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Con una diferencia de más de 30 puntos respecto de su inmediata contendora, la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Claudia Sheinbaum Pardo (Ciudad de México, 1962), se convierte en la primera mujer Presidenta en la vida republicaba de la nación azteca, además que también, es la primera vez que desde que se rompió el monopolio del hegemónico PRI, un partido se reelige sin el fantasma de fraude.
Según las cifras oficiales dadas a conocer a la media noche del domingo 2 de junio, Sheibaum logró el 60.7 % de los votos frente al 28.6 % de la candidata del bloque conservador, Xóchitl Gálvez, y el 10.8 % de Jorge Álvarez Máynez, el aspirante que corrió por Movimiento Ciudadano.
Morena también obtuvo mayoría calificada tanto en la Cámara de Diputados como en la Cámara de Senadores, lo que equivale a decir que con su sola bancada en el órgano legislativo podrá promover y aprobar reformas constitucionales.
En esta histórica elección en que además sirvió para reconocer el gran respaldo popular a la labor de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la participación mexicana en las urnas fue superior al 61.5 % del censo electoral.
Morena Se consolida como la principal fuerza política del país
Pese a la intensa campaña de odio y de mentiras desplegada por todos los medios a su alcance por los partidos de la derecha: PRI, PAN y PRD, el partido del presidente López Obrador, quien termina su exitosa gestión con un 80 % de aprobación popular según coinciden todos los sondeos, a través de su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), logra propinarle una gran derrota al bloque conservador luego de décadas de fracaso neoliberal.
La protagonista de la victoria electoral contundente de este domingo 2 de junio es una científica y ecologista que hizo parte del célebre Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, laureado con el Premio Nobel de la Paz en 2007. En el ámbito político se desempeñó como Jefa de gobierno de la Ciudad de México, posición desde la cual afrontó una gestión de la pandemia que fue muy bien ponderada a nivel internacional e impulsó la creación de nuevas universidades públicas.
Sheinbaum Pardo, herederas del legado político del presidente López Obrador y desde ahora principal referente de Morena, es una figura pública con una amplia y reconocida experiencia en el campo académico y político. Su llegada a la Presidencia de México no es sorprendente, ni se funda tan sólo en la lealtad a su predecesor ni en las garantías de continuidad que ofreció a su electorado.
Proveniente de una familia de clase media, de ascendencia judía por parte de sus dos progenitores. Su madre, Annie Pardo Cemo, una bióloga molecular de origen búlgaro y sefardí. Su padre, ya fallecido, Carlos Sheinbaum Yoselevitz, un ingeniero químico de origen lituano.
Hija del 68 mexicano
Se define como “hija del 68” mexicano. Es decir, de la primera gran huelga universitaria que culminó en la masacre de Tlatelolco y en los cientos de estudiantes indefensos, heridos, detenidos y ejecutados el 2 de octubre de ese año. Es el momento en que el poder todo poderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI), comenzó a horadarse.
La dolorosa represión, que marcó para siempre la memoria social mexicana, fue el germen de una nueva clase política que militó un largo y trabajoso proceso de democratización. Veinte años después, el ala izquierda de un partido que podía albergar ideologías disímiles se rebeló y abandonó al PRI. Cuauhtémoc Cárdenas fundó el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y lideró a los disidentes, entre los que se encontraba el aún joven Andrés Manuel López Obrador.
En 1988, la candidatura presidencial de Cárdenas puso por primera vez en jaque el poder del PRI. Aunque finalmente Salinas de Gortari fue declarado ganador, las elecciones arrastraron la eterna sombra de fraude y el sistema de partido único se resquebrajó. Luego vendría la esperada y tardía alternancia del año 2000, de mano de la derecha rancia del Partido Acción Nacional (PAN), representada por Vicente Fox y su sucesor, Felipe Calderón. Mientras, el Gobierno de la Ciudad de México también operaba cambios, en tanto pasaba a ser liderado por Cárdenas primero (1997-1999) y por López Obrador después (2000-2005). Finalmente, se produciría el regreso del PRI al gobierno nacional de la mano del neoliberal Enrique Peña Nieto y las tres campañas presidenciales de López Obrador, un político que pareció no perder nunca la paciencia.
