RESUMEN AGENCIAS /
El presidente Gustavo Petro cuestionó la creación de un distrito en una formación de tierra que surgió frente a la ciudad colombiana de Leticia.
Una vieja disputa territorial entre Colombia y Perú en el río Amazonas escaló este martes 5 de agosto por la creación de un distrito peruano en la isla de Santa Rosa, una formación de tierra que surgió después de los tratados limítrofes de hace un siglo.
El presidente Petro se apersonó del tema y acuso al Gobierno de facto de la ultraderechista Dina Boluarte de “copar un territorio” que, dice, le pertenece a Colombia.

Anunció por ello que esta delicada situación limítrofe lo llevo a mover las conmemoraciones de este jueves 7 de agosto por el de la Batalla de Boyacá.
El mandatario hablará ese día en la ciudad amazónica y fronteriza de Leticia, a unos 1.000 kilómetros del sitio donde Simón Bolívar selló la independencia en 1819 y justo el lugar que, tras una pequeña invasión peruana, desencadenó en 1930 el único conflicto bélico que ha tenido Colombia con un país vecino.
“Han aparecido islas que están al norte de la actual línea más profunda, y el Gobierno del Perú acaba de apropiárselas por ley”, denunció el Presidente en su cuenta en la red social X. “Esa acción unilateral y violatoria del tratado de Río de Janeiro [de 1934] puede hacer desaparecer a Leticia como puerto amazónico, quitándole su vida comercial”, explicó.
La isla de Santa Rosa (unos 3.000 habitantes), que cada vez se acerca más a la costa colombiana, está justo en la triple frontera con Brasil. Leticia es el punto de entrada de Colombia al río más caudaloso del mundo, y un importante centro comercial y de transporte.
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La Cancillería colombiana emitió un comunicado en el que señala que los territorios que han surgido sobre el río desde los tratados de 1922 y 1929 deben surtir “un proceso de asignación de común acuerdo”.
Agrega el pronunciamiento oficial que “durante años, Colombia ha sostenido la necesidad de que se realice el trabajo binacional para la asignación de islas, y ha reiterado la posición de que la ‘Isla de Santa Rosa’ no ha sido asignada a Perú”. Según la Cancillería, ambos países se encontraban en un proceso de diálogo que se paralizó hace unas semanas, cuando Perú sancionó la ley que crea el Distrito de Santa Rosa.
Entre tanto, El Gobierno de facto de Boluarte respondió con una protesta frente al pronunciamiento de Bogotá.
En un comunicado señala: “El Gobierno del Perú expresa su más firme y enérgica protesta respecto a las declaraciones del Gobierno de Colombia con relación a los derechos soberanos y actos de jurisdicción que ejerce legítima y legalmente el Perú de manera pública y permanente hace más de un siglo sobre la integridad de su territorio nacional”.
Una disputa de larga data
La Isla de Santa Rosa es solo uno más de una serie de cambios morfológicos que están generando problemas en la frontera, que allí transcurre por el río Amazonas. De esas formaciones, es la que ha adquirido un mayor perfil a raíz de su ubicación frente al puerto de Leticia. El año pasado, la tensión escaló cuando un diplomático colombiano se quejó al respecto en una reunión local con autoridades peruanas. En el Festival de la Confraternidad Amazónica, el titular de la Dirección de Soberanía Territorial de la Cancillería habló de una “ocupación” peruana de la isla. Lima mandó una nota de protesta y, en ese entonces, fue Bogotá la que se disculpó. Ambos países limaron asperezas a nivel ministerial y la crisis se resolvió rápidamente.
Después, a principios de julio de este año, vino la promulgación de una ley peruana que establece la creación de Santa Rosa como un distro de la región de Loreto. En un comunicado, el Congreso de ese país señala que la norma apunta a “fortalecer la presencia del Estado, mejorar la provisión de servicios públicos, y consolidar la soberanía en una zona crítica de frontera internacional”.
Las relaciones entre ambos países son tensas desde diciembre de 2022, cuando el Congreso peruano destituyó a Pedro Castillo. El presidente Petro consideró la decisión como “un golpe de Estado” y retiró a su embajador.
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Desde entonces Boluarte, que se apoyó en sectores de la ultraderecha fujimorista para hacerse del poder ejecutivo, denunció “injerencias” y tomó la misma medida en reciprocidad.
Aunque no se han roto las relaciones diplomáticas entre Bogotá y Lima las respectivas embajadas han venido estando por encargados de negocios. Los tibios acercamientos de los últimos meses apenas dieron resultados.
El desencuentro se agravó con el rechazo de Colombia y México a que Perú asumiera la Presidencia temporal de la Alianza del Pacífico y las críticas de Petro al Gobierno de facto y sistema judicial peruano.