INTERNACIONAL PROGRESISTA /
Estados Unidos está desplegando a la Policía keniana para que cumpla sus órdenes en Haití. Las fuerzas progresistas de todo el mundo se oponen a otra intervención militar.
En 1804, el pueblo de Haití lideró una revolución que sacudió el mundo, derrotando a los colonizadores franceses, liberando a los esclavizados y estableciendo la primera república negra del mundo.
Sin embargo, en los dos siglos transcurridos desde entonces la Revolución haitiana ha sido brutalmente castigada con sanciones, invasiones, ocupaciones y repetidos cambios de régimen a manos de las potencias occidentales.
Los servicios básicos se han paralizado en todo el país. Las demandas de cambio de los trabajadores haitianos se han respondido con golpes y disparos.
Ahora, los Estados Unidos preparan de nuevo una intervención militar para proteger sus intereses en Haití, pero esta vez gastan 200 millones de dólares estadounidenses para blanquear sus esfuerzos mediante una “Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad” que dirigirán 1.000 policías kenianos que ni siquiera hablan el idioma local.
En otras palabras, los Estados Unidos están enviando africanos a masacrar afrodescendientes a 12.000 kilómetros de distancia, por un módico precio que pagar al presidente keniano William Ruto.
Como era de esperar, la medida se enfrenta a una enorme oposición en Kenia. El opositor Movimiento Democrático Naranja ha dicho que la supuesta misión “debilita el espíritu del panafricanismo”. El Partido Comunista de Kenia ha prometido “luchar en las calles de Nairobi por nuestros hermanos y hermanas de Haití”. Gacheke Gachihi, del Centro de Justicia Social de Mathare y miembro del Consejo de la Internacional Progresista, ha advertido que los Estados Unidos quieren convertir a los organismos kenianos en “apéndices del imperialismo”.
El Tribunal Supremo de Kenia ha intentado bloquear el papel del gobierno de este país en la intervención, declarándola “inconstitucional, ilegal e inválida”. Pero el presidente keniano, William Ruto, ha prometido ignorar la sentencia del Tribunal y seguir adelante con el despliegue con el pleno respaldo del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
La oposición haitiana no es menos robusta. Las calles del país están llenas de ciudadanos que protestan contra el gobierno no electo de Ariel Henry, que asumió el poder tras el asesinato del anterior presidente. En febrero pasado, una vez más, ha aplazado las elecciones.
Henry ha solicitado la intervención para contrarrestar a las bandas que controlan de facto partes del país. Sin embargo, según el Comité Democrático Haitiano, la intervención sólo “protegería a los dirigentes… no al pueblo haitiano”. Los ciudadanos de Haití exigen su soberanía y su democracia, no fuerzas armadas extranjeras.
El despliegue de la Policía keniana en esta misión en Haití sería una afrenta, tanto al espíritu del panafricanismo como al compromiso de los Estados latinoamericanos y caribeños que pretenden establecer una “zona de paz”. Refleja la dependencia de los Estados Unidos de Estados clientes y representantes para que cumplan sus órdenes. Además, amenaza con agravar las ya devastadoras condiciones de vida a las que se enfrentan millones de haitianos.
Por eso la Internacional Progresista ha lanzado la campaña Manos Fuera de Haití para mantener a la Policía keniana fuera de las calles haitianas, acabar con el ciclo de intervención de los Estados Unidos y defender la soberanía haitiana.
La campaña reúne a 26 organizaciones de cuatro continentes que llaman a todos los pueblos y naciones del mundo a oponerse a la última intervención de los Estados Unidos en Haití.