Ahora fue el turno para Sheinbaum, quien acompaña fielmente a AMLO desde hace 24 años.
Ciencia y política
La ciencia y el compromiso político de izquierda habitaron la casa natal de Sheinbaum. Por eso no es sorprendente que haya decidido estudiar la carrera de Física, ni que de muy jovencita apoyara a Rosario Ibarra de Piedra, la madre de un joven desaparecido durante la guerra sucia de México de los años 70 que se convirtió en una legendaria dirigente de derechos humanos y, en 1982, en la primera mujer candidata a la Presidencia.
Menos aún sorprendió que, a mediados de la década de 1980, la joven Sheinbaum formara parte del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) que lideró la segunda huelga más importante que se registró en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desde 1968. La defensa de la autonomía y la gratuidad universitaria era un principio fundamental. Los estudiantes ganaron. Y el nombre de Claudia Sheinbaum apareció por primera vez en los medios.
El movimiento estudiantil representó el comienzo de su carrera política, en tanto los miembros del CEU se transformaron en el sector juvenil del PRD que fundaron Cárdenas y otros legendarios dirigentes y que, desde 1989, aglutinó a la izquierda mexicana.
La Secretaría del Medio Ambiente en Ciudad de México
A principios de la década de 2000, parecía que el destino de Sheinbaum sería la academia. Hacía años que alternaba su trabajo como investigadora de la UNAM con la vida familiar al lado de su esposo primer Carlos Ímaz (otro de los líderes estudiantiles de la huelga de 1986 y también fundador del PRD) y sus dos hijos.
Pero ese año López Obrador ganó la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y la invitó a asumir como su secretaria de Medio Ambiente. Aunque apenas se habían visto en algunas reuniones políticas, Sheinbaum aceptó el desafío. El primer cargo público de la científica implicó el inicio de una relación marcada por la lealtad a López Obrador y por la confianza plena de este hacia Sheinbaum. Desde entonces, nunca más se separaron.
La relación política entre ambos se fortaleció en 2006, durante la primera campaña presidencial de López Obrador en la que Sheinbaum ejerció como vocera. Al igual que la de 1988, la elección de 2006 también estuvo manchada por las denuncias de fraude. López Obrador impugnó y resistió el triunfo del conservador Felipe Calderón, organizó un plantón que duró meses en el Zócalo de la Ciudad de México y armó un gabinete paralelo en el que Sheinbaum juró como secretaria de Defensa del Patrimonio Nacional.
Con la derrota a cuestas, y ya fuera de la Alcaldía capitalina, López Obrador se consolidó como el principal líder opositor de México. Siempre con Sheinbaum al lado. En 2012, el político protagonizó su segunda campaña presidencial y la presentó como su futura Secretaria de Medio Ambiente. Sin embargo, el fraude y la triquiñuela de los tradicionales factores de poder y de sus corruptos partidos políticos dieron de nuevo al traste la aspiración de AMLO.
Mientras el PRI regresaba al poder con Peña Nieto, López Obrador rompía con el PRD, que estaba sumido en escándalos de corrupción y atravesado por disputas internas, y se concentraba en la consolidación del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), al que presentaría como el nuevo y único partido de la izquierda mexicana. Otra vez, Sheinbaum ejerció de fiel aliada, como fundadora y operadora política.
La figura pública de la exfuncionaria adquiría cada vez más relevancia. En 2015 se postuló por primera vez a un cargo de elección popular. Cobijada por Morena, que se estrenaba en las boletas electorales, ganó la Alcaldía de Tlalpan, en la Ciudad de México. Un par de años más tarde, anunció que contendería por la Jefatura de Gobierno de la capital. Por supuesto, contaba con el respaldo absoluto de López Obrador, quien al mismo tiempo encabezó su tercera, y por fin triunfadora, campaña presidencial.
El 1 de diciembre de 2018, en una ceremonia que coronó décadas de luchas de la izquierda mexicana, López Obrador juró como Presidente. Cinco días después, Sheinbaum lo hizo como Jefa de Gobierno. Morena comenzó a gobernar el país y la capital. Se convirtió en el partido más poderoso de México. Los históricos PRI, PAN y PRD quedaron hechos trizas y, ni siquiera aliándose, lograron recomponerse.
