POR ALEJANDRO QUINTERO GALEANO
No cesan los ataques de todo tipo por los sectores de derecha y ultraderecha contra la presidencia de Gustavo Petro y el Gobierno del Cambio. Continúa la avanzada del fiscal Francisco Barbosa y la procuradora Margarita Cabello como puntas de lanza, seguidas de los medios masivos de comunicación como Semana, Blu, La FM, RCN, Caracol, quienes abiertamente tienen un plan de golpe blando en marcha. Ahora, justo después del escándalo de Ecopetrol en el que se encuentran vinculados prestigiosos personajes del sector de oposición –‘gentes de bien’-, se monta todo el espectáculo de Nicolás Petro, de su corrupción en la Costa Caribe, intentando torcerle el cuello, para elaborar una construcción de unos supuestos ingresos de dineros ilegales a la campaña de su padre, postulado que no les ha podido cuajar y por el contrario, se ha caído como castillo de naipes, develando eso sí, la turbiedad de la política costeña con los Char a la cabeza y las conductas delictivas del señor Nicolás Petro. Sin embargo, sabemos, seguirán buscando y batallando por su finalidad: derrocar al gobierno.
Sabíamos que este proceso de intentar el cambio en Colombia iba a ser difícil. Efectivamente transcurrido este primer año de gobierno, se demuestra cómo los sectores de poder, que han cooptado el Estado –hoy en la oposición- están trabajando coordinadamente para bajar al Presidente y sus molestos funcionarios, o en su defecto, interponer todos los obstáculos posibles para no dejarlo gobernar.
Sabemos lo que ha significado la cooptación del Estado, de sus instituciones, por estos sectores políticos, económicos y de la fuerza pública asociados al narcotráfico, sectores que han hecho de la política un nido de corrupción en pro de sus intereses particulares y en contra de los intereses de la población colombiana. Hoy por donde quiera que se intenta el cambio con el nuevo gobierno se encuentra la podredumbre de las administraciones anteriores, ejemplos múltiples, como los casos de Ecopetrol donde los ‘sectores de bien’ se robaron 80 millones de dólares[1], el de la Sociedad de Activos Especiales (SAE) donde se ha encontrado una gran irregularidad en el manejo de los bienes decomisados a la mafia con una pérdida de aproximadamente 25 billones de pesos, donde incluso se encuentra vinculada la madre del expresidente Duque, Juliana Márquez “alias la madrina”[2],[3]; el caso del escándalo OCAD Paz donde se robaron 500 mil millones de pesos de la paz[4] durante el gobierno de Iván Duque. Se estima que: “el robo a los gobiernos por parte de las redes de la ultraderecha y la derecha uribista y santista alcanzó una cifra superior a los 50 billones de pesos anuales (15 mil millones de dólares) un infierno de plata con el que se pudieron resolver muchos problemas sociales de millones de personas golpeadas por la pobreza multidimensional”[5].
La putrefacción no se encuentra solo en los asuntos económicos, sino también en el manejo de la justicia y de los organismos de control, ha sido más que evidente el manejo sesgado de la justicia en manos de Barbosa, tapando los grandes escándalos de sus patrones, como los casos de la Ñeñepolítica, Odebrecht, Ecopetrol, paramilitarismo, falsos testigos, los doce apóstoles, etc., donde están involucrados directamente, entre otros, Álvaro Uribe Vélez, Santiago Uribe Vélez, Néstor Humberto Martínez e Iván Duque; y por el contrario, agilizando y acomodando vertiginosamente todas aquellas investigaciones que perjudiquen al nuevo gobierno, incluso se dice filtrando información a la revista Semana. Otro tanto similar, podemos decir de las actuaciones tendenciosas de la procuradora Margarita Cabello; así como, de los miembros de la Comisión de Acusaciones de la Cámara, el Consejo Nacional Electoral CNE, etc. El poder de las mafias y la corrupción en los gobiernos anteriores, durante los más de 30 años de entrada en vigencia de la nueva Constitución, se han sabido hacer con el control de estas importantes instituciones para asegurar su impunidad.
Por ello, la conmoción y el terror que les produce el nuevo gobierno. No únicamente por el cambio del modelo de desarrollo económico del neoliberalismo a la social democracia que busca una apertura democrática en el país, quitándoles privilegios (auto adjudicados en sus gobiernos) con las reformas sociales propuestas; sino, por lo que les implica la lucha contra la corrupción, el narcotráfico, el paramilitarismo, las bandas ilegales, las rentas ilícitas, la impunidad en la justicia. Los avances en verdad, justicia y reparación adelantados por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), las revelaciones de la Comisión de la Verdad, con su Informe Final, las audiencias públicas de los militares en el macro caso de ejecuciones extrajudiciales por los agentes del Estado denominados “falsos positivos”, las declaraciones de Mancuso, la búsqueda del cumplimiento al Acuerdo de Paz, firmado en el Teatro Colón en el año 2016 entre el Estado y las Farc-Ep, con la restitución de tierras a los campesinos, etc., situaciones que develan sus manejos corruptos, su relación con el narcotráfico, el paramilitarismo, el delito y su responsabilidad en asesinatos, masacres, desplazamiento de poblaciones, desapariciones, delitos de lesa humanidad, todo esto hace que cada decisión del Gobierno del Cambio signifique para ellos una amenaza directa que, por lo tanto, se debe por todos los medios, legales e ilegales, atacar con su vasto arsenal y experiencia.
