantitativo, sino cualitativo. El objeto de investigación de Marx es la mercancía como forma social del producto del trabajo y lo social en la mercancía es su valor. Por tanto, Marx no busca probar que el trabajo es la sustancia del valor sino reconstruir a partir de esta forma social del producto del trabajo el carácter específicamente social del trabajo que así se representa.
Es una tautología decir que el trabajo es la única fuente de valor y de la riqueza en cuanto que valores de cambio, dado que el valor de cambio no es otra cosa que los trabajos individuales puestos en relación, es trabajo cristalizado. Esto, señala Ramas, lo asume Marx como punto de partida (de hecho ya en el prólogo afirma que la mercancía es la forma social que adopta el producto del trabajo en el capitalismo). Lo que busca Marx es mostrar que el trabajo en condiciones capitalistas se manifiesta cristalizado en productos de intercambio y no puede mostrarse de otra forma porque es el único modo en que los trabajos privados adquieren su carácter social. Si Marx se limitara a descubrir el trabajo como sustancia del valor y la cantidad de trabajo como su magnitud no tendría mayor aporte con respecto a Ricardo.
La economía política nunca planteó la pregunta de por qué este contenido (el trabajo) toma aquella forma (el valor). Se asume que Marx parte de unos fenómenos empíricos inmediatos y dados y busca sus determinaciones por abstracción lo cual sería meramente analizar el valor y la magnitud de valor y encontrar el contenido oculto. Pero Marx rompe con el empirismo de la economía política. Lo concreto dado es una síntesis de múltiples determinaciones que hay que desarrollar mediante la construcción conceptual. Igualmente rompe con el individualismo, dado que no se pregunta por los intereses o ideas de los agentes del cambio sino por la estructura que condiciona su comportamiento.
Marx parte del trabajo social, deduce el valor del trabajo y no al revés; el intercambio es una expresión de dicha forma de trabajo. El fundamento del dinero no es la necesidad técnica impuesta por el intercambio sino el desarrollo del valor de cambio, es decir, el carácter peculiar del trabajo social. Ricardo no investiga el carácter del trabajo, por tanto no comprende la conexión de este trabajo con el dinero, la necesidad de que se manifieste como dinero. Marx tiene una teoría monetaria del valor.
En La Contribución a la crítica de la economía política Marx parte de entrada de las mercancías como cristalizaciones de trabajo social pero en el capítulo I, sección primera del tomo I de El capital parece que está haciendo un esfuerzo por demostrar que el elemento en común de las mercancías es el trabajo. Quizá esto se debe a un esfuerzo de simplificación y popularización de la exposición, motivado en parte por la necesidad de responder a las críticas de Bailey a la existencia de un valor absoluto.
Lo esencial es entender el trabajo encarnado en las mercancías como trabajo que siendo individual llega a ser social mediante el intercambio. La teoría del valor es una teoría cualitativa del carácter social peculiar del trabajo bajo condiciones capitalistas. La ley del valor es la ley de la distribución del trabajo social. La correcta comprensión del concepto de valor debe pasar por explicar su necesaria manifestación como forma de valor. La pregunta fundamental es de qué modo se establece un contexto social coherente en una sociedad de productores privados.
Marx sostiene que la necesidad de la distribución del trabajo social en determinadas proporciones no es suprimida por la forma determinada de la producción social, solo puede ser modificada la forma en que se manifiesta. En la sociedad capitalista esta forma es el valor de cambio de los productos del trabajo, dado que la regulación no se realiza por medio de un control directo y consciente de la sociedad. El valor de cambio de la mercancía es el reflejo de la distribución del trabajo social.
En la sociedad capitalista las relaciones entre individuos y su actividad productiva individual, su trabajo, solo se establece por medio de objetos. El intercambio de objetos es la forma de entrar en una relación social. Mediante el cambio de mercancías los individuos entran en determinadas relaciones sociales. Mediante el cambio se crea una objetividad específicamente social. La relación social entre los seres humanos toma la forma de relación entre cosas, lo cual es precisamente el fetichismo.
