POR OCTAVIO QUINTERO
Gasolina al fuego: el Banco de la República (BR) que en Colombia constituye la banca central, eleva la tasa de intermediación financiera al 10%, aduciendo un “fortalecimiento de la demanda interna”. ¿Cómo van a recalentar la economía unos consumidores que escasamente ganan para sobrevivir?
¿Ustedes consideran responsable combatir la inflación a punta de ralentizar la economía, destruir empleo y debilitar la demanda, en un país cuya tasa de desempleo es 10,6%; la informalidad del 59% y el 70% de la población sobreviviendo con menos de un salario mínimo (220 dólares)?
Si, inclusive en Estados Unidos, una economía tan fuerte que puede resistir un disparo tan certero, el economista norteamericano galardonado con el mal llamado por el neoliberalismo Nobel de Economía (cuya verdadera denominación es Premio de Ciencias Económicas del Banco de Suecia en memoria de Alfred Nobel), Joseph Stiglitz, predice una mayor inflación al no tener en cuenta todos los factores que la están causando, ¿qué podría decirse en Colombia en las circunstancias descritas arriba?
La economía es solo una ciencia social –no exacta–, que dedica sus esfuerzos a entender el comportamiento de la sociedad y sus particulares circunstancias de tiempo, lugar y modo.
El equilibrio que existe entre la oferta y la demanda, en una economía de libre mercado, llama precio. El desnivel, tanto por exceso de demanda como por defecto de oferta, llama inflación. Conclusión: la inflación es el fenómeno económico que resulta de una descompensación entre la oferta y la demanda. Ergo: la inflación, por exceso en la demanda, es una cosa; y por defecto en la oferta, es otra cosa… Y una cosa y otra cosa, son dos cosas distintas.
Aquí es donde se establece el choque entre el Banco de la República y la observación del presidente Gustavo Petro cuando dice: “El precio de los alimentos sigue jalonando el ritmo inflacionario de Colombia”, y lo atribuye a las inundaciones que destruyen cosechas y sacan, temporalmente, la tierra fértil de la producción nacional. En tales circunstancias, “¿sirve subir la tasa de interés para contener la inflación?”, se pregunta el Presidente, y él mismo se responde: “No”.
Obviamente la inflación de alimentos, caso concreto, no es por exceso en la demanda sino por defecto en la oferta. Entonces, el camino no sería una política de restricción monetaria sino, todo lo contrario, una mayor expansión con el fin de estimular la creación de nuevas empresas, elevar la capacidad instalada de las existentes y, así, incrementar la oferta para satisfacer la demanda. Es pertinente anotar que durante la pandemia salieron del mercado miles de micro y famiempresas, 600.000 dicen… Son bajas ocurridas en el lado de la oferta que no se pueden restablecer constriñendo la demanda y ralentizando la expansión económica, porque el remedio resultaría peor que la enfermedad.
Ojo: la reacción del Presidente está en línea con la necesidad de afinar la concertación entre la política económica, que traza el ejecutivo, y la política monetaria, crediticia y cambiaria que traza el BR (Sentencia C-481/99). Es punto de inflexión neoliberal porque la banca central “autónoma” es un engendro del modelo ultracapitalista imperante en Occidente… Por eso, frente a la inflación mundial, las tasas de interés de referencia suben y suben y vuelven a subir, tanto en Colombia como en Estados Unidos o la Unión Europea.
La tiranía de la banca central del mundo neoliberal está tan sincronizada en su objetivo de sacrificar el bienestar general a cambio de preservar el “libre mercado”, que ya influyentes analistas observan que la subida de las tasas, en forma encadenada, puede desembocar en estanflación global: inflación con recesión, el peor de los mundos, pues, si se ataca la inflación se causa +recesión; y si se ataca la recesión se causa +inflación.
El derrotero neoliberal en materia de inflación (subir siempre la tasa de interés), no puede ser universal, porque las circunstancias de tiempo, modo y lugar son distintas en todas partes, inclusive, tales asimetrías se reflejan también hacia el interior de cada país, en el sentido en que hay monopolios y oligopólicos que causan inflación por especulación o cartelización… para no hablar de otras variantes, como el mercadeo, el consumismo y el desperdicio, que reñirían con este sucinto análisis.
Es un contrasentido creer que el crecimiento económico sostenido deviene de sacrificar siempre al consumidor, es decir, mantenerlo en condiciones de necesidad sempiterna, en vez de crear en torno a él un círculo virtuoso: +ingreso +demanda +producción = +desarrollo económico.
No me vengan a decir que, al mismo tiempo en que la pobreza general en Colombia sube y bordea el 70% de la población, se presenta un “fortalecimiento de la demanda interna”, como afirma el BR; ni tampoco que esa política crediticia esté acorde con el crecimiento de la economía y el empleo en Colombia. La función de controlar la inflación a punta de subir y bajar la tasa de referencia, en una operación lineal, refleja comodidad o pereza intelectual de los miembros de la junta directiva del emisor.
Conclusión: El Banco de la República está incumpliendo el mandato constitucional… Y ese es el debate abierto a la academia, la jurisprudencia, la política y a la opinión pública.
Fin de folio.- El alza encadenada de las tasas de interés explica la apreciación del dólar en todo el mundo, con excepción de Colombia, en donde el culpable es Petro.
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