En el momento en que Sheinbum asumió su nuevo cargo, se convirtió automáticamente en precandidata a la Presidencia para 2024. Y desde el primer día trabajó con ese objetivo.
Difícil trance
El 3 de mayo de 2021, 27 personas murieron al desplomarse el paso elevado de una estación del metro capitalino, uno de los más grandes del mundo. La tragedia desató la peor crisis que enfrentó Sheinbaum al frente de la capital mexicana. Su fortaleza política fue puesta en duda pero, contra todos los pronósticos, salió airosa.
También enfrentó luces de alarma en las elecciones intermedias de 2021. El predominio que la izquierda presumía en la capital desde 1997–cuando la ciudad cambió de estatus político y empezó a tener jefe de gobierno, un poder legislativo propio y jefes delegacionales que luego mutaron a alcaldes– se resquebrajó. Aunque no perdió en todas las alcaldías, la debacle de votos le restó poder a Morena en uno de los distritos más estratégicos del país, territorio obradorista por excelencia.
La responsabilidad política de la derrota era de la Jefa de Gobierno, así que la viabilidad de su candidatura presidencial se puso en duda. Pero López Obrador la blindó.
La candidatura presidencial
En 2023, Morena procedió a la contratación de encuestas para seleccionar a su candidato presidencial. Sheinbaum fue confirmada como ganadora de la interna al liderar todos los sondeos de opinión y en el mes de septiembre López Obrador le traspasó un «bastón de mando», símbolo indígena del poder máximo.
En esa ceremonia, la nombró su sucesora y líder del movimiento de «la Cuarta Transformación», la «4T», como bautizó López Obrador a su gobierno en aras de dotarlo de un aura épica porque, según él, esta gestión simboliza cambios tan profundos que se equipara a la Independencia de 1810, la guerra de Reforma del siglo XIX y la Revolución de 1910.
Sheinbaum asumió por completo el desafío, repitió el eslogan de AMLO, «por el bien de todos, primero los pobres» y se comprometió a defender y profundizar la «4T». Su principal promesa de campaña partió de una estrategia enfocado a lograr un efecto contagio para capitalizar a su favor la alta e inmutable imagen positiva de López Obrador.
El apoyo categórico de López Obrador constituyó el factor fundamental de la fortaleza político-electoral de Sheinbaum y lo que le permitió obtener una victoria categórica, arrasando en las urnas.
Académica en ciencias duras
Claudia Sheinbaum ingresó a la UNAM, una de las universidades públicas más prestigiosas del país y de Latinoamérica. Se licenció en Física en 1989, y obtuvo una Maestría en Ingeniería Energética en 1994. Un año después fue la primera mujer en ingresar al Doctorado en Ingeniería en Energía, del que también se graduó. Desde entonces desarrolló una prolífica carrera académica como docente e investigadora que se prolongó casi sin interrupciones hasta comienzos de este siglo. Ya desde aquellos años, Sheinbaum se especializó en energía y cambio climático, por cuyo trabajo fue convocada al célebre Panel Intergubernamental de Expertos sobre el tema, colectivo que fue laureado con el Premio Nobel de la Paz en 2007.
Llega a la Presidencia de México con la promesa explícita de edificar “el segundo piso de la Cuarta Transformación”. Su perfil de dirigente disciplinada, analítica y rigurosa, contrasta notablemente con el estilo descontracturado, “campechano” y carismático de López Obrador.
Lo único seguro es que Sheinbaum enfrentará una serie de desafíos: convertirse en la primera mujer en presidir la república en un país con un machismo muy arraigado, sostener –e incluso profundizar– algunas de las transformaciones del último sexenio, atender pendientes urgentes en materia de violencia e inseguridad, y recibir el mando de uno de los líderes más carismáticos del México contemporáneo, reafirmando la autoridad de su propia investidura e imprimiendo su propio sello al próximo período.
López Obrador felicita a Claudia Sheinbaum por su victoria electoral
El siguiente es el mensaje que dirigió a México el presidente Andrés Manuel López Obrador, tras conocerse de manera oficial por parte de la autoridad electoral los primeros resultados de la contienda electoral del domingo 2 de junio:
Celebración de la victoria en el Zócalo de la Ciudad de México