La pregunta de la teoría del valor de Marx es cuál es la forma determinada en que se distribuye la masa del trabajo social en la sociedad capitalista. La respuesta es que la forma como se distribuye el trabajo social aparece como valor de cambio de los productos, es decir, como propiedad de un objeto. Las relaciones sociales de trabajo aparecen como propiedades de cosas. La teoría del fetichismo es el contenido mismo de la teoría del valor, la explicación de cómo las relaciones entre los seres humanos pueden llegar a aparecer como relaciones entre cosas. La teoría del fetichismo es la respuesta a la pregunta de la teoría del valor.
Ramas cita a Rubin en este punto. En una economía mercantil capitalista las relaciones laborales de producción adquieren necesariamente la forma del valor de las cosas y solo pueden aparecer de esta forma material. El trabajo solo puede expresarse en valor. Por tanto, el punto de partida no es el valor sino el trabajo.
Una lectura superficial como la de Bohm-Bawerk asume que el valor de uso y el valor de cambio son propiedades de las cosas y se trata de descubrir el trabajo como origen de esta propiedad, el valor. La teoría del valor trabajo no descubrió la condensación material del trabajo en las cosas que son producto del trabajo, descubrió el fetiche, la expresión cosificada del trabajo social en el valor de las cosas: el trabajo se expresa y se refleja en el valor. Para Rubin la teoría del fetichismo es la base de todo el sistema económico de Marx y de su teoría del valor. Lo que caracteriza sustancialmente al capitalismo es el fetichismo. La teoría del fetichismo es el núcleo de la teoría del valor, es una teoría general de las relaciones de producción en la economía capitalista.
La revolución teórica de Marx consiste en la crítica de una ciencia entera y de la sociedad y las formas de conciencia espontáneas y mistificadas en las que ella toma lugar. La diferencia específica se encuentra en la teoría del fetichismo.
En el apartado 3 del capítulo 1 del tomo I de El capital Marx expone la forma valor o valor de cambio en la cual se encuentra la vinculación explícita de la teoría del valor con el fetichismo. La tradición marxista ignora sistemáticamente el apartado 3 asumiendo que las tesis relevantes se hallaban en los apartados 1 y 2. Se interpretaba la teoría del valor como una mera teoría de los precios y el apartado 4 se miraba como un accesorio o un residuo hegeliano. En la forma más simple del valor se encuentra el secreto de la forma dinero y el germen de todas las formas burguesas del producto del trabajo. El punto clave se encuentra en la forma equivalente. La apariencia o forma de manifestación, la forma de mostrarse una cosa en su existencia efectiva que sin embargo encubre su propio ser. El análisis de la forma equivalente ofrece claves sobre el fetichismo de la mercancía y el dinero.
La mercancía que ocupa la forma de equivalente recibe en la relación una nueva forma. Tiene tanto objetividad natural y objetividad de valor. Un cuerpo natural, un valor de uso, se convierte en la encarnación directa del trabajo creador de valor, abstracto y social. Esta propiedad de encarnar valor solo aparece en la relación. Sin embargo, solemos pensar que las propiedades de las cosas no nacen de sus relaciones con otras cosas sino que se ponen en ejercicio en ellas. Esto conduce a pensar que la forma equivalente es una propiedad natural como las propiedades físicas. Una cosa al hacerse valer como encarnación de algo se transforma, en la forma de aparición, en la expresión de algo que es su contrario.
En la forma equivalente un valor de uso se convierte en la forma de aparición del valor, el trabajo concreto en la aparición del trabajo abstracto, y el trabajo privado en la encarnación del trabajo social general. El trabajo privado se vuelve social en el intercambio. La forma equivalente, sin embargo, parece ser una propiedad material que existe fuera de la relación.
Desde la perspectiva cuantitativa se descubre la ley que rige la magnitud de valor, la dependencia del tiempo de trabajo socialmente necesario; desde la perspectiva cualitativa se descubre el tipo de objetividad peculiar que tiene el término equivalente y con ello la naturaleza misma de la relación. En la forma general del valor se fija en forma definitiva la apariencia de que un valor de uso tiene por naturaleza propiedades sociales. La mercancía como cosa natural posee inmediatamente forma social, este es el fetichismo de la mercancía.
Teoría del plusvalor y mistificación
La teoría del plusvalor de Marx contiene como parte indisoluble el análisis de las formas fenoménicas tergiversadas que se manifiestan en la superficie de la sociedad capitalista.
