DIARIO RED /
Un rayo de luz iluminó el pasado domingo 7 de septiembre la oscura noche de Milei en Argentina.
El neofascista mandatario Javier Milei perdió su primer plebiscito como presidente de la Argentina. Y la abultada victoria del peronismo en la Provincia de Buenos Aires coloca al gobernador Axel Kicillof en la carrera presidencial.
El domingo 7 de septiembre quedará en la historia como uno de los momentos más felices para el peronismo y el campo popular argentino, tan caído de capa en los últimos años. La abultada victoria de la principal coalición opositora al ultraconservador Gobierno de Javier Milei en la provincia de Buenos Aires abre una ventana importante, de cara a las elecciones legislativas de octubre próximo, y posiciona a Axel Kicillof, gobernador de la provincia y exministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner, como un perfil potente para competir en la elección presidencial de 2027.

Este gran triunfo corona una semana funesta para Javier Milei, con del escándalo de corrupción de su hermana Karina y un modelo económico ultraneoliberal que no cierra ni con la gente afuera. A pesar de la guerra interna del peronismo y la crisis de representatividad del sistema argentino, el resultado en las urnas ha sido contundente: más de 13 puntos de diferencia entre la coalición Fuerza Patria y el partido de Milei, consiguiendo el triunfo en 6 de los 8 distritos electorales, de una demarcación con 14 millones de habitantes que son el principal caudal de votos a nivel nacional.

Los mercados financieros de Argentina se desplomaron el lunes 8 de septiembre como respuesta a la sorpresiva derrota del Gobierno libertario en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires.
Milei creyó que su narrativa violenta y su agresiva política económica en detrimento de las mayorías sería suficiente para evadir una realidad que pesa en gran parte de la sociedad argentina, harta de que se golpeen jubilados y se desahucien enfermos, de no poder llegar a fin de mes. La desconexión con el pueblo, combinada con una estrategia de expoliación y de saqueo, suele ser un combo letal y esta vez no fue la excepción.

La mayoría de los pronósticos fallaron. Desde los superficiales que auguraban una elección competida por el riesgo de una baja participación y el canibalismo en el peronismo. Las encuestadoras quedaron lejos de los resultados, pues ni en las más optimistas se avizoraba una distancia tan contundente.
Todo en el resultado es inédito. Primero porque es la primera vez que los comicios de la provincia de Buenos Aires no están empatados con los comicios nacionales. Pero, además, porque el peronismo no ganaba estas demarcaciones en elecciones intermedias desde 2005, cuando Cristina Fernández venció a Hilda ‘Chiche’ Duhalde en los albores del proyecto de Néstor Kirchner.
Javier Milei perdió su primer plebiscito como presidente de Argentina, algo que ni siquiera el infame Mauricio Macri vivió, pues antes de su debacle en 2019, ganó con holgura las intermedias de 2017. Hoy el destino de la patria de San Martín parece sellado. Entre el embate de los mercados financieros, la caída libre de Milei, un peronismo crecido, el emblemático balcón de Cristina Fernández y una calle a punto de ebullición.
¿Se cocina un ‘argentinazo’ que reordene, una vez más, la correlación de fuerzas de la región? Es pronto para saberlo. Pero hoy en Argentina, corren lágrimas de libertarios.