Lo que llama la atención, recordando a Martin Luther King, fuera de la maldad de estos malos, es la indiferencia de los buenos, incluso –de hecho- la aprobación por algunos de ellos. Para ejemplificar un poco más el caso colombiano, pudiéramos decir que incluso esos sectores hasta justifican las políticas de exterminio nazi, muchas de las cuales han utilizado los grupos paramilitares en nuestro país (hornos crematorios, desmembración, desaparición de cuerpos, etc.), en una situación similar a lo que Hannah Arendt denominó “La Banalidad del mal”.
Todo como consecuencia (es mi tesis) de varios factores para la población general: un bajo nivel educativo, dado no únicamente por la escasa cobertura en educación técnica y superior en el país, sino por la superficialidad del conocimiento (así se llegue al nivel profesional), el predominio de la técnica, la memoria y la repetición, la carencia de reflexión, crítica, análisis de contexto, la falta de conocimiento en historia y el poco amor por la lectura. Una influencia nefasta de cierta tendencia de la moral católica en el país, desde la escuela y los púlpitos religiosos, como lo demostró el reciente caso de Óscar Iván Zuluaga cuando el sacerdote Arturo Uría justificó la comisión del delito bajo la figura de la “restricción mental”[6], se debía ocultar la verdad, para protegerse él y su familia; como lo fueron también, los casos de monseñor Ezequiel Moreno Díaz (hoy santo) quién expresaba abiertamente, en la época de la Guerra de los Mil Días, que el liberalismo era pecado y por lo tanto era lícito matar a los liberales; de monseñor Miguel Ángel Builes otro sacerdote ultraconservador, machista y antiliberal cuya posición desde el púlpito a favor de que el liberalismo era pecado contribuyó a aumentar la Violencia bipartidista de mitad del siglo XX; el padre Gonzalo Javier Palacio Palacio miembro del grupo paramilitar Los Doce Apóstoles[7] o las posiciones ultra consevadoras en contra de los sacerdotes practicantes de la Teología de la Liberación por el arzobispo y cardenal Alfonso López Trujillo[8]. La influencia del individualismo, la teorías de auto superación (auto explotación), el consumismo y la competencia derivado del neoliberalismo, la influencia del internet y las redes sociales en el culto a lo externo y lo banal[9]; y la intromisión de la cultura traqueta que desde la época de Pablo Escobar llegó para quedarse, sobre todo en la cultura paisa, con el atajo moral, todo se puede comprar y vender (“plata es plata”), la justicia, el amor, la belleza, la familia, los trámites, los éxitos, el poder.
La combinación de estos elementos de nuestra historia estructurales, ideológicos y culturales, es lo que permite que, muchos de nuestros profesionales, técnicos y personas del común, sin importar su estrato social, justifiquen, no se interesen o asuman una posición supuestamente neutral, desconociendo que “si eres neutral en situaciones de injusticia significa que has elegido el lado del opresor”,como lo expresó Desmond Tutu.
Hoy nos domina el rezago ideológico-cultural del pensamiento superficial, el miedo al conocimiento, la ciencia, al liberalismo filosófico, al intercambio de ideas (de religión y política es mejor no hablar), el odio al que tiene ideas contrarias (relación amigo-enemigo), el dogmatismo, el miedo al “monstruo del socialismo y comunismo”, el amor al dinero fácil, al consumismo e individualismo, el atajo moral, la pasividad social y falta de creencia en la posibilidad del cambio que tenemos en nuestro actuar –concretada en la consabida frase: “lo que dios quiera”-; con lo cual, muchas/os callan, justifican o apoyan las aberraciones cometidas por la derecha y ultraderecha en contra de nuestra población, de nosotras/os mismos, con sus leyes injustas que nos implican; justifican sus alianzas, sus delitos, su corrupción, sus métodos violentos, en lo que se puede catalogar como un infantilismo intelectual, moral y político.
Esos sectores de derecha y ultraderecha que hoy se encuentran en la oposición, pero que continúan con el poder, el Estado cooptado, saben lo que han cultivado en las mentes durante nuestra historia republicana, y por ello, intentan recogerlo a través de sus medios masivos de comunicación.
[1] https://www.youtube.com/watch?v=eHijAInI_Rg&t=10s&ab_channel=Bandalos
[2] https://barrancabermejavirtual.net/2023/03/21/duque-corrupcion/
[3] https://voragine.co/la-madrina-asi-llamaban-a-la-mama-de-ivan-duque-en-la-red-de-mario-castano/
[4] https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/el-escandalo-de-ocad-paz-en-que-consiste-que-evidencia-hay-y-que-huecos-tiene/
[5] https://www.elunicornio.co/salio-por-fin-el-ocad-paz-del-pantano-de-la-corrupcion/
[6] https://contextomedia.com/oscar-ivan-zuluaga-y-la-teologia-de-la-mentira/
[7] https://www.lanuevaprensa.com.co/component/k2/el-cura-de-las-dos-biblias
[8] https://edicioneshispanicas.com/alfonso-lopez-trujillo-el-momento-mas-oscuro-de-la-iglesia-en-colombia/
[9] https://www.bloghemia.com/2019/11/por-que-la-revolucion-ya-no-es-posible.html
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