Ramas presenta un análisis crítico de las interpretaciones de la teoría del valor de Marx por parte de Schumpeter y de Foucault, los cuales consideran que Marx es simplemente un alumno aventajado de Ricardo.
A continuación Ramas presenta una descripción de los elementos generales de la teoría del plusvalor, tal como la expone Marx en el capítulo sobre la transformación del dinero en capital y en el capítulo sobre proceso de trabajo y proceso de valorización. Autores como Schumpeter o Foucault consideran que aquí se encuentra la teoría del plusvalor y se dan por satisfechos con designar a Marx como el que descubre bajo la apariencia ubicada en la esfera de la circulación su fundamento real en la oscura esfera de la producción.
Pero afirma Ramas que el asunto no se acaba aquí. El secreto del plusvalor se desenmascara en la sección 3 y todos los detalles de su funcionamiento en las secciones 4 a 6. Entonces ¿por qué Marx trabaja febrilmente hasta el final de su vida en dos tomos más? ¿No se encuentra lo esencial ya en el tomo I? ¿Qué falta por contar una vez que se ha desvelado el secreto del plusvalor? Ramas considera que es erróneo quedarse en la exposición del tomo I.
La estructura expuesta en la teoría del plusvalor no aparece en su realidad efectiva, tal cual es inmediatamente, sino que en su propio aparecer se oculta, simultáneamente o, dicho de otro modo, aparece de forma necesariamente mistificada y trastocada. En su realidad efectiva no es transparente. Los críticos no perciben que al exponer su teoría del plusvalor Marx solo acaba de empezar: es necesario realizar el camino inverso, explicar también la aparición fenoménica de esa relación capital trabajo, las condiciones de aparición de lo que aparece. Lo que aparece, aparece tergiversado, invertido, sin dejar ver sus propias condiciones.
Para Ramas, demostrar cómo se produce esta apariencia es una explicación que es parte integrante de la teoría del plusvalor de Marx. Se trata de exponer una inversión. Marx no es simplemente el descubridor del secreto ricardiano: es un fenomenólogo del plusvalor que tiene no solo que reducir la apariencia al fundamento sino explicar las condiciones de que lo que aparece aparezca tergiversado.
En el capítulo IV al exponer la fórmula del capital como D-M-D´ Marx anticipó la mistificación del capital que se consuma bajo la forma del interés. En el tomo I en los capítulos sobre el plusvalor aparece el fetiche del capital en el sentido de que la fuerza productiva del trabajo aparece como una propiedad del capital. Además el valor de la fuerza de trabajo se manifiesta necesariamente como el valor del trabajo, apareciendo así el salario como el precio equivalente y justo.
En concordancia con la aparición del valor de la fuerza de trabajo como valor del trabajo o salario, el plusvalor aparece bajo la forma de ganancia, simplemente como un excedente sobre la totalidad del capital invertido. Los dos términos que constituyen la relación de plusvalor, capital y trabajo, son objetos de procesos de ocultamiento, capital es ya siempre fetichismo del capital y trabajo siempre mistificación del salario. Su ser mismo, su contenido consiste en esta ocultación o inversión.
De este modo se genera una esfera de superficie o aparencial en la cual los economistas burgueses y los apologetas del capitalismo extraen sus representaciones ilusorias acerca de su funcionamiento: la esfera del cambio.
La fórmula trinitaria. El plusvalor no se presenta nunca de forma pura, se presenta como una unidad bajo la fórmula trinitaria, que recoge la totalidad de las fórmulas aparenciales y presenta la totalidad del proceso social como una imagen invertida, atrapada en la superficie de la circulación. El tomo III está dedicado a estas formas aparenciales tergiversadas del plusvalor: ganancia, interés y renta del suelo. Para Ramas es constitutivo a la teoría del plusvalor una teoría de la generación de las formas aparentes y de la ocultación necesaria de la propia estructura. El despliegue del fetichismo y de la mistificación del capital y del salario son el contenido efectivo de una teoría del plusvalor.
