POR OCTAVIO QUINTERO
Todo cambio conlleva crisis, cuando ni lo viejo termina de morir ni lo nuevo acaba por nacer. En ese interregno, el cambio puede naufragar al vaivén del escepticismo.
Con este mismo ‘lead’ encabecé la columna del 30.05.2022, cuando el hoy presidente electo, Gustavo Petro, ganó la primera vuelta. Pues, conocidos los resultados del 19.06.2022, la validez del planteo traza un pronóstico que suscita un futuro inmediato en Colombia lleno de esperanza pero, también, de dificultades.
Enfocar la solución de los problemas de viejo y nuevo cuño que aquejan al país es la propuesta del cambio real que en las últimas semanas de campaña marcó la competencia y movió las agujas en favor de Petro por una votación que, si bien la diferencia es clara (700.767 votos), deja al país dividido por la mitad: 11.280.925 (50,44%) versus 10.580.158 (47,31%).
El mandato no es contundente. El mismo Presidente electo lo reconoce al renovar su llamado a un acuerdo nacional y, especialmente, decir que su gobierno será “capitalista”, un mensaje al oído del gremio de empresarios que, todos a una, validos de los medios de comunicación más potentes del país, también todos a una, arreciaron contra sus propuestas de cambio resumidas en un término que lo dice todo: justicia social que implica revolcar el modelo neoliberal impuesto en Colombia a rajatabla, en el que la especulación financiera reemplazó por completo al sector real de la economía; y entonces tendrá que sacar avante en el Congreso reformas como la tributaria, laboral, pensional, de salud, para solo mencionar las principales, en donde las fuerzas progresistas no tienen mayoría. Agréguese poner en marcha plena el Acuerdo de Paz. Es aquí donde se configura el segundo presagio del planteo inicial: el cambio puede naufragar al vaivén del escepticismo.
Su discurso de triunfo, mandó unos mensajes categóricos: en lo nacional, le dice a la Procuradora General de la Nación que restituya en sus puestos a los alcaldes suspendidos porque, no lo dijo pero es así, no tiene competencia para sancionar a un funcionario público de elección popular; y a la Fiscalía le solicita liberar “a nuestra juventud”, refiriéndose a la batida de jóvenes de la llamada Primera Línea detenidos en la víspera electoral. En el campo internacional, y raro que los medios no destaquen el mensaje, Petro habla de una Latinoamérica unida al compás de sus orígenes indígenas y mestizaje, en clara distinción al origen anglosajón de Estados Unidos. Es importante el punto porque acaba de pasar la Cumbre de los América con sede en California en donde el anfitrión, Joe Biden, excluyó a Cuba, Venezuela y Nicaragua, presididos por gobiernos distantes de Washington.
Resumen
La confrontación política no terminó el pasado domingo 19 de febrero. La petrofobia ha logrado construir una coalición de recalcitrantes gremios empresariales capaces –casi, esta vez– de sacrificar al país en la hoguera de sus ambiciones, apoyados por un puñado de “periodistas” incendiarios.
La elección de Petro apenas es el comienzo del cambio. El proceso será duro. Los ojos de los esperanzados y, sobre todo de los desesperados, estarán encima; brotarán como maleza las argucias hasta de debajo de las piedras.
La resistencia al cambio es natural. Es el miedo que se creó en torno a Petro y que ahora se hace patente en los que sienten que van a perder el poder detentado años ha… Sus últimos restos los activarán a través de su infraestructura política (mayoría en el Congreso) y mediática, nacional e internacional, capaz de enervar el cambio. Lo hemos visto ya. Que nadie dude que Colombia entra, a partir de la nueva administración, en un terreno minado por los viudos del poder, más en este país, graduado por Estados Unidos, Summa Cum Laude, aliado estratégico de la OTAN.
Fin de folio.- Un recién nacido es angelical por lo ingenuo. Quien crea que Estados Unidos está ayudando a preservar la paz mundial, armando a Ucrania contra Rusia, es tan, o más angelical.
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