Colombia, un largo itinerario de estancamiento

POR ARMANDO PALAU ALDANA

Encontré y compartí en las redes sociales, un documental de Raquel de la Morena sobre ‘La teoría de la estupidez’ del alemán Dietrich Bonhoeffer y del italiano Carlo Cipolla ‘Leyes básicas de la estupidez’: subestimamos el número de estúpidos en circulación, es independiente de cualquier otra característica (nivel cultural, riqueza o estatus), causa pérdidas a todas las personas y es impredecible, el relacionamiento con ella es un error costoso por ser incomprensible, y no hay nada más peligroso que los estúpidos con poder.

“Entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consiente, hay una cierta complicidad vergonzosa”, dijo Víctor Hugo y “si hay un idiota en el poder, es porque quienes lo eligieron están bien representados”, advirtió Mahatma Gandhi, de tal suerte que quienes se rebelan contra el consuetudinario poder no pertenecemos a esta gama de estúpidos que lo perpetúan, aunque no basta. Gaitán precisó: “Nos hallamos apenas en el período inicial de toda revolución: la emoción. Por eso no somos revolucionarios sino simplemente rebeldes, es decir inconformes”.

De tal suerte, que Colombia viene de un largo itinerario de estancamiento. Los vientos de cambio gubernamental del Liberalismo radical (1863 a 1886), fueron opacados por el contubernio entre la moderada alianza política conservadora y la Iglesia católica con complicidad de los liberales “convivialistas”, dando paso a la hegemonía goda que surca la historia del país hasta 1930 en medio de la Guerra de los Mil Días, que entró en declive con la masacre de las bananeras de la United Fruit Company (1928), el excesivo endeudamiento y la recesión económica.

La República Liberal de los radicales construyó vías de comunicación (caminos, navegación a vapor, ferrocarriles), el telégrafo eléctrico, fortalecimiento agroexportador para las bonanzas del tabaco, añil, quina y café, la desamortización de bienes de manos muertas concentrados en la Iglesia, la reforma educativa con la moderna Misión Pedagógica Alemana y la fundación de la Universidad Nacional, pero el Frente Nacional (1958 a 1974) entre liberales y conservadores, aprobado por plebiscito popular nos llevó al receso.

Radiografía de la desigualdad (Oxfam, 2017), indica que en Colombia: el 1 % ocupa 81 % de la tierra, mientras el 99 % ocupa tan solo el 19 %, y el 64 % de los hogares campesinos no cuenta con su propio terruño; ese mismo 1 % más rico de los colombianos concentra el 20 % de los ingresos del país. Esa élite convive con el paramilitarismo para enfrentar a los grupos subversivos en sus extensos latifundios, roba el petróleo, es el beneficiario de los subsidios agrícolas, y es el dueño de los grandes medios de comunicación, matones de la desinformación.

Una élite aliada con los gamonales electorales que ciertamente retomaron el poder local en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, siendo los distritos y municipios eslabón de los mayores empleadores, cuenta ahora con la posibilidad de atender las expectativas de miles de desempleados que se ven forzados a engrosar el clientelismo, de ahí que resulte comprensible pero no aceptable, que una parte del pueblo barranquillero que reeligió al cuestionado clan Char en un distractor de masas como el futbol, haga coro a la estupidez.

La expectativa de transición gubernamental hacia el cambio de 11 millones 292 mil votantes que representan el 50,4 % con un medio millón de votos (2,2 %), fenómeno de sufragio protesta que en las elecciones regionales de 2019 llegó a un millón de votos y en las pasadas de octubre bajo a 982 mil, requiere ejecutorias rápidas con el vigente ordenamiento constitucional, que establece como eje la prevalencia del interés general y la dirección e intervención de la economía a cargo del Estado en la explotación de los recursos naturales y producción de bienes y servicios.

Es mandato constitucional racionalizar la economía con el objetivo de conseguir el bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la población como finalidades sociales del Estado, para satisfacer las necesidades de salud, educación, saneamiento ambiental y agua potable, siendo el gasto social en los planes y presupuestos de las entidades territoriales, el prioritario sobre cualquier otra asignación, por ello es clave nuestra intervención en los planes de desarrollo territorial que se aprobaran el venidero semestre.

La puja para las reformas aumentará con esta nueva geografía electoral, se acaba el tiempo, por ello es tiempo de ejecutar a toda marcha los presupuestos para combatir la pobreza. Un inédito que grabó Carlitos Gardel en Barcelona (1928) fue ‘Oiga patrón’ de Gerardo Alcázar musicalizado de Francisco Betoret y Jaime Planas que dice: “Oiga por favor, pulpero / Que yo soy un pobre criollo, / A quien ya le busca el hoyo / Desde que ella se me fue. / Eche vino y caña fuerte. / No tema que he de pagarle, / Tengo priendas pa´ dejarle / Y hasta el alma empeñaré”.