La fórmula trinitaria: capital-interés; suelo-renta de la tierra; y trabajo-salario, recoge todas las formas de manifestación que toman los términos de la relación capital-trabajo. Ramas considera que esta síntesis de las formas de aparición es la culminación de toda la exposición y revela la contextura y la trabazón interna del todo capitalista.
Pero es una fórmula incongruente y mistificada. Hay una enorme disparidad de las tres supuestas fuentes de la riqueza disponible anualmente; un elemento natural (tierra), una actividad humana (trabajo) y una forma específicamente social e histórica de la riqueza (capital). El capital no es una cosa sino una determinada relación social de producción que se presenta como una cosa; el capital no es la suma de medios de producción sino cosas que adoptan una determinada forma social. Los medios de producción pasan a ser monopolio privado y se contraponen a la fuerza de trabajo viva, adquiriendo una figura autonomizada que se enfrenta al trabajador. Se crea una forma mística de uno de los factores del proceso de producción social, una suma que tiene más valor de lo que vale.
El suelo es un valor de uso no contiene un átomo de objetividad social. Es un presupuesto material del proceso productivo pero no puede explicar la producción de esta objetividad social e histórica que es el valor. En la pareja suelo-renta de la tierra tenemos por un lado un valor de uso que no tiene valor y por el otro un valor de cambio. El trabajo en general es un prerrequisito común a todo acto productivo, un elemento material de todo proceso de producción. Despojado de toda forma social es un fantasma.
Las tres fuentes de ingreso son formas sociales históricamente determinadas que solo en el contexto de una estructura de producción pueden ser en algún sentido fuentes de cantidades de valor. El producto social aparece bajo distintas formas según se vincule a los distintos agentes de la producción: capitalista, terrateniente o trabajador. Aunque se regulen por relaciones muy distintas tienen algo en común: el capital arroja una ganancia para el capitalista, el suelo una renta para el terrateniente y el trabajo un salario para el trabajador. Estas tres partes del valor total producido pueden ser consumidas sin que se agote la fuente de su reproducción. Estas condiciones de producción, el capital la tierra y el trabajo se les aparecen a sus propietarios como las tres fuentes específicas de sus ingresos.
Son fuentes de ingreso en el sentido de que su posesión les permite atraer hacia sí un fragmento del todo social de plusvalor o valor. Se produce la mistificación en el sentido de que se piensa que estos tres elementos parecen poder ser medios de apropiación de esos ingresos porque son fuente de valor, cuando es al revés. Son fuentes de ingreso porque son medios de apropiación. Pero para los agentes de la producción y para la mayoría de las teorías económicas la situación se presenta invertida.
El capital, la propiedad del suelo y el trabajo se les aparecen como tres fuentes del valor producido anualmente, fuentes distintas e independientes. Y por el hecho de ser fuentes de valor se convierten en medios de apropiación de parte de ese valor. Les parece que estos tres factores reciben como ingresos justamente la parte de valor que su factor de producción agrega en el valor del producto y se generaliza la ilusión de que ese valor total es la suma del producto de esas tres fuentes.
¿A qué se debe la ilusión? A la transformación del plusvalor en formas cada vez más atomizadas que hacen olvidar su origen real. Se olvida que el valor de las mercancías es el fundamento. El plusvalor se transforma en diversas formas especiales de ingreso autonomizadas. La ganancia, el interés y la renta son partes especiales del plusvalor, categorías en las cuales éste se diferencia. El valor total de la mercancía es el fundamento último del plusvalor, pero la transformación del plustrabajo hacia formas de ganancia y renta vela el origen común de la producción del plusvalor. La tierra, el trabajo y el capital son fuentes de ingreso pero no crean ellos mismos la sustancia; el reparto presupone esta sustancia, el valor total del producto anual que no es más que trabajo social objetivado.
Pero la cosa se presenta a los agentes de la producción en forma invertida. Se genera la apariencia para los agentes de la producción de que el capital, la tierra y el trabajo son tres fuentes independientes de las cuales nacen tres partes componentes del valor producido en un año. De este modo se piensa que el valor total del producto es la suma de los valores de estos componentes. Los tres valores aparecen como si fueran la sustancia de esos ingresos. La economía política recoge las formas aparenciales sin penetrar en su constitución interna.
