Corea del Sur: un giro a la izquierda emerge tras grave crisis política y destitución presidencial

Lee Jae-myung, nuevo mandatario de Corea del Sur.

RESUMEN AGENCIAS /

Corea del Sur cambió su rumbo político con las elecciones presidenciales anticipadas, realizadas el pasado martes 3 de junio. El Partido Democrático (centroizquierda) ganó los comicios con el candidato Lee Jae-Myung, que venció al conservador Kim Moon-soo, del Partido del Poder Popular (PPP). Estos comicios tuvieron lugar tras meses de una profunda crisis política por la destitución de Yoon Suk-yeol.

El nuevo presidente de Corea del Sur, el centroizquierdista Lee Jae-myung, comenzó este miércoles 4 de junio de forma oficial su mandato de cinco años.

La contienda electoral en Corea del Sur enfrentó dos modelos opuestos de nación, con repercusiones clave para su política exterior y su equilibrio regional en Asia.

Perteneciente al Partido Democrático (PD), Lee tomó posesión del cargo de forma inmediata luego de unas elecciones adelantadas por la destitución de Yoon Suk-yeol de la Presidencia debido a su fallido intento de instaurar la ley marcial a finales de 2024.

La caída de Yoon no es solo el final abrupto de una Presidencia polémica, sino también un hecho con pocos precedentes. Se convierte en el segundo mandatario conservador en ser destituido mediante acusación parlamentaria, tras Park Geun-hye en 2017. Su apuesta por declarar la ley marcial el pasado diciembre, en un intento de reconfigurar el tablero político ante la falta de apoyos parlamentarios y la caída en popularidad, fue un movimiento desesperado. El fracaso de ese golpe institucional selló su destino político y el de su partido.

El nuevo presidente Lee Jae-myung no llega solo. Tras las elecciones legislativas de abril, el Partido Democrático cuenta con una holgada mayoría en la Asamblea Nacional, lo que le permitirá desplegar su programa sin grandes obstáculos. Su Gobierno buscará revertir muchas de las reformas regresivas impulsadas por Yoon, especialmente en el ámbito económico y laboral.

Pero más allá de las cuestiones internas, el cambio de rumbo se notará especialmente en política exterior.

Corea del Norte, la gran línea divisoria

La política hacia Corea del Norte continúa siendo el principal clivaje entre los dos grandes bloques ideológicos surcoreanos. Mientras los conservadores del PPP apuestan por la confrontación y la presión militar, los socioliberales del Partido Democrático defienden la llamada Política del Sol: acercamientos diplomáticos, cooperación económica y una hipotética reunificación bajo el principio de “un Estado, dos sistemas”.

Con Lee en el poder, es esperable un nuevo intento de relanzar el diálogo intercoreano, reducir la tensión militar y retomar proyectos paralizados como la zona industrial conjunta de Kaesong o los encuentros entre familias separadas por la guerra.

¿Tensiones con Estados Unidos y Japón?

Aunque Lee Jae-myung no plantea romper la histórica alianza con Estados Unidos ni cuestionar la presencia de tropas norteamericanas, sí ha dejado claro que buscará una mayor autonomía estratégica. Esto podría traducirse en roces con Washington en varios frentes: desde la renegociación del costo de las bases militares, hasta una postura más prudente frente a China y menos beligerante hacia Pyongyang.

Además, se anticipan tensiones renovadas con Japón. La gestión de Yoon había favorecido la cooperación trilateral entre Seúl, Tokio y Washington, algo que podría verse afectado bajo la nueva Presidencia.

A nivel internacional, la victoria de Lee es también una mala noticia para Donald Trump. El mandatario estadounidense había mantenido buena sintonía con Yoon y su visión de una derecha dura y alineada con la agenda trumpista. La caída del PPP en Corea del Sur representa, por tanto, un golpe a sus aspiraciones de consolidar un bloque conservador internacional en Asia Oriental.

El regreso del Partido Democrático al Gobierno marca un nuevo ciclo político en Corea del Sur. El país encara esta etapa con una mayoría legislativa estable, un mandato renovado y una agenda que busca reducir la polarización interna y rebajar la tensión regional.

Lee Jae-myung tendrá por delante el reto de gobernar con pragmatismo, reconstruir puentes dentro y fuera del país, y evitar que el péndulo político vuelva a oscilar con violencia en las próximas contiendas electorales.