
POR OCTAVIO QUINTERO
El debate público y legislativo sobre las reformas sociales propuestas por el presidente Gustavo Petro se ha convertido en un pulso entre el establishment y el Gobierno del Cambio, mediado por una polarización entre clases emergentes y decadentes que chocan entre sí como la circulación de los vientos en la atmósfera. El enfrentamiento de estas corrientes sociales, a través de la historia, es irreductible, pero superable por mayorías que se alternan, subiendo y bajando, como el aire.
La democracia ha diseñado dos clases de gobierno, con sus variantes: parlamentario y presidencialista. El primero se renueva al primer choque entre las capas sociales; el segundo es más refractario y sutil, en cuanto tiene formas de participación ciudadana, pero atadas a normas casi imposibles de cumplir por los electores.
Una de ellas es la consulta popular, que piensa convocar el presidente Petro, para desatar el nudo gordiano, que él llama, “rompimiento entre el legislativo y gobierno”. Y es así.
Hay dos manares de convocar una consulta popular: una, es por iniciativa del Gobierno, y la otra, por iniciativa popular. las dos necesitan aval del Congreso. Si el poder legislativo está dominado por la clase decadente, como es el caso colombiano, luchará “a muerte” contra el Gobierno, y si le gana el pulso, se perdería tiempo precioso. En cambio, si la iniciativa popular reúne el 20 % de apoyos válidos del censo electoral, el Congreso quedará obligado a avalar la consulta propuesta.
Y todavía no pasa al otro lado: tendrá, la clase emergente que ganar la consulta, por mayoría simple, en una votación que reúna al menos la tercera parte del censo electoral. Y, aun así, no tiene nada ganado todavía porque, finalmente, el Congreso tendrá que convertir en leyes las iniciativas aprobadas. A solo un año de elecciones generales, parece supremo y desgastante esfuerzo político.
Pienso que sería mejor enfocar todo el esfuerzo, político y financiero, en concienciar a los electores que, si bien es importante tener Presidente progresista, es importante también, tener Congreso ídem. Fue lo que logró Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en México, en la elección de su sucesora, Claudia Sheinbaum.