Smith abandona su teoría del valor y expresa un dogma que va a atravesar toda la economía política: el valor de la mercancía se descompone en última instancia en ingresos: salario, ganancia y renta, ignorando el capital constante. En esta concepción el trabajo asalariado no aparece como una forma social determinada ni tampoco el capital y la tierra como formas históricamente determinadas que adoptan los medios de producción; se asumen como elementos materiales para naturalizar el capitalismo. Los medios de trabajo son, por naturaleza, capital y tierra. El carácter social de estas formas específicas del trabajo asalariado, el capital o la propiedad del suelo, se presentan como una propiedad de las cosas eterna e intrínseca.
Marx considera que esta inversión se produce porque el modo de producción capitalista reproduce continuamente el producto material y también las relaciones sociales y económicas, es decir, las determinaciones económicas de forma por lo cual los productos de la descomposición del valor de la mercancía aparecen como presupuestos de la formación del valor mismo. Sus resultados aparecen como presupuestos y sus presupuestos como resultados.
Ramas concluye que es constitutivo a la teoría del plusvalor, como teoría de una estructura de relaciones de producción, una teoría de la generación de formas aparentes y de la ocultación necesaria de esa estructura desvelada por ella. El objetivo final de la exposición de las categorías de la crítica de la economía política era acabar en la superficie más inmediata y concreta de la realidad capitalista, allí donde el economista vulgar toma su punto de partida. Marx hace este camino desde el fundamento hasta su forma de aparición. Lo más inmediato, como aprendió Marx de Hegel, es lo más concreto y lo que exige mayor mediación conceptual para ser comprendido. Marx quiere explicar el movimiento aparente para lo cual introduce una mediación conceptual que permite determinar lo que parece inmediato. Esta explicación es necesaria como parte integral de una teoría del plusvalor, del funcionamiento efectivo de las relaciones de producción capitalistas. El trabajo y el capital adoptan necesariamente formas tergiversadas e invertidas: fetichismo del capital y mistificación del salario.
La fórmula trinitaria es el contenido efectivo de una teoría del plusvalor [1]. La teoría del plusvalor de Marx es una teoría de las formas de fetichismo y mistificación. Marx se sirve de las categorías utilizadas por Ricardo pero las problematiza y crea un nuevo espacio de análisis en el que estas categorías quedan resignificadas.
En Teorías sobre el plusvalor Marx presenta sus diferencias con los economistas clásicos: 1) No comprender el valor desde un punto de vista cualitativo; 2) No desarrollar la forma de valor; 3) No comprender el vínculo valor dinero; 4) No haber explicado el intercambio entre capital y trabajo, por carecer del concepto de valor de la fuerza de trabajo; 5) No haber distinguido entre valor y precio de producción.
Para Marx el asunto de la ciencia es la contradicción entre el movimiento aparente y el movimiento real del sistema. Es asunto de la ciencia la dialéctica entre ser y aparecer, entre fundamento y fenómenos. Para Marx el método de Ricardo es insuficiente porque se salta eslabones intermedios necesarios y trata de demostrar directamente la congruencia de las categorías económicas; fracasa al pensar la dialéctica entre fundamento y fenómeno, no es capaz de compaginar la ley fundamental con su aparición.
Marx, por ejemplo, utiliza también la categoría de ganancia como Ricardo, pero en lugar de insertarla forzadamente en el marco conceptual de la teoría del valor trabajo, con el cual está a primera vista en contradicción, elabora la génesis que transforma la categoría de valor en ganancia media, pasando por las categorías de precio de costo, precio de producción y tasa de ganancia. Ricardo descubre el fundamento oculto, el trabajo como fuente del valor y del plusvalor, pero no es capaz de retornar de nuevo a la superficie para comprenderla en su determinación.
Heinrich, citado por Ramas, dice que hay una economía política marxista construida alrededor de una teoría del valor trabajo fuertemente simplificada y una teoría de la explotación similar a la de los ricardianos de izquierda en los 1830. Incluso en textos más elaborados como los de Sweezy, Meek y Mandel no se presta atención o muy poca a asuntos como el análisis de la forma del valor, el fetichismo de la mercancía y la fórmula trinitaria.
