POR JULIO TURRA*
Las movilizaciones que tuvieron lugar en varios puntos de Argentina el 24 de enero, convocado como jornada de huelga general desde el mediodía por la CGT y las dos centrales sindicales de la CTA, con el apoyo de numerosas organizaciones populares, contra el paquete de ajuste del presidente Javier Milei demostraron que no hay es una fuerza dispuesta a derrotar la “Ley Ómnibus” y el Decreto de Emergencia Nacional (DNU) que fueron enviados al Congreso Nacional.
Una importante solidaridad internacional con la huelga general en Argentina se produjo con manifestaciones frente a los consulados y embajadas del país en varios países de Europa y América Latina. En Brasil, los eventos tuvieron lugar en Brasilia, Porto Alegre, Río y São Paulo.
Evidentemente, no sería un paro de 12 horas, con paradas de transporte sólo después de la concentración que tuvo lugar en la Plaza del Congreso de Buenos Aires, que reunió a cientos de miles de personas, lo que haría retroceder al gobierno de Milei en su intención de eliminar todos y cada uno de los obstáculos al “libre mercado capitalista”, que implica la liquidación de los derechos sociales y laborales, la privatización generalizada de empresas y servicios públicos, la desregulación total de la economía.
Sin embargo, en los días previos a la huelga general, el gobierno sintió el peso de la resistencia y retrocedió en algunos aspectos de sus propuestas: sacar a la petrolera YPF de la lista de privatizaciones, quitar 114 puntos de los más de 600 que había propuesto modificar en la legislación- para lograr más apoyo con la llamada “oposición de diálogo”, es decir el centro y la derecha tradicional, ya que el peronismo rechaza en su conjunto el paquete, tal como se tramita en el Congreso. También antes de la huelga general, la CGT y la CTA, dos organizaciones sindicales, lograron suspender las medidas laborales presentadas por Milei ante los tribunales.
La lucha debe continuar
Un aspecto que llamó la atención en las movilizaciones del 24 de enero fue su claro contenido antiimperialista, expresado en las consignas más escuchadas en las marchas que se desarrollaron en varios puntos del país, que fueron “la patria no se vende”, “patria sí, colonia no”, identificando la política de Milei con los intereses del capital financiero y las multinacionales contra la nación argentina.
Pero los discursos de los dirigentes sindicales ante el Congreso de Buenos Aires el día 24, si bien exigieron a los parlamentarios el derrocamiento total del paquete de Milei, no indicaron nuevas fechas para la movilización general de la clase trabajadora y de los sectores populares, dejando en suspenso su continuidad en El aire. Seguramente serán necesarias nuevas medidas de lucha, una nueva huelga general, más amplia y duradera, por ejemplo, que es lo que se está discutiendo en los círculos sindicales, pero aún no hay una fecha precisa.
Se espera que esta última semana de enero comience la discusión de las propuestas del paquete de ajuste de Milei en el Congreso, lo que dará lugar a nuevas manifestaciones de protesta del pueblo trabajador que no quiere ser sacrificado en el altar del “libre mercado”.
*Director ejecutivo de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) de Brasil.