Dice Ramas que en el capítulo 48 Marx hace una recapitulación de las formas del fetichismo. En el tomo I al analizar el proceso inmediato de producción explica el fetichismo del capital que consiste en que las nuevas fuerzas productivas sociales aparecen como propiedad del capital y no del trabajo. En el tomo II al estudiar el proceso de circulación se exponen nuevas determinaciones del capital que ensombrecen la aparición pura del plusvalor. En el tomo III al examinar el proceso de producción total como unidad del proceso inmediato de producción y del proceso de circulación aparecen nuevas figuras que ocultan aún más. Las relaciones de producción se autonomizan y las partes componentes del valor se fosilizan en formas independientes. Según Marx en la fórmula trinitaria se consuma la mistificación del modo de producción capitalista y la cosificación de las relaciones sociales.
Conclusiones. Hacia un materialismo crítico
El pensamiento parte de lo inmediato y lo dado que todos vivimos y el conocimiento científico busca interrogar lo dado y encontrar su concepto. Por esto los conceptos de fetichismo y mistificación son la clave para entender el verdadero núcleo crítico de Marx.
En esta perspectiva es necesario examinar el concepto de realidad de Marx que lo diferencia de enfoques positivistas y empiristas así como del propio marxismo dogmático. Es fundamental preguntarse por la apariencia y por la noción de objetividad, específicamente por la objetividad de la apariencia. Considera Ramas que las categorías apropiadas no son las de alienación e ideología sino las de fetichismo y mistificación.
La crítica de Marx es una crítica a la autocomprensión de la sociedad moderna tal como se despliega en la economía política. Ramas se pregunta si en los conceptos marxianos de fetichismo y mistificación estaba implícita una teoría de la apariencia que además cumplía un papel de organización del proyecto mismo.
Los principales resultados del libro son:
- Fetichismo y mistificación no son un mero recurso teórico ni dos nombres para un mismo fenómeno. Bajo estas categorías se plantean dos estructuras principales y diferentes de la apariencia, pero no son completamente unívocos en los textos de Marx. Se encuentran tres nociones de fetichismo y tres de mistificación.
- Estos conceptos desempeñan un papel como principios de organización y estructuración de los contenidos de la crítica de la economía política. La teoría del valor no puede separarse de la teoría del fetichismo de la mercancía y del dinero. La teoría del plusvalor solo puede desplegarse en forma completa en el despliegue de sus formas de manifestación en el tomo III.
- Considera Ramas que Marx plantea la tríada fenómeno, esencia y relación esencial, a la cual se refiere como relación efectiva. Plantea que el estudio realizado establece vínculos con el entronque filosófico de Marx con la filosofía clásica alemana.
- Sostiene que lo que constituye lo específico de la crítica de Marx podría abordarse como un método materialista, una toma de posición crítica frente a un enfoque de reproducción de lo dado, un principio de desvelamiento de una realidad histórica específica, la sociedad moderna, constituida mediante un singular proceso de abstracción real, atravesada por una inversión y una apariencia que es inseparable de su forma de manifestación.
- Menciona a Bruhn para quien la crítica materialista es crítica de una abstracción realizada prácticamente. Con el análisis de la forma valor Marx presenta la crítica materialista de la socialización capitalista. La pregunta central es ¿cómo es posible la síntesis social en una sociedad que no se basa en otra cosa sino en la negación sistemática de la totalidad como tal?
- Planteado en otra forma parecería que el asunto es encontrar los elementos comunes en los distintos valores de uso para encontrar el género, como se encuentra el concepto de fruta al examinar que tienen en común la pera y la manzana. Pero la respuesta de Marx va más allá, encuentra el lógos hecho carne en el dinero que es la universalidad inmediata. El dinero es la cristalización definitiva de la forma valor, una relación social hecha cosa, un nexo social encarnado en un objeto concreto, una unidad paradójica de particularidad y generalidad.
- El método de Marx solo se sabe científico y materialista por cuanto está en condiciones de reproducir teóricamente una realidad efectiva que contiene, ella misma, un movimiento de abstracción y su inversión en la manifestación.
[1] La fórmula trinitaria incluye también el salario por lo cual considero que no es solamente el contenido efectivo de una teoría del plusvalor sino de las dos teorías: del valor y del plusvalor.